El inspector empezó a correr hacia el escenario del restaurante, pero Carlos no estaba allí. Después fue a la barra, preguntó al camarero si lo había visto, dijo que había estado allí hacía unos 10 minutos. "No pudo haber ido demasiado lejos", pensó el inspector. Por mi parte, estuve buscándolo por las plantas 2 y 3 del edificio, aunque la tercera es una azotea, así que no sé si se podría contar como un piso. Investigué cada rincón del segundo piso, pero no había ni rastro de él. Me dispuse a subir a la azotea, pero el sonido de mi móvil me detuvo.
-¿Lo has encontrado ya, chaval?- era el inspector, p⅘or su tono, supuse que él tampoco lo había hecho.
-No, ahora voy a revisar la azotea-
-Bien, entonces yo buscaré por el aparcamiento de camiones-
Una vez colgado el teléfono, reanudé la búsqueda, las escaleras estaban en un estado lamentable y parecía que se iban a caer de un momento a otro, algo bastante extraño, pensando en lo bien decorado y mantenido que estaba el resto del edificio. La puerta estaba tirada a un lado del pasillo que conectaba las escaleras y la azotea, por el estado en el que se encontraba, se podía entender que había sido golpeada hasta llegar a este. Atravesé el espacio donde una vez había estado la puerta y llegué a la azotea, él estaba allí.
-Hola, muchacho- me dijo al verme.
No llegué a responder, no esperaba su aparente tranquilidad y menos que me saludase.
-¿Te quedarás allí parado? ¿Estás seguro de qué no tienes nada que hacer?- sus palabras me desconcertaban cada vez más y más. Evidentemente, no podía hacer nada, no podía detenerlo y mucho menos me iba a acercar.
Me di cuenta en ese momento, desde mi posición se podía ver el aparcamiento de camiones. Si podía conseguir que el inspector me viese, entonces todo se acabaría. Me acerqué lentamente a la barandilla y busqué al inspector, no estaba por ninguna parte.
- ¿A quién buscas?- me dijo casi al oído, me asusté bastante, pues no noté cuándo ni cómo se había acercado tanto. -Tranquilo, no hace falta que respondas, ya sé que estás buscando al inspector.-
En ese momento alguien pasó por la "puerta", tuve la esperanza de que fuese el inspector, pero era su ayudante.
-¡MANOS ARRIBA!- Ella aún no me había visto -¡Aléjate del chaval!- gritó al verme.
-¿No te parece raro qué estuviese aquí esperando sin hacer nada durante más de media hora?- dijo Carlos.
-Si te soy sincera, muchísimo- respondió.
- toda la azotea está llena de explosivos, increíble. ¿Cierto? Al principio pensaba que no podría llenar este lugar tan fácilmente.- dijo con una sonrisa.
Sofía miró hacia la salida y luego me miró a mí.
-Siento arruinar tus planes, pero no creo que puedas coger al chico y salir del restaurante con toda la gente del segundo piso antes de que explote todo este lugar- desvío su mirada hacia las escaleras- aunque te diese tiempo no creo que esas escaleras aguanten el peso y mucho menos si corres.-
Sofía parecía no estar escuchando, estaba completamente hundida en sus pensamientos.
-Jaque mate- dijo Carlos mientras sacaba un botón del bolsillo.
-¡No lo harás!- Sofía disparó al brazo de Carlos, consiguió darle pero el botón cayó cerca suyo y lo pulsó con el pie.-¡Corre!-
-¡Un momento!- le dije- Podemos saltar a los cubos de basura que hay en el aparcamiento-
-¡Eso es ridículo!, un momento ¿Dónde está Carlos?-.
Por las manchas de sangre que había dejado, supimos que había saltado por la azotea.
-¡Vamos nosotros también!- Ordenó Sofía.
Tuvimos suerte de que eran muy amplios y ninguno resultamos heridos, además de que toda la basura estaba en bolsas y no nos manchamos de ninguna forma.
-No había visto en el pronóstico del tiempo lluvia de asistentes.- dijo el inspector a Sofía cuando ella abrió los ojos.
-¿¡Dónde está Carlos?!- respondió
-¿Él es Carlos?- dijo señalando al hombre que estaba a nuestro lado.- está inconsciente, al igual que lo estábais vosotros.-
-¿Y qué ha pasado con los explosivos?
-¿Explosivos? No había ningún explosivo,os ha mentido para intentar escapar.
-¡Qué bien!- suspiró
-Venga, que aún nos queda trabajo con este de aquí-
Carlos confesó todo lo que había hecho y fue condenado a 34 años de cárcel. Así se resolvió todo este lío en el que nos metimos mientras trabajábamos tranquilamente en el restaurante Lupin.
-No me puedo creer que todo eso haya pasado en estos pocos meses que llevamos aquí, hijo.- respondió mi madre cuando terminé de contarle mi extraña experiencia
-Fin-
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