Samuel mostró una verdadera preocupación en sus ojos mientras la ayudaba a levantarse. Se quitó la camisa y cuidadosamente cubrió su cuerpo expuesto. Su amable gesto contrastaba fuertemente con la violencia que había ocurrido momentos antes.
—¿Estás bien? —preguntó, manteniendo su voz lo más suave posible.
Elsa, con el corazón cargado de gratitud, asintió en respuesta. Si él hubiera llegado un poco tarde, aquellos hombres la hubieran violado frente a su hermano. Ella se aferró a la camisa con fuerza, usándola para protegerse tanto como fuera posible, sintiéndose vulnerable y expuesta frente a Samuel.
Al percibir la inquietud de Elsa, Samuel cambió rápidamente su atención hacia Jasper, quien había sido sometido a un abuso brutal.
—¿Estás bien? —preguntó, mostrando una preocupación compartida por su grave situación.
—No te preocupes por mí —dijo Jasper—. Apúrate y desátame. Busca la llave en sus bolsillos —asintió hacia los hombres que yacían inconscientes en el suelo.