บท 94: Capítulo 94 – Noticia devastadora
Después de que Leo encontró una habitación y se encerró con Julia.
Punto de vista Claudia.
Estaba realmente molesta conmigo mismo. Las palabras de Julia resonaban en mi mente. ¿Cómo podría ser posible que no me viera, aunque este desnuda frente a él?
Encima de mis problemas amorosos no podía haber sido más inútil en esa mazmorra. Estaba sentada en el sofá mientras veía la gema que traje de la tesorería. Pensé que Leo se sentiría feliz si viera esta costosa gema que valdría millones de dólares. Sin embargo, su reacción mostró todo lo contrario. El desdén y poco interés se imprimían en sus gestos lo que provocó que me sintiera estúpida.
Ahora que lo pensaba más detenidamente esta gema era inútil y no nos iba a ayudar en lo absoluto. Las demás chicas escogieron objetos que potenciaron sus habilidades y yo por otro lado terminé agarrando un objeto inútil.
No podía sentirme peor de lo que ya lo hacía. ¿Ahora como lo miraré a los ojos?
Daniel estaba viéndome de lejos pero no pudo importarme menos.
Julia: Necesito un respiro.
Me levanté de mi puesto y subí las escaleras esperando encontrar la habitación de Leo. Hoy le diré lo que siento y no me importa si no me acepta. Caminé por un tiempo sin saber el rumbo. No sabía en cual habitación estaba y me negaba a molestar a Melissa, Alejandra y Diana. Las tres se esforzaron y se convirtieron en parte de nuestra ofensiva.
¿?: ¡AH! ~
Antes de que pudiera tocar la puerta de alguna habitación un grito de pasión hizo eco en el pasillo. Seguí el origen del sonido conduciéndome a la última habitación en este corredor. Los sonidos no se detuvieron. Al contrario, aumentaban en intervalo y volumen. Podía reconocer la voz haciendo que apretara el puño y mis uñas se enterraran en mis propias palmas.
Era inconfundible la voz de Julia que prácticamente estaba visitando el séptimo cielo. Sus gemidos eran estridentes y ensordecedores. Lagrimas caían por mi rostro al saber quién estaba dentro de esa habitación con Julia.
Mi estomago se revolvió, pero me negaba a soltar el contenido de mi estómago. Me negaba a aceptar lo que estaba pasando detrás de esa puerta.
Leo: Julia. Te amo.
Esas palabras terminaron de romper mi corazón en múltiples piezas. Ante esta impactante noticia solo pudo recostarme a un costado de la puerta y comenzar a llorar en silencio. Durante ese tiempo no pude evitar recordar el pasado y la primera vez que vi a Leo.
Mediados del año 2018
En el país E solo existen dos estaciones que son verano e invierno. Las inscripciones a la universidad tienen dos fechas establecidas en el año que son a inicios del año y mediado de año. El calor era intenso y me tocó hacer fila todo el día, pero había logrado inscribirme con éxito. Ese día no pude dormir por la emoción. Me quedé mirando la lluvia durante toda la noche provocando que amaneciera con grandes ojeras debajo de mis ojos.
¡BIP! ¡BIP!
Miré al despertador que me indicaba que ya era hora de prepararme para mi primer día de clases. Me levanté de la cama, apagué la alarma, me fui a bañar y vestir. Bajé las escaleras corriendo y una voz me reprendió.
¿?: ¡Claudia! ¡No bajes así las escaleras, te puedes resbalar!
Esa voz era la de madre. Reduje el paso con el que lo hacía solo para ver a una mujer muy parecida a mí, pero con claras marcas de la edad en su piel. Mi madre fue considerada de las mujeres más hermosas de la ciudad cuando era joven. Trabajaba como modelo para una importante revista de moda e incluso fue presentadora de televisión. Sin embargo, se vio afectada por el cáncer de mama. Hace un par de años atrás. Se le realizaron múltiples sesiones de quimio haciéndola perder todo su cabello. Sin embargo, fue inútil aparte de destruir por completo su autoestima y dejar un despojo de lo que solía ser mi madre tuvieron que realizarle una mastectomía doble para poder salvarla del cáncer.
Esa terrible noticia termino por destruir a madre por completo. Ya no quería comer sus alimentos ni mucho menos verse al espejo. Para una mujer que toda su carrera se centraba en su apariencia y elocuencia esto era devastador. Al contrario de lo que uno creía mi madre no pudo superar al cáncer. Se había generado metástasis en sus huesos y pulmones. Lo peor es que esta vez fue mucho más agresivo sin posibilidades de cura. Mi madre tenía los días contados, pero aun así decidió terminar de criarme.
Madre de Claudia: Te preparé el desayuno para tu primer día de la universidad.
Claudia: ¡Mamá no tenías que levantarte tan temprano por mí!
Madre de Claudia: ¡No reniegues y come lo que tu madre te preparó!
Me senté en la mesa y vi huevos revueltos, pan tostado y café. El desayuno era sencillo, pero cuando probé la primera chuchara empecé a llorar. Mi madre siempre se encargaba de prepararme mi desayuno los primeros días de clases. Lo que me trajo a la mente mi primer día de escuela y mi primer día en la secundaria.
Madre de Claudia: ¿Qué pasó? ¿Te duele algo?
Claudia: No… Pasa nada *Sob
Terminé mi desayuno y abracé a mi madre. No sabía exactamente qué día partiría de este mundo por lo que cada segundo con ella era un tesoro. Mi madre era madre soltera y me crio sola. Mi padre murió en un accidente de tránsito antes de que naciera. Admiraba mucho a mi madre por ser independiente y muy fuerte. A pesar de todo por lo que pasó siempre tenía una sonrisa en su rostro. Mi madre me miro y me dio su bendición antes de que saliera de casa.
Tomé el colectivo y partí con rumbo a la universidad. Aunque mi madre logró ahorrar una buena cantidad de dinero tenía que limitar mis gastos. Incluso tuve que entrar a la universidad a través de una beca de estudio patrocinada por el gobierno. Por lo que no tengo que gastar ni un centavo en mi educación siempre y cuando mantenga mis calificaciones dentro de lo mínimo.
Mientras el transporte público se acercaba a mi destino pensé como sería mi primer día de clases. Tenía muchas expectativas debido a que toda la secundaria fui un ratón de biblioteca. Ni siquiera recuerdo la cara de mis compañeros y menos sus nombres. Esta vez quería ser más sociable y empezar a independizarme de mi madre. No quería separarme de ella, pero ya era hora de aprender a vivir sin ella.
Me bajé del colectivo que me dejó a la entrada de la universidad. Caminé alrededor del campus tratando de encontrar la facultad de ingeniería. Estaba completamente perdida y ese mail solo me indicaba que tenía que ir a la facultad y no me dijo el aula de clase.
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