บท 20: Capítulo 22: Problemas de moda.
Sophie entró al cuarto a tiempo para ver a las tres brujas paralizadas.
Hesper y Anadil parecían haber chupado limones agrios.
Dot tenía los ojos abiertos como luces de automóvil.
Obviamente, sin querer perderse nada del espectáculo frente a ella ni por un segundo, aunque fuera solo para parpadear.
Sophie siguió la dirección de su mirada y vio a tres chicos en calzoncillos, justo en las camas frente a ellas.
Parpadeo un momento sorprendido ante la exhibición de musculatura que normalmente sería exclusiva para princesas.
Envió una oración de agradecimiento a Caos por darle tan buena suerte y se recompuso.
El pequeño Adam se sentó en su cama envuelto en una toalla mientras veía lo que quedaba de su pijama aparentemente insalvable.
Por suerte, para él, Sophie también había tomado los uniformes de su closet.
Uniformes que el niño bien podría haber usado como sábanas.
Sophie le había hecho un nuevo atuendo.
— Ven aquí Adam - llamó Sophie a su recién adquirido hermanito.
Japeth y Aric seguían paralizados, viendo lo que ellos consideraban "vestidos" colgando de sus armarios.
Mientras, Adam se fijaba en que en el suyo no había nada, al voltear vio que su hermana sostenía ropa para él.
— Los uniformes en el armario eran demasiado grandes para ti, así que los arregle - aclaró Sophie al ver al niño confundido.
El chico suspiró aliviado, ya que, gracias a dios, el uniforme que tenía su hermana en la mano parecía tener pantalones.
No como los vestidos que sujetaban Japeth y Aric.
El traje que sujetaba a Sophie para su hermano consistía en una camiseta negra con un estilo desgarrado en mangas y cuello.
Pantalón ancho qué recordaba al uniforme de entrenamiento que usaba Goku.
Juntos le recordaron un poco más al uniforme de cobra Kai.
El niño parecía feliz por tener algo cómodo que ponerse, dio varias vueltas disfrutando de la elasticidad del diseño.
Sophie había atado una tira de tela roja a su cintura y tobillos para que sujetara los pantalones de Adam, ya que no tenía elástico, además de completar el look de artes marciales.
Decidió tomar otra tela y atárselas en la frente.
Ahora le recordaba un poco más a Mortal Kombat.
Así que decidió dejar de pensar a quien se parecía y concluyó que era un look de artes marciales.
Todavía quedaba el problema del calzado.
Después de todo, los directores no les habían dado tiempo de nada.
Por suerte el mismo uniforme venía con unas botas.
Las botas eran espantosas, pero eran de cuero grueso, así que Sophie simplemente las destrozó.
Ya que de ninguna manera un calzado de 10 cm de grueso Y 30 cm de largo le quedarían a un niño de 7 años.
Usó el cuero de las botas como suela e hizo zapatillas de artes marciales.
Eran muy parecidas a las zapatillas de bailarina, pero sin todos los listones, colores chillones o demás decoraciones.
Eran simples y negras, el chico se las puso y estuvo aún más feliz viendo lo cómodo que eran sus zapatos, ya que no hacía diferencia entre sí, estaba descalzo o no, salvo cuando pisaba algo y el cuero lo protegía.
Aric y Japeth veían como el niño daba vueltas de carro y saltaba felizmente mientras obviamente presumía que él traía pantalones.
— Mi hermana es la mejor! - acabó después de una vuelta y un aterrizaje perfecto.
El chico tenía alma de animador profesional.
Cayó justo frente a Sophie que lo abrazó y besó su coronilla.
La chica luego levantó los ojos y vio como los dos chicos miraban al niño verdes de envidia, porque el chico no tenía que ponerse esa monstruosidad de uniforme.
Ellos seguían viendo el atuendo proporcionado por la escuela sin decidir a ponérselo.
Cabe destacar que seguían en toalla y Dot no parecía querer que tomarán nunca la decisión.
— ¿Podrían vestirse de una vez? – corearon Anadil y Hesper.
Aparentemente, ya recuperadas del daño mental causado por ver por primera vez no a uno, sino a dos chicos extra calientes en toalla.
Los chicos lanzaron una mirada asesina que hizo retroceder a las dos chicas.
Allí fue cuando las dos brujas más malvadas de la escuela del bien y el mal aprendieron lo que era una auténtica mirada asesina.
Ambas se tensaron al darse cuenta de que no tenían a ningún par de príncipes en su habitación.
Eran dos armas mortales ocultas tras rostros bonitos.
Sophie les sonrió cuando se voltearon hacia ellas e internamente felicitó los buenos instintos de las dos brujas.
Luego miró hacia los chicos y les dedicó una sonrisa divertida luego de estudiarlos de arriba abajo.
Ellos entrecerraron los ojos al ver que ella percibía el peligro, pero sus miradas le resbalaban.
— Me encanta la vista - aclaró divertida – gracias por el excelente inicio de año.
Japeth se cruzó de brazos.
Aric le sonrió y guiñó un ojo.
Pero era obvio que los chicos seguían molestos por el asunto de la ropa cuando Adam pasó dando otra vuelta de carro y enseguida volvieron a las miradas de envidia.
— Me ofrezco a arreglar también sus uniformes - dijo extendiendo la mano esperando a que los chicos se lo entregaran.
Estos la miraron con ojos abiertos.
— ¿Por qué? —corearon sorprendidos.
— Por el placer de vestirlos como a mis muñecos - dijo por toda explicación.
Les regaló una sonrisa maliciosa.
Los chicos se la quedaron viendo atónitos al ver que una vez más no ocultaba para nada sus malignos propósitos.
— Y nos lo dices así tan campante – dijo Japeth mirando a Aric como preguntando si él se lo creía.
— No es la mejor forma de negociar – contestó Aric.
— ¿Estamos negociando? - preguntó Sophie - solo tienen dos opciones, aceptan el estilo que yo decida para sus uniformes o los usan tal como están, no veo ninguna negociación - les aclaró la situación - si deciden que no, Dot y yo disfrutaremos de la vista por un tiempo indefinido hasta que se resignen a usarlos; si deciden que sí, igual disfrutaremos de la vista, pero solo hasta que termine sus nuevos uniformes.
Se encogió de hombros.
— De cualquier modo, las auténticas ganadoras somos nosotras, ¿no Dot? - guiñó un ojo hacia la chica.
Dot le devolvió un pulgar hacia arriba.
Aric y Japeth abrieron la boca de forma que casi la mandíbula les cae al suelo.
Luego pusieron cara de frustración al darse cuenta de que era cierto.
Eran ellos los que estaban recibiendo un "favor".
No estaban en posición de negociar nada, o utilizaban los uniformes tal y como estaban, o dejaban que la chica frente a ellos los vistiese como muñequitos de juguete.
Muy probablemente acabando con una versión negra de lo que sería los trajes de los príncipes o, con un poco de suerte, con una versión para adultos de lo que traía puesto el niño.
Vieron el traje del pequeño y luego los uniformes que ellos tenían en sus manos.
Tragándose una cantidad de orgullo suficiente para atragantar a un elefante, pero mucho más pequeña de la que tendrían que tragar si se colocaran ese uniforme tal y como estaba.
Entregaron de mala gana sus uniformes a la rubia.
Esta apartó su propio uniforme y empezó a trabajar con los de los chicos antes de que Dot los ahogara a todos en saliva.
Con su alto nivel de costura más la existencia del sistema para evitar cualquier error, Sophie terminó rápidamente de acomodar los uniformes de los chicos.
Para Aric hizo una camisa como la de Adam, pero más ajustada, de manera que se marcaban sus músculos abdominales y dejaba al descubierto sus brazos, con unos vaqueros en lugar de unos pantalones anchos.
Para Japeth, quien parecía preferir ocultar más piel, también hizo unos pantalones vaqueros, más un suéter manga larga también ajustado con la parte de piel de serpiente del uniforme.
Sophie entendió por qué a la original le gustaba tanto ese material.
Se ceñía como la licra, pero era suave como el algodón, adicionalmente era muchísimo más fresco.
Japeth sonrió ante la ironía, sin saber que Sophie conocía muy bien su auténtico traje de serpiente.
Sophie supuso que no lo había usado por el bien de la teatralidad, para presentarlo en la primera clase de talentos.
«Lo que sea por el bien del espectáculo» pensó Sophie para sus adentros, recordando lo dramático que, según el libro, podía ser el chico.
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