—Ella no es mi bebé —dijo Iris después de ver al bebé en los brazos de Caña—. ¿Dónde está mi bebé? Caña, ¿dónde están nuestros bebés? Esta no es Rora. —Iris estuvo en silencio durante un rato antes de mirar a su alrededor—. Caña, tenemos dos bebés, pero ¿por qué solo hay uno? ¿Dónde están nuestros bebés?
Caña sintió como si alguien le hubiera apuñalado con un cuchillo romo. Sus sentimientos amenazaban con salir en una gran ola, pero los reprimió, porque no había nada que pudiera hacer sino evitar derrumbarse.
—Están durmiendo en la sala de cuidado infantil —dijo Caña suavemente y tiró de sus mangas—. Vuelve a la cama, ¿de acuerdo? Si te enfermas de nuevo, no podrás darle de mamar a nuestros bebés.
Iris lo miró y luego al bebé en sus brazos y luego a él de nuevo. Apuntó sus labios, pero luego volvió a mirar a su alrededor.