—Tú, en cambio, estás completamente vivo y con una fuerza vital agrietada. No voy a dejarte correr ningún riesgo—. El Dragón de Sombra abrazó al Tiamat más pequeño, dándole una extraña sensación.
No solo porque con sus apenas 20 metros (66 pies) de altura Lith se sentía como un niño comparado con Xenagrosh, sino también porque el contacto entre sus escamas les permitía expresar sus respectivos sentimientos de una manera que Lith nunca había experimentado antes.
Mientras los Fénix se comunicaban principalmente a través de su sangre y compartiendo sus emociones a nivel telepático, los Dragones eran más físicos.
El contacto les permitía sentir la carga del otro, darse cuenta de lo cansados que estaban de trabajar sin parar durante meses y de lo preocupados que estaban por sus respectivas familias.
El abrazo duró apenas unos segundos, pero su efecto fue similar a una larga y honesta conversación.