***Nuevo personaje en la historia, pero sólo aparecerá en este capítulo***
Narrado por Manoel
Cuanto tiempo hacía que no la veía. Vaya, habían pasado meses, pero a mí me parecía una eternidad no tenerla a mi lado.
Sé que fui un completo idiota por dejarla, pero me di cuenta de que estaría mejor sin mí y tenía razón: está mucho mejor sin mí.
Es difícil admitirlo porque había creado expectativas de volver con ella, pero cuando descubrí que estaba saliendo con el chico que siempre había amado. ¿Cómo se llamaba? ¿Nathaniel? Oh sí, ese es su nombre.
Lo conocía de nombre, pero cuando me di cuenta de que Nayara estaba interesada en él, cuando empezamos a hablar, me puse... bueno... me puse celoso, porque la amaba, y lo siguiente que supe fue que le había inventado algo diciendo que él había encontrado a alguien y se había mudado. Incluso pensé que ella investigaría, pero no, confió en mis palabras.
Yo sabía que ella lo amaba desde niña, pero la quería para mí, así que terminé ocultando esta parte de ella, para que lo olvidara definitivamente y me diera la oportunidad de hacerla feliz.
Nuestro noviazgo fue muy bueno. Nunca discutimos, pero entonces llegó ese evento en la cascada y yo sabía que él estaría allí, pero en lugar de acompañarlo, no lo hice, porque siempre confié en ella.
Ella no me traicionó, pero yo sabía que lo veía y que hablaban mucho y yo sabía que ese día llegaría. Pero también había conocido a una chica y me lo hacía pasar mal. Incluso la conocí, pero no era capaz de traicionarla, porque yo mismo ya he sufrido traiciones. Sé que le di a pensar eso de mí, pero sólo para que le diera una oportunidad a quien siempre había amado. Sin embargo, pensé que su noviazgo no duraría, pero me equivoqué por completo.
Ella me dijo que lo había vuelto a encontrar y aunque negó que ya no le gustara yo sabía que Nayara sólo se mentía a sí misma y preferí terminar con ella para que tuviera la oportunidad de ser feliz con el amor de su vida.
Pero entonces me enteré de que se había casado con él. Una parte de mí se alegró por ella, pero la otra parte de mí, la parte racional, se entristeció porque la quería y mucho y sentía ciertos celos de habérsela puesto en bandeja. Podría haber intentado recuperarla, pero mi orgullo habló más fuerte entonces. Ah, si pudiera volver atrás en el tiempo y revertir esta situación. Tal vez incluso estaríamos casados, pero no con hijos, porque primero quiero ser pastor. Incluso intenté seguir adelante con mi vida, pero no funcionó.
Salí con una chica llamada Monique. Era muy simpática e incluso mi tipo: delgada, bajita, con el pelo rizado, pero no me podía dejar engañar, después de todo amo a Nayara. Aunque está casada la amo con todo mi corazón.
Así que decidí enviarle un mensaje disculpándome por haberla hecho sufrir.
Me contestó un poco seca, pero era lo menos que podía esperar, al fin y al cabo rompí con ella sin darle explicaciones y ni siquiera sé qué le dijo de mí a esa cara de rana.
Bueno, este apodo siempre me viene a la cabeza cuando pienso que no es su príncipe sino la rana, porque el príncipe azul no existe.
Cuando me fui a Bahía, semanas después me enteré de que ella también había venido aquí y decidí llamarla para trabajar conmigo, porque quiero al menos tenerla cerca, aunque sea como amiga. Estaba un poco indecisa, pero aceptó conocerme.
¡Vaya! Creo que esa fue la primera palabra que me vino a la mente cuando la vi. Seguía siendo la misma que yo conocía: alta, delgada, con el pelo rizado y llevaba gafas. Pero era aún más guapa, y caramba, sentí una punzada de envidia al pensar en la idea de que ese cara de sapo la tuviera para él solo, pero claro, no se lo diría, porque me dije a mí mismo que sólo quería su amistad, aunque le dejé claro lo que sentía por ella y le dije que la respetaría.
Pensé que no aceptaría trabajar conmigo, pero al día siguiente me contestó aceptando la oferta de trabajo. Me alegró mucho su aceptación y espero poder intentar de verdad ser su amigo, aunque las ganas de besarla son prácticamente incontrolables, pero debo recordar que está casada y ya no siente nada por mí. Al menos eso es lo que pienso.
Bueno, decidí mudarme a Bahía, porque recibí una oferta de trabajo para ser profesor de historia, pero de niños y también porque quería irme de ese pueblo, ya estaba cansado de vivir allí.
Nunca me gustaron mucho los niños, pero de repente me entraron ganas de probar esta experiencia y para ser sincera: me gustó.
Cuando supe que Nayara andaba por aquí pensé en llamarla también, porque ella tiene mejor trato con los niños que yo, ya que se graduó como maestra de secundaria y sé de su sueño de enseñar, además de que le encanta la profesión de maestra.
Sólo espero que le guste y que podamos llevarnos bien trabajando juntas. Intentaré controlarme con ella a mi alrededor, no puedo prometerlo porque me resulta algo difícil estar cerca de ella sin querer besarla, pero no puedo cruzar esa línea por su bien y por el mío también. No quiero hacerla sufrir de nuevo, no es suficiente lo que le he causado en el pasado.