Mia cayó sobre la cama. La sangre que salía de su cuerpo tiñó al instante de rojo la manta blanca y las sábanas. Estaba al borde de la muerte, pero sus ojos seguían llenos de indignación y sorpresa.
Antes de morir, utilizó sus últimas fuerzas para pedirle a Jordan.
—¿Cómo... cómo has podido saber que no soy... tu mujer?
Mia sabía que su acto había sido expuesto. De lo contrario, Jordan no la habría atacado.
Jordan dijo con indiferencia:
—Mi esposa es una mujer muy pura. Soy el único hombre que ha tenido. Tu actuación de ahora fue demasiado buena.
Mia cerró los ojos con indignación y se fue de este mundo. Probablemente, fue la primera mujer asesinada por un hombre por ser demasiado hábil.
Jordan salió de la habitación.
Geng Anli y Jamie se apresuraron a venir.
—Jordan, ¿estás bien?
Jamie parecía muy preocupado.
Geng Anli se apresuró a decir: