Cuando llegaron a casa, Abigail lo llevó al baño de inmediato y lo hizo sentarse en un taburete mientras sacaba el botiquín de primeros auxilios.
Sacó líquido antiséptico y un pedazo de algodón para limpiar sus heridas. Limpió con cuidado el corte sobre su ceja.
—¡Sssssshh…! —retorció la boca en cuanto el líquido tocó su piel dolorida.
—Lo siento —dijo, retirando rápidamente la mano.
—Está bien. Házlo —enderezó la espalda y cerró los ojos.
Ella limpió sus heridas y después aplicó un ungüento en ellas. Luego pasó a la mejilla hinchada y le aplicó una compresa de hielo para reducir la inflamación.
Mientras trataba sus heridas, no pudo evitar pensar en lo intensa que había sido la pelea. Cristóbal estaba loco en ese momento, y ella supuso que mataría a Jasper. Afortunadamente, recuperó la cordura justo a tiempo y pudo controlar su ira.
Cristóbal se estremeció de dolor, pero no dijo nada. Simplemente la miró con afecto y sintió que su amor por ella se hacía más fuerte.