Punto de vista Alejandra
Cuando escuchamos el maullido Melissa y yo volteamos automáticamente solo para ver a Kitty que finalmente despertó de su sueño. Había dormido por tres días seguidos y finalmente había terminado su proceso de evolución.
No había muchos cambios físicos en ella a excepción de su tamaño que aumentó ligeramente y su pelaje anteriormente amarillo se volvió rojizo.
El gato salto a la camilla donde descansaba Melissa y paso su cabeza por ella. Este es un comportamiento completamente normal en donde deja sus feromonas en ti para demostrar a otros gatos que era una persona de su grupo. Melissa empezó a sobar la cabeza de Kitty mientras esta última ronroneaba.
Parece que no sufrió cambios serios Leo se pondrá feliz cuando llegue. Espero que vuelva pronto. ¿Por qué no dejo de pensar en él? =Sera que…? Mis mejillas se sentían algo calientes por lo que lleve mis manos a mi rosto. ¡No! ¡Él ya tiene a Julia! No puedo meterme en su relación. Pero se veía tan guapo cuando me salvo y después cuando me dio comida sentí como si fuera mi príncipe azul. ¿Debería luchar por él? ¿No soy fea verdad? Agache la mirada y vi mis pechos los cuales compare mentalmente con los de Julia. ¿Le gustaran grandes? Suspire al saber que actualmente era completamente inútil en el grupo, no hacía nada más que ayudar a Leo a cocinar. No podía pelear como lo hacía Julia o Leo y no podía cocinar tan bien como Leo. Su comida es realmente buena parece como si fuera sacada de un hotel cinco estrellas o de un restaurante Michelin. En cuanto a mi estado.
Nombre: Alejandra
Edad: 21 años
Constelación: Virgo
Clase: Druida (Épico)
Nivel: 0
Estadísticas
Fuerza: 11
Defensa: 10
Velocidad: 11
Sabiduría: 13
Encanto: 19
Habilidades:
Crecimiento acelerado (Únicamente efectivo en plantas), Comunicación con plantas, Ataque de raíces.
Objetos equipados: Ninguno
Mis habilidades eran inútiles ya que no podía usarlos en la ciudad. Por lo que prácticamente no podía luchar. Cada vez que las intentaba usar no sucedía nada, solo hablaba con la hierba en piso que me decía que me quitara que les tapaba el sol.
Me daba ganas de arrancarlas del piso y pisarlas por lo frustrada que estaba. Incluso ahora eh estado practicando con las macetas que están dentro del hospital que aparte de mover un poco la tierra no he logrado mucho avance.
Talvez simplemente tengo que aceptar el hecho de que soy inútil. No sirvo más que para carne de cañón y mis delirios de buscar comida por mi cuenta no fue más que una estupidez. Casi acabo violada por un monstruo horrible.
Alejandra: Ya vuelvo. Voy a tomar aire.
Melissa: Esta bien.
Sali de la sala de emergencia y camine sin rumbo por el pasillo. No había electricidad, pero contábamos con una iluminación natural del sol que nos permitía ver con claridad. Pasé por muchas habitaciones las cuales tenían las puertas abiertas en ellas solo había mujeres embarazadas y ancianos o esto es lo que pensé al principio. Al parecer el día del accidente había una persona en coma que ha estado hospitalizado hasta la fecha. Sin embargo, tenía muerte cerebral por lo que murió cuando el apoyo vital se quedó sin energía. La habitación fue cerrada porque no tenían un lugar para almacenarlo y se prohibió la entrada a todos.
Nadie hablaba de ello y no había ni un solo familiar de él. Morir sin nadie alrededor o que se preocuparan por ti. La historial del señor me hizo pensar que casi acabo así. No literalmente como el, pero si muerta. Las mujeres abusadas por esa cosa terminaban muriendo durante el parto o como comida. Tuve mucha suerte, pero no podía seguir contando con él.
Niño 1: ¡Mamá tengo hambre!
Niño 2: ¡Mamá yo también tengo hambre!
En un cuarto dos niños estaban molestando a sus madres para conseguir algo de comer. Las madres parecían algo desnutridas junto con los niños. Solo ha pasado una semana y posiblemente ya haya gente muerta por el hambre.
Sara: Mamá tengo un algo para ti…
Vi a la pequeña Sara en una de sus habitaciones. Vestía un lindo vestidos con estampados de girasoles y unos zapatitos negros. Sus rasgos faciales eran sus ojos cafés y un característico agujero entre sus dientes. Su cabello era negro y recogido en una trenza. Era muy linda y adorable. Cada vez que la veía me daban ganas de garrarles esas mejillas regordetas y rosadas.
Sara era más pequeña que Melissa, pero eso no les impedía hacer amistad.
¿?: ¿Qué cosa?
Sara: Toma
Sara saco un paquete de galletas que le di esta mañana para desayunar.
¿?: ¿De dónde sacaste eso?
Sara: Me lo dieron, pero no haz comida nada desde ayer las guarde para ti.
¿?: Guárdalas. Estas en crecimiento y necesitas alimentarte bien. ¿No quieres crecer?
Sara: ¡!
Sara: Si quiero, pero tú mamá…
Sara empezó a sollozar lo que provocó que su madre la abrazara.
Sara: Extraño a papá… Sob… Sob… Todo es mi culpa… Sob… Si no me huera… Sob… Enfermado… Sob… Estaríamos con papá… Sob…
La pequeña Sara se volvió un mar de lágrimas no esperaba que detrás de esa sonrisa tan resplandeciente que siempre tenía. Estuviera escondiendo todos sus sentimientos.
La madre de Sara agarro el paquete de galletas de las manos de Sara y empezó a comer. Debería de hablar después que regrese Leo para enviarle un poco de comida extra a Sara. ¿Pero que calificaciones tenía? Solo soy una mujer afortunada que se unió a su grupo por coincidencia.
Al llegar al lobby vi a una anciana arreglando un pequeño altar con una mujer embarazada. Había rosarios y velas con fotos de las personas que salieron a buscar comida. Sin embargo, solo había tres fotos en el altar la de un anciano, una chica que lucía joven y una doctora muy guapa. Sentía que era un poco injusto ya que se fueron más personas y no solo ellos, pero podía entender que no tenían fotos de todos.
Seguí caminando hasta que regresé a la sala de emergencia en donde Kitty y Melissa estaban durmiendo.