Mientras no era un problema hablar a sus espaldas de las mujeres de otra gente, Finn no respondió.
—¿Qué pasa? ¿Recuerdos? —Un novato como Finn podría haber sido aprovechado por Mónica —pensó Nox—. No se atrevía a imaginarlo.
—No —dijo Finn—, no sentí nada.
—¿Qué? —Los ojos de Nox se abrieron de par en par.
No podía recordar siquiera qué hicieron aquella noche. En su memoria, él simplemente estaba desahogándose. Cualquier otra mujer habría tenido la misma experiencia.
—Voy a volver a mi habitación a descansar. Llámame si pasa algo con el Cuarto Maestro. —Finn se marchó indiferente.
Nox observó cómo se iba Finn, notando su expresión fría.
No pensaba que le estuviera mintiendo. Sin embargo, lo que Finn dijo que había experimentado era imposible. Nox había estado con incontables mujeres y podía saber de un vistazo cómo eran en la cama. Mónica era definitivamente la mejor del mundo. ¡¿Pero Finn no sintió nada?! ¡Debe haber algo muy mal en el cuerpo de Finn!
…