Me llamo Carolina y tengo 25 años. Soy rubia, delgada y blanca. No soy alta ni baja, tengo una estatura proporcionada.
Vivo en Bahia desde pequeña y terminé mis estudios hace unos años y estoy buscando un nuevo trabajo y acabo de conseguir un empleo trabajando en un mercado de la ciudad. No es exactamente lo que quería, pero al menos puedo ganar una cantidad decente de dinero.
Salgo de casa a las siete de la mañana y voy a mi primer día de trabajo. Al entrar en el mercado, veo a un hombre guapo vestido con vaqueros y una blusa blanca. Es moreno claro. Me acerco a él, pero cuando voy a hablarle, me doy cuenta de que lleva un anillo de casada en el dedo, pero eso no me impedirá tenerlo para mí, porque siempre consigo lo que quiero.
Le miro y digo:
- Hola, me llamo Carolina, pero puedes llamarme Carol. ¿Tú también eres nueva aquí?
- Sí. Hola, me llamo Nathaniel. Voy a empezar a trabajar.
Me doy cuenta de que va a ser difícil ganármelo, pero no me voy a rendir y va a ser mío.
Empiezo a trabajar y me paso todo el día mirándole, pero él ni siquiera me mira. No me mira, pero voy a ser su amiga y a la primera oportunidad iré a por él. Salgo del trabajo y hablo con él, pero me habla normalmente, sin ninguna intención, y se va. Llego a casa y me preparo la cena, me doy una ducha y me acuesto.
Los días siguientes son todo trabajo y al cabo de unos días consigo hacerme amiga de este chico. Es muy simpático, pero en realidad no me gusta, sólo quiero disfrutar de mi vida y él parece tener una buena posición económica y me dará todo lo que necesito.
Le invito a la heladería y me dice:
- No, Carol. Tengo que irme a casa, mi mujer me espera en casa.
- Por favor. Ella ni siquiera necesita saberlo.
- Soy fiel a mi mujer.
- De acuerdo entonces.
Me acerco a él e intento besarle, pero se aparta y dice que tiene que irse.
Le sigo sin que se dé cuenta y veo que ha ido a un colegio y le veo llevando a una chica en la parte de atrás de la moto y pienso: "¿Así que esa es tu mujer? Que me espere".
Pasan dos días y me encuentro a Nathaniel paseando por la plaza. Le miro y digo:
- Hola, ¿por qué tienes ese aspecto?
- Hola, no es nada.
- Claro que es algo -lo tengo en mis manos y él ni siquiera lo saca y pienso: "Por fin lo voy a conseguir"- puedes decirlo, puedes confiar en mí.
- Mi mujer y yo discutimos, pero pronto todo irá bien.
- Sí, lo estará -justo cuando estoy a punto de decir algo, suena su teléfono y me pide que le disculpe y lo coge. Luego vuelve un poco triste y dice:
- Me tengo que ir, luego hablamos.
- Me parece bien.
Se va y no puedo hablar con él hasta el día siguiente. Parece triste, pero a lo mejor soy yo. Me invita a salir y acepto. Esta vez uso todos mis trucos y me cuenta lo que ha pasado: que se ha separado de su mujer y también dice que le gusto y que intentará seguir con su vida y yo capto el mensaje y le doy un beso.
El beso está bien, pero me doy cuenta de que él no está en las mismas que yo, porque es obvio que la quiere a ella y sólo me desea por pura necesidad y yo le gusto, así que eso es lo que importa y conseguí lo que quería, pero por supuesto no voy a dejar de ser como soy por él.
Nunca he sido una mujer de un solo hombre y él no va a cambiar eso y ya estoy consiguiendo conquistarle. Salimos un tiempo, pero tuve un desliz y acabó encontrándome besando al vecino en mi casa.
Pensé que iba a rogarme y darme una oportunidad, pero simplemente rompió conmigo y me dijo que fuera feliz, porque va detrás de la mujer que siempre le hizo feliz. Estaba muy enfadada y no va a seguir así.
Dejo el trabajo y consigo trabajo como profesora en un colegio y hoy es mi primer día como profesora. El director me dice que hay una ayudante que se llama Nayara. Creo que es otro nombre, pero me suena, pero quizá sea cosa mía.
Entro en el aula y me reúno con los alumnos y empiezo mi clase cuando veo que alguien entra en el aula y cuando me doy cuenta de que es esa chica que estaba casada con mi ex, pienso:
"Ahora me voy a vengar de ella por haberme quitado lo que luché por conseguir y si no es mío tampoco será suyo".
Voy a tratarla muy bien hasta ganarme su confianza y cuando crea que he cambiado seguiré con mi plan. No basta con que la haya visto el día que salí con él en un selfie service. Cuando la vio fue directo hacia ella y hasta quiso saludarla.
Yo no tenía nada contra ella, pero el hecho de que no luchara por mí porque la quería me enfada con ella. Vi como se miraban y no le pegué porque no quería que pensara que era vengativa.
Voy a ser amable con ella, aunque lo que más me apetece es estamparle la cara contra el asfalto. No parece mala persona, pero nadie se interpone en mis planes y si ella se interpone acabaré con su vida, no tiene ni idea de cómo voy a hacer de su vida un infierno y debería prepararse.