—Quiero escuchar su voz. Solo quiero escuchar su voz...
Na sabía la razón que tenía, parecía tan absurda e ilógica. No valía ni siquiera la molestia que creaba por todo este reino para no destruir completamente a Decrático, para darle a esa alma maligna la oportunidad de ser revivida de nuevo, solo por su deseo egoísta y tonto de poder ver a su ser amado.
Porque su existencia y la de Decrático estaban ligadas, si todavía había una oportunidad para que el último reviviera, también la había para la primera.
—Desde el principio supe que el licántropo era malas noticias para ti —dijo Rei a través de sus dientes apretados—. No le gustaba el licántropo, pero no podía hacer nada ya que Na parecía tan feliz siempre que estaba con él, ella parecía tan radiante y aún más hermosa de lo que ya era.
Casi parecía que había un cielo estrellado entero en sus ojos cada vez que miraba a esa criatura maldita.