—Pero siempre he llegado tarde a casa, incluso desde que era joven.
—Todavía tienes el descaro de estar orgullosa —dijo Gary severamente.
Monica hizo pucheros.
—Ve a ponerte las zapatillas. Es finales del otoño. ¿No tienes frío? —Gary estaba sin palabras.
Monica se apresuró a la entrada y se cambió a un par de zapatillas.
—Ni siquiera sabes cuidar de ti misma.
—Por eso confío en ustedes para el resto de mi vida —Monica sonrió brillantemente.
Ya que sus relaciones no iban tan bien, sentía que estaría sola por el resto de su vida. Ahora, tenía que complacer a sus padres para no ser echada de la casa.
—Estás hablando tonterías otra vez —dijo Gary.
—Papá —ella pidió y se sentó junto a su padre.
Lo que Gary no podía soportar más era su acto repentino de obediencia. Ella perdería sus principios cada vez.
—No me casaré con Michael, ¿de acuerdo?
—Dijiste que
—Realmente no me gusta. Temo que después de casarme con él, termine como Finn en aquel entonces.