—Cedric y Liam vendrán conmigo. Esto será el final de todo —dijo Abby con severidad—. Se sintió muy contenta de que su voz no temblara, porque sus manos sí lo hacían.
—¡¿Ahora me estás desafiando?! —La Anciana Rosa estaba furiosa—. Esto era una humillación, pero Abby aún no había terminado con ella.
—Yo soy la Serafín. El consejo de ancianos son los asesores del Serafín —Abby apretaba los dientes, su cuerpo estaba temblando—. No podía sentir sus pies y temía desplomarse justo allí y entonces debido a lo abrumada que estaba cuando terminó sus palabras—. Debo recordarte una vez más que toda la decisión está en mi mano. No tienes ningún derecho a decirme qué hacer, ¡y mucho menos a amenazarme!
—Esta debe ser la primera vez que Abby desafía abiertamente a los ancianos en público, frente a tantos ojos de los caballeros.