Estaba listo para enfrentarse a su socio comercial. Salió con el pecho inflado, mostrándole al mundo que él era el intimidante Vernon Phoenix Gray, el CEO diablo con el que no debes meterte.
Vernon salió de su oficina y vio a Diamante, quien estaba lista con su iPad. Ella iba a acompañarlo a otra reunión como de costumbre.
Vernon frunció el ceño cuando vio el evidente ceño fruncido en la cara de Diamante, —¿Qué?
—¿Cómo que qué? —Diamante preguntó de vuelta. Estaba tan enfadada en este momento que ni siquiera le importaba su estatus como subordinada de Vernon— Mi amiga salió de tu oficina llorando. Le pregunté qué pasó, y ella dijo que nada. Simplemente agarró su bolso y se fue.
—¿Qué le hiciste? —Diamante preguntó con total sospecha.
—Eh... Yo... Tampoco lo sé —respondió Vernon, ya que no tenía sentido ocultarle nada a Diamante—. Al parecer, dije algo malo y eso la ofendió.
—¿Te disculpaste con ella?