Proyectada en la pared, una lánguida belleza de jade con una cintura delgada y largas pestañas estaba atravesando un laberinto de coral carmesí, su voluptuosa figura apenas cubierta por un atuendo de algas enredaderas. Un adolescente de unos trece años corría a su lado mientras gritaba:
—¿¡Estás loca?!
Sentada en el sofá cerca de la verdadera Estrella Cambiante, Lluvia sentía como si se hundiera en la tierra. A medida que pasaba la película, sus mejillas se iban tornando lentamente rojas como un tomate. La hija del Claquinmortal, por el contrario, se volvía cada vez más inexpresiva y carente de emoción. Ya para ese momento, su rostro estaba tan quieto que parecía paralizado.
Lluvia aclaró su garganta con torpeza.
—Uh… ahora que lo pienso, la actriz que eligieron no se parece en nada a ti. ¡Eres mucho más bonita!
Nephis se movió y miró hacia abajo brevemente. Luego, dijo con indiferencia:
—Gracias.
Después de un rato, añadió: