Tan pronto como Arthur vio la postura que el par de personas enmascaradas había tomado, empezaron a pasar recuerdos por su cabeza. Era imposible que los confundiera, ya que él mismo había entrenado a los dos en combate. Había luchado contra ellos una y otra vez, esperando mejorar sus habilidades y enseñarles lo que significaba ser un vampiro.
—Parece que han crecido aún más fuertes desde entonces. Nunca en mis sueños más locos hubiera imaginado que me encontraría en esta situación. —dijo Arthur con una sonrisa satisfecha en su rostro.
Esta vez, el primero en atacar fue Leo. Cortó verticalmente cuatro veces, enviando Deslizamientos de sangre con su espada. Tan pronto como salieron de su hoja, toda la sombra del suelo que estaba alrededor de ella, comenzó a alejarse.