*¡Aaaaaaaah!* Gritó Apolo con desesperación, mirando como Mateo lo miraba con curiosidad.
—¿Otra pesadilla, mi señor? —Preguntó Mateo, ya acostumbrado a los gritos de Apolo tras despertarse.
—Siempre lucen tan reales…—Se quejó Apolo mientras se frotaba su rostro con la camisa y bostezaba—… ¿Qué hora es?…*uaaah*… ¿Nos falta mucho para terminar el trámite?
—No tanto, la cola está avanzando cada vez más rápido—Comentó Mateo, señalando con su mano y mostrando que todavía había cientos de carruajes para llegar al castillo—Ahora están haciendo entrar a las personas en grupo, parece que los examinadores se cansaron de trabajar.
—Ya es de noche, ¿Dormí mucho? —Preguntó Apolo sin ocultar el disgusto en su rostro al percatarse de que debería seguir esperando.
—Durmió más de 14 horas, así que sí, diría que durmió bastante—Comentó Mateo observando con felicidad como otro grupo de carruajes era llamado para acercarse al castillo.
—¡¿Qué dormí 14 horas?! —Chilló Apolo como un desquiciado. Inmediatamente, el joven noble procedió a pararse en el asiento del conductor y abriendo sus dos brazos al cielo, exclamó a los cuatro vientos:
— ¡Gracias ancestros por bendecirme! ¡Seré el mejor mago que haya visto esta familia: se los juro por mi vida!
—Se ve que de verdad le costaba dormir…—Murmuró Mateo en voz baja, dándose cuenta de que los ojos de Apolo habían perdido sus características ojeras y su cara se veía más saludable que nunca.
—Yo que usted no festejaría tanto, mi señor—Comentó Orrin desde la calle.
—¿Por qué no habría de festejar semejante logro? —Preguntó Apolo observando como Orrin se encontraba alimentando a los caballos de su carruaje.
Orrin continuó alimentando a los caballos con tranquilidad, para los animales también era molesto tener que avanzar tan poco y estar tanto tiempo en una cola, por lo que Orrin sabía que era mejor atenderlos con cuidado. Mientras que esto ocurría explicó su punto de vista con calma:
—Nosotros esperamos más de 16 horas, pero detrás de todo esto hay un mago que se pasó más de 16 horas seguidas examinando a los candidatos y para colmo nosotros somos casi los últimos de la fila: ¿Te imaginas con qué humor nos va a recibir?.
—Con los ancestros de mi lado, ¿por qué habría de temer? —Dijo Apolo con una sonrisa bastante grande, parecía que su humor había cambiado completamente tras el buen sueño—Incluso si es el mismísimo hijo del emperador el que está a cargo de este trámite burocrático, lo convenceré de que me dé el puesto de mago: ¡No perderé mi tiempo regresando al castillo y tengo un juramento que cumplir!
—Me alegro de que seas tan supersticioso, joven señor, si el examen solo evalúa la confianza de seguro apruebas—Comentó Mateo, pidiéndole en secreto a sus ancestros para que le den una mano a Apolo. El hombre era consciente de que si el que estaba evaluando tenía demasiado rango nobiliario solo se complicaría las cosas, ya que Apolo no podía sacar a relucir su principal "virtud": su sangre noble.
—No dormía tanto desde que era un niño, claramente algo debe significar…—Comentó Apolo mientras volvía a sentarse y miraba con curiosidad como Orrin alimentaba los caballos—¿Puedo darles de comer?
—No, los caballos no te conocen: te morderán la mano—Comentó Mateo con apuro, sabiendo que su padre estaba a punto de quedarse callado en un silencio comprometedor nuevamente.
—¿Y cómo hago que me conozcan? —Pregunto Apolo un poco disgustado con la negativa
—Alimentándolos…—Comentó Orrin en voz baja.
—Oh vaya, eso es bastante paradójico…—Dijo Apolo notando el problema.
—No tanto, solo usas unos guantes especiales hasta que el caballo deje de morderte—Respondió Mateo con calma—Si quiere podríamos enseñarle a domesticar un caballo cuando sea un mago y obtenga su estancia.
—No, está bien, ahora tenemos mucho tiempo, así que podríamos intentarlo ahora mismo—Respondió Apolo recordándose a sí mismo que debía actuar como lo haría un criado por el resto del día—Alimentaré al caballo y si me muerde, simplemente tomaré la vida de algún árbol de este jardín disimuladamente: no hay ningún peligro para alguien con una sangre tan noble como la mía.
—Por supuesto, así es como lo deben hacer los miembros de su familia con los caballos de guerra—Comentó Orrin con una sonrisa muy amplia en su rostro—simplemente y le indicaré cómo aproximarse para evitar que el caballo se enoje más de la cuenta.
Apolo miró al suelo desde el asiento del conductor y se dio cuenta de que estaba algo alto, por lo que con la cara roja y en voz muy baja murmuró:
—Ayúdenme a bajar….
Con mucha vergüenza Apolo aceptó que Orrin lo atajara mientras saltaba con miedo del asiento del conductor. El joven señor era consciente de que si sus hermanos lo veían con miedo de tirarse de poco menos que un metro de alto probablemente se estaría revolcando por el piso de la risa. Sin embargo, Apolo se llenó la mente con la gloria otorgada por seguir los consejos de su ancestro y trató de enmascarar su vergüenza con ello.
—Entonces, como me tengo que acercar a esta noble criatura—Comentó Apolo con rubor en su cara.
—No se olvide de que es muy probable que los caballos traten de morderlo—Recordó Mateo algo preocupado, recordando que Apolo había estado dando órdenes sin sentido a los caballos mientras conducía, y la gran realidad es que los caballos podían ser incluso más rencorosos que los humanos—Estos caballos no fueron amansados por lo que no se pueden montar: solo sirven para conducir el carruaje, así que no son muy amigables con los humanos.
—Acerca la manzana y ponla delante de su boca con lentitud—Comentó Orrin con calma—No acerques el balde con comida o el caballo tratará de tirarte del pelo para sacarte el balde de las manos y ten presente que están algo molestos por la espera.
—Siempre fui querido por los animales cuando exploraba el bosque, así que estoy seguro de que tengo talento con las criaturas—Dijo Apolo tomando una manzana del balde con confianza, mientras se acercaba a uno de los caballos.
Por su parte, el caballo vio como el muy malnacido que no paraba de confundirlo con sus órdenes sin sentido se le acercaba con una manzana en su mano. No obstante, el caballo no se desesperó y con paciencia esperó a que su oportunidad de venganza se presentara.
Mateo con desconfianza miró como uno de sus caballos estaba actuando más dócilmente que de costumbre, inicialmente este caballo nunca dejaría que un extraño se le acercara tanto sin rechinar los dientes en forma de advertencia. Por lo que Mateo quería advertirle a Apolo de la situación anormal, pero el joven señor parecía tener tanta confianza que en realidad podría ser que Apolo tuviera un don natural con los animales.
Apolo fue acercando lentamente su manzana tratando de no alterar a la criatura, al ver que el caballito parecía invitarlo a que le diera la manzana moviendo su cabeza gentilmente, Apolo comprendió que se había ganado la confianza del animal mientras lo conducía, por lo que decidió acercarse para darle la manzana.
Para sorpresa de los dos conductores, el caballo gentilmente comió la manzana en la mano de Apolo y movió su cabeza de lado a lado como pidiendo otra.
—¡Impresionante! —Exclamó Orrin aplaudiendo exageradamente, como si este fuera el mayor logro en la vida de su joven señor.
—Realmente se nota su sangre noble, señor—Alagó Mateo percatándose por los aplausos de su padre que este era el momento de elogiar al señor para inflar su confianza.
—Naturalmente…—Respondió Apolo con una sonrisa llena de satisfacción mientras iba a buscar otra manzana y se la acercaba a la grata criatura—Ten caballito, espero que te guste.
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