Diez minutos después.
Los agentes de seguridad estaban tirados por el suelo mientras Nora y Justin estiraban los brazos y las piernas.
—Estira un poco más. No has hecho ejercicio durante mucho tiempo. Ten cuidado de no hacerte daño —dijo Justin.
Peter, que se había acercado y estaba esperando a que subieran al coche:
—...
Bien, comparado con su padre, ¡sin duda le quedaba mucho camino por recorrer!
Nora hizo lo que dijo Justin.
Tenía razón. Su vida era cada vez más relajada y pausada estos días. Todo lo que hacía cada día era dormir y salir a pasear. Llevaba una vida de jubilada. Dada toda la actividad de hoy, era necesario que se refrescara adecuadamente.
Estiró los brazos y las piernas con seriedad.
El capitán, que estaba en el suelo, los miró sorprendido. Tartamudeó:
—¿Quiénes son ustedes?
Para entonces ya tenía una vaga idea de sus identidades...