La noche finalmente había llegado y Lucas se dirigía a su habitación para irse a dormir, fue un día bastante largo, uno de esos días que te arruinan la sonrisa por unas cuantas semanas.
Así que Lucas quería irse a dormir para cambiar los ánimos hasta que llegue la hora acordada para visitar la bodega, su habitación estaba ubicada en el piso inferior a la cocina, por donde queda el almacén de la proa.
La habitación estaba bastante alejado de los camarotes y lo más importante era que estaba llena de cajas en donde uno podía esconderse, ante el ataque de algún lunático, por lo cual Lucas podía dormir tranquilo.
Finalmente, Lucas llegó al piso de su habitación y se dirigió hacia su puerta con las piernas bastante cansadas, casi arrastrándose del sueño, cuando pudo abrir la puerta, vio con satisfacción su habitación segura.
Lógicamente, la tan ansiada 'habitación' era solo un almacén más del barco, pero para Lucas la seguridad era lo único valioso en estas semanas finales hasta tocar puerto.
Con mucho esfuerzo, Lucas se acercó hacia la red que había instalado en la habitación. La red estaba escondida y uno tenía que mover unas cuantas cajas, para poder lograr llegar, lo cual le daría suficiente tiempo para que Lucas reaccionara ante una emergencia.
Finalmente, Lucas estiró su mano derecha para alcanzar la red y por desgracia la costumbre le ganó.
*Puff*
Los nervios del día hicieron que se olvidara que esa mano ya no existía, provocando que el grumete cayera al suelo debajo de la red golpeando su rostro contra el suelo.
La sangre de su labio roto manchó su rostro y unas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, hasta que se puso a llorar estrepitosamente en el suelo debajo de su red.
'No puedo ni irme a dormir, ¡Con este muñón de mierda!', maldijo Lucas despreciando su nuevo cuerpo con odio y lágrimas, se acurrucó debajo de la red, ya no tenía ni ganas de levantarse, incluso eso era difícil para el pobre grumete.
'... Ya les di mi brazo ... Les di mi futuro ... Me condenaron a esta vida miserable por el resto de mi vida...' Lloraba Lucas acurrucado en el suelo, abrazándose con el brazo, tratando de sentir el calor de alguien en su cuerpo, pero la bodega solo se sentía cada vez más fría y el recuerdo de poder lograr abrazarse así mismo con los dos brazos lo hacían aún más doloroso.
'Pero eso no fue suficiente ... Quieren más de mí ... Las personas quieren siempre más y más ... Nunca dejan de pedir ... Les salvé la vida ese día ... Matando todas mis esperanzas futuras ... Cuando llegue al puerto, que mierda voy a hacer de mi vida ... Nadie le va a dar trabajo a este cuerpo inútil … Tan inútil que no puede ni cortar pescados sin ayuda de una barra, un idiota que no puede servir la comida, un imbécil que ya no puede ni dormir en su red sin ayuda'. Pensaba Lucas mientras lloraba cada vez más fuerte, clavándose las pocas uñas que le quedaban sobre su cuerpo como queriendo deshacerse de él.
'Pero darles todo mi futuro no les fue suficiente, buscan más ... Ahora van por mi cabeza ... Pero no se las voy a dar tan fácil ... Voy a salir vivo de esta ... Voy a llegar a ese puerto y voy a correr por la playa y besar la arena ... Revolcarme en la costa como lo hacía de niño ... Riendo porque sigo vivo ... Porque habré perdido el brazo, por estos mal paridos, pero he recuperado algo que hace mucho tiempo había perdido y esa son mis ganas de vivir para ser feliz ... No para sobrevivir, sino para disfrutar esta vida ... Desde que me expulsaron de mi casa siempre he vivido para ver otro día ... Pero ahora quiero volver a aquellos días en donde vivía para disfrutar la vida... No solo disfrutar, voy a...'
Lucas dejó de llorar de repente. Su respiración alterada se volvió cada vez más pausada. Se levantó. Con las manos temblorosas busco un cuchillo que tenía preparado. Una mirada llena de terror apareció en su rostro y con pasos temerosos desapareció entre las cajas del almacén. Un grupo de personas había entrado en su habitación.
V1
Taras se encontraba durmiendo en su red, las olas del mar lo mecían y su mente se mecía con ellas. Una vida sobre un barco termina haciendo que los propios pensamientos de unos fluyan como dicte los océanos, y hoy parecía tocar otro día 'tranquilo' a bordo de La Vieja Ana.
El olor a agua salada inundó las fosas nasales de Taras y de un salto se despertó en su red. Él lo sabía, era la hora de ponerse a trabajar, no llevaba reloj, pero su instinto de pescador así lo había dictado y así debía ser hecho.
Con pasos tranquilos se acercó a la red de Ricardo, el grumete se encontraba durmiendo pacíficamente, se veía muy tierno durmiendo, era como un bebe, pero en vez de juguetes rodeándolo, había botellas de alcohol vacías.
"Hora de despertarse, muchacho" Dijo Taras, sacando algunas botellas de encima de su cuerpo y moviendo un poco la red.
"Ya va mamá, todavía es temprano..." Dijo Ricardo mientras se acurrucaba en su red, para seguir durmiendo.
"Ja, ja, ja, pedazo de borracho, ayer era tu papá y ahora soy una mujer ..." Se río Taras, pero en voz baja, no quería despertar a los otros marineros que aún dormían.
"La diosa lo pide, vamos es la hora, chico" dijo Taras yendo a la cubierta, la tarea no podía ignorarse, no cuando el mar lo pedía mandando una mañana tan hermosa, aunque aún faltaba un poco para la salida del sol.
"Ya voy, espera un poco, porque no dormís unas horas más, no hay porque ser impaciente, siempre se puede esperar a que el día se ponga aún mejor, no pescador?" Dijo Ricardo perezosamente, mientras volvía a dormir, casi que sabiendo el resultado de la charla de memoria.
"Eh... si, la noche es linda, pero sería una pena no despertarse cuando ya haya amanecido para poder disfrutar del sol en el océano con todo su esplendor, ojalá tengamos una buena pesca hoy también" Dijo Taras sonriendo mientras volvía a su red.
Cuando Taras se acotó en su red, Ricardo se despertó y sacó una botella medio vacía de su lado y le dio un trago hondo, luego la guardó a su lado como si fuera un recuerdo.
"Poco a poco, el alcohol se agota …" Murmuró Ricardo mientras se acurrucaba para dormir.
Los dos durmieron, hasta que Ron los encontró durmiendo y los despertó con un baldazo de agua fría, mandándolos a limpiar la cubierta.
La cubierta parecía bastante normal, un poco más vacía que de costumbre, pero las caras sonrientes de los marineros trabajando hacía que todo pareciera normal.
El único detalle que sobresalía un poco a la vista eran tres personas colgadas en las velas, sus cuerpos ya estaban descomponiéndose y a una de las personas ya se le había caído la mitad del cuerpo, por lo que solo había unas tripas colgando en vez de sus piernas.
El olor a putrefacción parecería no importarle a los marineros que felizmente trabajaban en sus tareas.
Al subir y ver el sol golpeando su rostro, Ricardo con bastante dolor de cabeza y con mala cara se quejó: "Cada vez hay menos botellas del alcohol, menos mal que solo faltan otras dos semanas más, antes solo faltaban dos semanas más y hace no tanto faltaba otras dos semanas más"
"Para colmo estos cadáveres no ayudan con la limpieza, cada día tenemos que limpiar una nueva parte del cuerpo que se les cayó"
"Recuerda no quejarte en vos alta en la cubierta, idiota, seguí tu papel, quejas únicamente en el área del timonel" Murmuro Taras desde su espalda.
La mala cara de Ricardo huyó de su rostro y apareció una cara algo depresiva, mientras se ponía a limpiar la cubierta sin hablar, de vez en cuando miraba algún marinero y le daba un saludo cordial, luego volvía a trabajar, así hasta que terminó su trabajo.
Cuando terminó Ron, los mandó a la cocina.
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