—Vi a la familia desmoronarse en manos de un don nadie como Damien. Si ni siquiera pude proteger a mi familia de alguien como él, ¿cómo puedo protegerla de otros?— Cerró los ojos con fuerza mientras los recuerdos pasaban por su mente.
No había recuerdos dulces entre ella y su familia. Era o bien discutiendo acaloradamente con Alice, su madre, o con su padre. Otras veces, era amenazando con irse de casa. La última vez fue después de que Alice la abofeteó. Ella se defendió y al final, el Viejo Lee apretó los dientes y la desheredó.
Alex había pensado que eso era lo mejor que le podía pasar... ser desheredada. Desafortunadamente, fue el comienzo de su miseria.
Abrió los ojos y las lágrimas brotaron. Mucho tiempo después, decidió cambiar de tema. Los recuerdos eran demasiado dolorosos para revivir. —Alice, puedo sentir que nuestra hija será diferente a nosotras. Espero estar viva para verla cambiar el mundo. Pero tengo miedo.—