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29.76% El Proyecto Vermir / Chapter 25: Capítulo 25: Reunión

บท 25: Capítulo 25: Reunión

Adam reprimió su disgusto. Esos contactos, sin ninguna duda, eran otros criminales. Él sabía que, como en todas partes, el negocio de las drogas se movía en la antigua urbanización. Saber que la Guardia Nacional estaba involucrada en ello no le sorprendió, pero que Noah se lo confirmara le molestó.

—Sé lo que piensas y no pienso justificarme…

—Escucho venir un pero.

—Pero no creo que nadie pueda permanecer sin ninguna mancha en mi trabajo, créeme, este país es mucho más sucio de lo que imaginas. Yo decidí seguir la corriente y no ahogarme en ella y no creo que deba avergonzarme por ello.

Adam no estaba de acuerdo, pero no deseaba iniciar una pelea con Noah.

—¿Qué pasa si descubres que tus compañeros han sobrevivido y están creando un refugio como el nuestro?

—En ese caso desearía conocer la ubicación exacta del refugio para salir corriendo hacia el lado contrario. Dije que decidí seguir la corriente, no que me sintiera completamente cómodo en ella. ¿Cuántas veces no habré cuestionado mis decisiones hasta ahora?

La voz de Noah se estaba tornando algo extraña, por lo que Adam decidió parar allí.

—En ese caso, confiaré en ti mientras no me des motivos para pensar lo contrario. Además, creo que, aunque no me agrade, será buena idea hablar con tus contactos. Creo que ese tipo de gente puede acostumbrarse mucho más fácil a este nuevo mundo.

Noah asintió y luego observó atentamente a Adam mientras este salía del apartamento. En parte estaba satisfecho de que Adam captara rápidamente qué clase de gente era sus contactos, pero, por otra parte, observó su nueva pistola que descansaba en la mesa.

Adam se había quedado completamente solo con él y sin su lanzallamas a mano, solo para decirle que no confiaba en él. Noah negó con la cabeza. Nada le hubiera evitado matar a Adam de un disparo y huir. Aunque Noah estaba seguro de que tendría que huir para toda su vida de Marlen, esa mujer era toda una obra de arte. Por otro lado, Adam no parecía un mal líder, pero le faltaba malicia y experiencia. Noah echó un vistazo al apartamento en donde estaba y pensó en las breves pero intensas peleas que había tenido junto al grupo.

Sería un mentiroso si dijera que no las había disfrutado. Noah, en parte, le había mentido a Adam. No le agradaban muchas de las cosas que había hecho como Guardia, pero de lo que disfrutaba era del peligro. Sabía que era un temerario y que tarde o temprano lo encontrarían muerto en una zanja. En este nuevo mundo su final no sería muy diferente, pero, al menos, sí mucho más interesante, de eso estaba seguro.

Adam salió del apartamento y trató de encontrar a Carlos. El hombre estaba en el segundo piso, aún intentando convencer a un grupo de gente para que saliera de sus casas. Adam se acercó y pudo escuchar parte de la conversación.

—¡La última vez dijiste que era buena idea salir, que los zombies no eran tan fuertes cómo pensábamos! ¡Pues mira como terminó todo! Será mejor que intentes convencer a alguien más.

El hombre le cerró la puerta en la cara y Carlos se quedó afuera, mientras intentaba no gritar de frustración. Todos habían recibido el mensaje de que el edificio había sido limpiado, pero muchos habían decidido no salir de sus casas. Carlos pensaba que eran unos imbéciles.

—Se está haciendo tarde, así que será mejor tener la reunión cuanto antes. Estoy seguro de que sabes muy bien lo que ocurrirá en la noche.

Carlos se volteó al escuchar la voz de Adam y sintió un escalofrío al escuchar lo que dijo. El día anterior su edificio había tenido suerte. Los zombies habían atacado primero el edificio de al lado y la mayoría de ellos se dirigieron hacia la pelea, atraídos por el ruido. Los supervivientes del superbloque pudieron vivir gracias a eso. Por la mañana, Carlos se había sentido aliviado al ver que en los pasillos había muchos menos zombies que antes.

—Lo estoy intentando, pero nadie está dispuesto a escucharme.

Adam frunció el ceño e intentó pensar en qué hacer. Al final, se dio cuenta de que no tenía otra opción. Se acercó a la puerta que acababan de cerrar en la cara de Carlos y tocó el timbre. No pasó mucho tiempo hasta que escuchó una voz enojada.

—No sigas insistiendo Carlos, todo lo que ganamos por seguirte fue la muerte de mi hermano, así que será mejor que te alejes si no quieres que yo mismo te caiga a golpes.

Adam pensó un momento en qué decir y luego alzó su voz.

—Señor, será mejor que salga, esta reunión es importante para su futuro.

En la mente de Adam la frase había sonado mucho mejor, pero se sintió como un idiota justo después de pronunciarla.

—¿Y tú quién eres? Estoy seguro de que vienes de parte de Carlos, no creas que podrás engañarme tan fácilmente.

El bochorno de Adam desapareció y se convirtió en irritación. No sabiendo qué más hacer, decidió seguir hablando.

—Soy Adam, estoy seguro de que recibiste la noticia de que todos los zombies en este edificio fueron eliminados y mi grupo fue el responsable de ello. Necesito hablar con todos para aclarar cómo serán las cosas de aquí en adelante.

Por fin, sus palabras parecieron surtir efecto. Un señor de unos 40 años le abrió la puerta y le miró con desconfianza.

—¿Eres del edificio vecino no? ¿Por qué no te vas y nos dejas tranquilos ahora que ya no hay zombies aquí?

—Porque ahora este edificio forma parte del refugio Nuevo Sol y, además, estoy seguro de que los zombies volverán en la noche.

—¿Nuevo Sol? ¿De qué diablos me estás hablando? No quiero tener nada que ver contigo y con tu grupo.

Adam ya estaba enojado, así que su voz se volvió más agresiva.

—Supongo que pensarás diferente cuando tú y los pocos supervivientes de este edificio tengan que enfrentarse, por sí mismos, a todos los zombies que los ataquen por la noche ¿no?

El hombre se quedó sin palabras por un instante, pero luego decidió seguir haciéndose el difícil.

—Pues no creo que sea tan difícil matarles si un niño como tú puede con todos ellos, de alguna manera nos la arreglaremos.

—Si era tan fácil ¿Cómo es que tu hermano está muerto? No participaste en la pelea, ¿verdad?

El hombre se llenó de ira al escuchar sobre su hermano. Adam lamentó inmediatamente sus palabras.

—Estoy seguro de que eso fue debido a que ustedes son unos inútiles que le dejaron morir. Será mejor que me dejes en paz.

El hombre cerró la puerta de golpe y Adam se quedó en el pasillo. Era raro que perdiera el control de esa manera, incluso bajo el efecto tranquilizador de su talento, pero Adam había sentido suficiente enojo para responder de aquella manera.

Carlos, que había escuchado en silencio, se acercó a Adam y le sostuvo por un hombro.

—Veo que a ti no te fue mucho mejor ¿No? ¿Qué hacemos ahora? Casi la mitad se ha negado a hacerme caso.

—Estas son malas noticias, pero creo que no podemos hacer mucho. Hablaré con los que estén dispuestos.

Adam se detuvo un momento a pensar y luego se le ocurrió una idea.

—Somos muy pocos para defender todo el superbloque, así que creo que lo mejor será mover a los supervivientes a mi edificio por una noche. Allí podremos detener a los zombies mucho más fácilmente. Esparce la noticia y que todos la escuchen, creo que el miedo hará que incluso los más tercos salgan de sus apartamentos.

Carlos asintió, satisfecho. Luego se fue a preparar todo. Adam solo tuvo que esperar unos 10 minutos cuando se encontró con un grupo de unas 7 personas, en los que se incluían 2 niños, 3 mujeres y 2 hombres jóvenes.

Los niños miraban a su alrededor con cierto nerviosismo, pero Adam notó que estaban en mejores condiciones que los adultos. Las mujeres tenían los ojos rojos y los hombres no paraban de mirar por sobre sus hombros.

—¿Todos listos? Será mejor que crucemos el estacionamiento antes de que se haga más tarde.

—¿Todo está libre de zombies? —preguntó uno de los hombres.

Por esta zona sí, aunque no sé por dónde pueden venir.

El grupo le siguió hasta el patio de su edificio. En el patio les esperaban Marlen, Miriam y Tarin, junto con el resto de los supervivientes. Terry había enviado a Rony, mientras que Krieg había bajado de mal humor. Adam creyó que Tracel y su madre no habían asistido, pero un vistazo al último piso le permitió darse cuenta de que ambos le observaban desde las barandas de las escaleras.

La señora Marriz no tenía buen aspecto. Estaba pálida y tenía que sostenerse del hombro de su hijo para no caerse.

—¿Qué pasó en el superbloque? —preguntó Marlen. Adam apartó la mirada del último piso y respondió.

—Hay algunos tercos, pero creo que pronto vendrán con Carlos. He decidido que todo el grupo se reúna en este edificio, durante esta noche, para evitar estar dispersos en caso de que se repita un ataque.


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