—¿Cómo está ella? —preguntó Caña a Gracia—. Sostenía a la bebé Rora en sus brazos, que no dejaba de llorar. Tenía hambre, pero Iris se había sumido en un sueño profundo, había tenido fiebre alta desde anoche después de terminar con el funeral.
—Ella estará bien —dijo Gracia—. No puedo usar mi poder, así que alguien necesita alimentarla constantemente con la medicina, pero tiene un efecto secundario...
—¿Cuál es ese? —Los ojos de Caña se oscurecieron un poco.
—Con la medicina, la luna no puede amamantar a Rora —respondió Gracia—. La miró al alfa apenada.
—¿Qué más? —Caña preguntó con voz profunda. Estaba tratando de calmar a Rora, pero no había nada que pudiera hacer, porque la bebé tenía hambre.