—Lo sé, pero no esperaba que todos los siguieran. —Kamila bajó los hombros—. Tener a los niños y a las otras mujeres aquí es una cosa, tener hombres es otra. Sé que es estúpido, pero odio la idea de ser la mujer menos atractiva.
—Eso no es cierto, eres la mujer más hermosa en Mogar. —Lith le dio un suave beso mientras sus alas se desplegaban, envolviéndola en un abrazo.
Algo que sucedía cada vez que él la sostenía. Al principio, la había asustado un poco porque las alas membranosas eran raras al tacto. Luego, Kamila se dio cuenta de que era algo que él hacía solo para ella.
Las alas de Lith no reaccionaban a Salaark, Elina, y ni siquiera a Solus. Kamila lo consideraba algo de ellos y eso la hacía sentir especial.
—Además, no soy el único. —Lith rió, usando un conjuro de magia del aire para llevar las palabras de una conversación lejana para que ella también pudiera escucharlas.