—Huele mal.
Effie una vez más parecía que iba a enfermarse, esta vez por todo el humo que se desprendía desde el interior de la Isla del Naufragio, donde los restos carbonizados de la Raíz Alimentada por la Sangre aún humeaban después de ser asesinados... por ella.
Sunny se burló.
—Mira quién se queja.
Él estaba jugueteando con un fragmento de alma Trascendente, pero la cazadora fue quien acabó con el verdadero premio —había una lanza extraña en su mano. Su asta estaba hecha de madera gris, pero la punta de la lanza brillaba con un color carmesí profundo, como si hubiera sido forjada en sangre.
Effie puso una cara.
—Bueno, sí. Es una buena lanza. La criatura absorbió la sangre de Solvane, ¿verdad? Así que es como una herencia del guerrero más grande de la secta. Pero, Sunny... ¿cuál fue la única pregunta que te hice al comienzo de nuestro viaje?
Él frunció el ceño, tratando de recordar.
—Eh... ¿si la criatura que necesitaba matar era comestible?