Sunny permaneció bajo el árbol sagrado durante un rato, mirando en silencio la niebla. El viento frío soplaba desde más allá de la isla, trayendo consigo un escalofrío insidioso. El silencio solo se rompía por el susurro amortiguado de las hojas.
Sus pensamientos eran oscuros.
No sabía cuánto tiempo había pasado, exactamente, cuando algo pareció cambiar en el mundo. Sunny dejó escapar un suspiro silencioso y se levantó, abrazándose a sí mismo para preservar el poco calor que quedaba antes de que escapara en la niebla.
Mirando hacia abajo, se quedó un par de momentos y luego dijo sombríamente:
—Así que finalmente estás aquí.
Al principio no hubo respuesta.
Luego, la niebla se movió ligeramente, revelando una vaga silueta que había estado oculta por su velo fluido. Un espectro hecho de niebla estaba de pie en la cubierta del Rompedor de Cadenas, a solo metros de distancia. Sus ojos azules inhumanamente fríos lo miraban sin expresión alguna.
Sunny sonrió oscuramente.