—¿De qué diablos estás hablando? ¿Crees que si algo así les hubiera pasado, estaría perdiendo el tiempo en charlas sociales? Estaría cazando a Manohar mientras uno de mis hombres busca tu ayuda.
—Llamé porque escuché un rumor escandaloso hace unas horas. Algunos de mis colegas Maestros de la Forja en la expedición dicen que afirmas haber creado una armadura de Cambiapieles de Oricalco.
—Al principio, no le di importancia, pero cuando llamé a mi Pequeña Flor para saber sobre su misión, ella lo confirmó. ¿Es cierto? Necesito escucharlo de tu voz —Dijo Orion.
Lith frunció el ceño mientras miraba a Phloria, quien solo se encogió de hombros.
—El gato ya estaba fuera de la bolsa. No tenía sentido negarlo —Dijo ella, hiriendo los sentimientos de Orion. La idea de que una de sus hijas pudiera guardarle secretos era terrible.