CASA DE ISHTAR
Un día cuando Ish regresa de pasear a Conde y Duque, ve que Sandro aún no ha llegado, y ya es tardé. Le envía mensaje para saber de él, sigue jugando con sus perros.
Es tarde y no responde el mensaje ni contesta las llamadas; Ish preocupada se pone nerviosa. Llama a Pablo pero no le responde, llama a Pancho y Juan que tampoco responden, y a Lalo, este último le responde
Lalo con voz presurosa, responde –Ishtar, dime
Ishtar, preocupada y con la voz quebrada pregunta – hola, oye de casualidad ¿sabes dónde anda Sandro?
Lalo –no, no he hablado con él desde la tarde, que salió de la Junta
Ish – ¿y no te dijo a dónde iría? O ¿si tenía algo más de trabajo?
Lalo –no, la verdad no sé ¿no ha llegado?
Ish –no, y no responde los mensajes ni llamadas
Lalo –si se algo te llamo
Ish – gracias -cuelga
Se mete a dar un baño rápido, por si tiene que salir. Y se pone Jeans y una camiseta. Espera que alguien le dé señales de Sandro
Vuelve a llamarle, sigue apagado el celular. Manda mensaje a Hannah, para que la calme.
Entra la llamada de Lalo
Ish nerviosa y exaltada responde rápido – ¡Lalo!
Lalo – hola, me dicen que estuvo con Pancho un rato en un bar. Pero lo dejo hace dos horas. Debe haberse encontrado a alguien más y se quedó cotorreando, ya no tenía pila, es lo que me conto Pancho
Ish respira profundo, conteniendo un sollozo – ok, gracias, espero así sea y no tarde
Lalo habla con la voz lenta y suave, escondiendo su intranquilidad y preocupación –tranquila
Ish –después de la amenaza contra Uds.,… muy difícil. Pero gracias
Lalo –por eso no te preocupes, ya se está resolviendo. Al parecer ya encontramos el asunto problema y nos hemos desecho de él; solo resta esperar
Ish –Que así sea; cuídense mucho de todos modos
Lalo –que llame cuando llegue
Ish –si –cuelga
Ishtar da vueltas por el jardín, Conde y Duque la observan impacientarse, con el celular en la mano, cuidando la puerta; a pesar de las noticias no se tranquiliza mucho.
Andrés, llega – Ishtar, buena noche, solo vine por algunas cosas ¿estás bien? ¿Qué ocurre?
Ish, lo observa sin entender, ni prestar mucha atención a lo que ha dicho –Sandro no ha llegado, no me aviso nada y el teléfono lo tiene apagado
Andrés – se ha de haber ido a beber, o ha de estar trabajando
Ish – No, ya hable con Lalo y no está trabajando, y estuvo bebiendo con Pancho hace más dos horas, pero ya se iba según.
Andrés –tranquilízate, ven –tomándola del brazo- vamos adentro, te preparo un té para que te relajes y esperamos ahí –Ish suspira y lo sigue, como sí no tuviera más remedio y sin nada que perder- vas a ver que todo estará bien
Ish se sienta en el sillón, resignada –espero así sea -con el semblante negro y el gesto desencajado; Andrés va a poner el agua para el té
Cuando regresa Andrés con Ish, ella tiene la vista clavada en el celular, y los ojos llorosos; se sienta a su lado, dándole la taza, que ella sostiene con la mano temblorosa, sin beber mucho. Sigue preocupada y ansiosa, por no saber dónde está Sandro; quisiera que le contestara, llamara o que por lo menos diera una señal de vida y de que está bien. Pasan los minutos, como si fueran horas y ella, intranquila no se puede dormir, ni calmar. La preocupación la embarga, llena de mil y un pensamientos desastrosos y terribles; de cualquier cosa que le podría haber ocurrido a Sandro, y a ello sumándole la preocupación de la amenaza, y el peligro latente que existe.
Andrés ha intentado distraerla, contándole sobre el apartamento que encontró y acaba de rentar; sobre el lugar, la decoración y demás. Le ha dicho que en pocos días se ira de su casa. Y muchas cosas más que a él le entusiasman, pero Ishtar, por más intento que ha querido prestarle, tiene su mente en otra parte.