"Izquierda en la cima del montículo alto de coral carmesí, Cassie se quedó sola en la oscuridad.
Ahora que la Bailarina Silenciosa había dejado su lado, ella volvió a ser su anterior yo.
Perdida.
Débil.
Atemorizada.
Absolutamente indefensa.
La opresiva nada la rodeaba desde todos los lados.
Pero esa nada estaba llena de sonido.
Se hinchó con la ensordecedora cacofonía del ataque de la horda de pesadillas. Cassie escuchó aullidos, rugidos, gritos inhumanos, chillidos y el raspado de la quitina.
Escuchó el clamor del acero y el sonido de la carne al ser desgarrada.
También escuchó innumerables voces humanas clamando a cualquier tipo de deidad que pudiera salvarlos. Llenos de furia, agonía, valentía, miedo, resolución, tristeza, fuerza, impotencia, esperanza, fe, desespero, incredulidad.
Los escuchó morir.
Poniéndose por encima de todo, Cassie tembló. Quería presionar sus manos contra sus oídos, pero no lo hizo.
Su terrible visión se estaba haciendo realidad...