POV MEGAN
En este momento Ale y yo estábamos saliendo por la puerta de atrás para dirigirnos al lugar donde los empleados dormían. Nos escondimos un par de veces para evitar que los guardias de papá nos viesen y no tardamos nada en llegar a la habitación de Adriano. Ya entramos sin petar y lo primero que hace nada más entramos en la habitación es apuntarnos con un arma, pero Ale y yo no tardamos en sacar una y lo apuntamos.
"Deberías saber que está mal apuntar con un arma a las hijas de tu jefe." Dije apuntando entre ceja y ceja. "Señoritas D'angelo, ¿Qué hacen aquí?" El tipo bajo el arma y después de unos segundos, ambas hicimos lo mismo. "¿Y dices que es bueno en lo que hace?" dije sin ver que es lo que veía Ale de bueno en él.
"Que sea gilipollas no le quita que sea bueno en lo que hace." Dijo metiendo el arma en la porta pistola del muslo, haciendo yo lo mismo. "Eso espero, porque te aseguro que no quiero acabar haciendo el trabajo sucio de dos personas."
Se podía ver algo de miedo en el rostro de Adriano, lo cual era comprensible, porque en este momento no se podía ver ni una sola emoción en nuestro rostro, lo cual era lo que hacía que gran parte de la gente nos tuviese pánico.
"Eso todo dependerá de Adriano. Levántate que nos tenemos que ir." Rápidamente, se levantó de la cama y empezó a buscar la ropa por su habitación. "Como ordenen." Al menos parecía que hacía lo que se le dijese, algo medio bueno que tenía. "En menos de cinco minutos te quiero con el coche en el lugar de siempre."
Con eso salimos y nada más salir de la casa no pude evitar echarme a reír. Sé que esta es una manera de Ale de protegerse, pero la cara que le quedó a Adriano era muy graciosa y no pude evitar reírme.
"¿Quieres dejar de reírte? Te escucharán los guardias y si quieres descubrir qué es lo que se está tramando es mejor que lo dejes de hacer." Intenté dejar de reírme, y luego de prácticamente un minuto, conseguí hacerlo. "Vale, vale, lo siento. ¿Crees que Adriano llegará en menos de cinco minutos?" Asintió, y podía ver que estaba completamente segura de que lo conseguía.
"Evidentemente que llegará en menos de cinco minutos, más le vale." Una sonrisa apareció en mi rostro, porque no podía evitar estar orgullosa de lo que había logrado Ale en poco tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que hasta hace un par de años no podía ni estar cerca de un hombre, y ahora hacía lo que le daba la gana con ellos.
"Lo tienes asustado." Pude ver como rodó los ojos, pero era la verdad, ese chico estaba asustado de mi hermana, que no era para menos, cuando se lo proponía, hasta yo misma se lo tenía y eso que la conocía de prácticamente toda mi vida y sé que no me haría daño por nada del mundo.
"Para que nos respeten tenemos que asustar, es el precio que hay que pagar por ser mujeres." Dijo y yo asentí, porque al parecer en el mundo de las mafias, era como solían ser las cosas. Si eras mujer, no servías para nada que no fuese para sexo o limpiar la casa.
Justo en ese momento aparece un coche delante nuestra y Adriano se baja rápidamente para abrirnos la puerta. Entramos en el coche y no se habla durante unos quince minutos que es cuando se para el coche en un lugar descampado con una especie de almacén donde debo suponer que está el tipo. Entramos en el almacén y lo único que se ve es a un tipo con las manos atadas a su espalda y sentado en una silla.
"Bueno, debes suponer por qué estás aquí Lucas." Dijo Ale frotándose las manos y completamente relajada. "Yo no sé nada señorita, como le dije a su lo que sea no sé nada." El señor parecía que tenía miedo, pero en el fondo algo me decía que todo esto era una simple fachada y que trataba de engañarnos, lo cual no iba a ser posible, menos con Ale presente.
"Mis fuentes dicen lo contrario, asique…" Empezó a andar en círculos alrededor de él y este prácticamente no apartaba la vista de ella. "Sus fuentes se equivocan." Dijo intentando sonar sincero, pero a mí no me convencía, y por la cara de Ale, menos aún.
"Mis fuentes no se equivocan, más les vale no equivocarse porque no acabarán bien" Se paró en frente de él, mirándole directamente a sus ojos "Será mejor que le digas lo que quieres saber, porque si no esto no será bonito de ver." Dije con una sonrisa. "Ustedes no se mancharán las manos, para eso traen al lacayo."
Y ahí había sacado sus verdaderos colores. Y puede ser que lo supiese o que no le importase, pero este tipo se creía más de lo que era. "¿De verdad crees que necesito a un lacayo para hacer cualquier cosa?" dijo Ale prácticamente pegando su rostro al del tipo. "Claro que sí, así es como las acostumbró su padre, el Titano di Ferro."
Me sorprendía este tipo, primero se hace el que está asustado y no sabe nada a hacerse el gallito, pero eso le iba mal, nosotras nos sabíamos defender solitas sin necesidad de lacayos como él los llamaba, pero lo que me sorprendió más fue que supiese que éramos las hijas del Titano di Ferro, no me daba buena espina que lo supiese.
"Nosotras no somos de esas." Dije, porque era lo más cierto que podía decir. No somos para nada como él nos estaba pintando y eso lo sabía prácticamente todo el mundo. "Oh, ahora tiene que salir la pequeña Megan a defenderte." Se rió y podía ver como el enfado de Alexandra aumentaba con cada estupidez que decía, pero eso claramente, solo lo podía ver yo.
"No necesito a Megan para defenderme." Dijo lo que podría llegar a confundirse con tranquilidad. "Eso te lo puedo asegurar yo." Me apoyé en la pared y me crucé de brazos mirando en su dirección. "Recuerdo a esa Alexandra que lloraba siempre que le daban algo de placer. Eras una niña irritante y te has convertido en una mujer a la cual todos temen menos yo, porque sé cómo eres realmente." Dijo, y esas palabras fueron las que hicieran que me tensase, porque esto no me estaba teniendo buena pinta.
"¿Y cómo se supone que soy?" le preguntó, pero podía oír algo así como satisfacción en la vos de Ale, lo cual era algo que no me encajaba del todo en este momento. "Una persona que le tiene miedo a todo que se tiene que esconder detrás de las faldas de su padre. La que llora por todo lo que le pasa y está resentida con todo el mundo por lo bien que te lo hacíamos pasar cuando estabas con Dimitri. Vamos, no me puedo creer que te hayas olvidado de todo el placer que te he dado."
Los ojos de Ale cambiaron a unos de reconocimiento, y si antes no me tenía ya buena pinta, ahora menos aún porque entonces eso quería decir una sola cosa… "Tú eres el que no hablaba…" dijo segura y sin que la voz le temblase nada.
"Pensé que te habías olvidado de mí." Ahora que Alexandra parecía estar de lo más tranquila, era yo la que me estaba enfadando, porque este tipo había sido una de los cientos de tipo que le habían puesto la mano encima a mi hermana, y eso si que era algo que no perdonaría jamás. De no ser porque Ale impediría que lo matase en este mismo momento, ya lo habría hecho sufrir.
"Tú sabes dónde están." Asintió, y esto parecía más facil de lo que parecía en un principio, lo cual no era lo mejor, porque a saber que precio quería este tipo ahora. Total, no lo disfrutaría nunca, porque acabaría muerto. "Oh, claro que lo sé querida, pero esa información tiene un precio."
"¿Y cuál sería el precio justo?" preguntó cruzándose de brazos. "Que te acuestes conmigo una vez más." Pude ver el escalofrío que le dio a Ale y sé que no haría eso ni de coña. Al parecer, ese era uno de los tipos que la había violado estando en aquel infierno, pero me sorprende cuando la veo acercarse a ese tipo.
"Trato, pero antes me das la información y te quedarás atado." Dijo Ale "Me gusta la parte de estar atado, pero no pienso darte la información antes de que te acuestes conmigo, sé la reputación que tienes en la calle en este mismo momento."
Se acercó más y se sentó en su regazo haciendo que el hombre la devorase con la mirada, prácticamente la estaba desnudando y no quiero que esto pase, no delante de mis ojos, porque sé que ella no lo quiere, no lo puede querer.
"Ale, no…" Empecé a acercarme a ella para sacarla de aquí, porque no iba a permitir que este tipo le pusiese las manos encima a mi hermana. No después de todo lo que pasó para protegerme a mí allí dentro. "Adriano, sácala de aquí." Dijo Ale sin girarse en nuestra dirección. "Pero señorita…"
Podía escuchar la inseguridad de Adriano en la voz, y a pesar de que lo odiaba, en este momento me caía un poco mejor por cuestionar dejar a Alexandra sola con este degenerado.
"Que la saques te he dicho." Con eso, Adriano empieza a acercarse a mí para sacarme de esta habitación, pero no lo iba a permitir, no iba a dejar que Ale lo hiciese por conseguir una información que podríamos conseguir en otro lado.
"Ni se te ocurra Adriano, porque entonces la que te mata soy yo." Dije amenazadoramente "Lo siento señorita D'angelo, sólo sigo órdenes."
Con eso me agarró de los brazos y me sacó de la habitación, pero nos quedamos fuera de esta. En este mismo momento estaba enfadada porque Ale estaba haciendo una estupidez y no iba a permitir que lo hiciera para conseguir información. Y estaba asustada porque esto fuese a pasar de nuevo. No sé qué es lo que le habían hecho a Ale allí dentro, pero de lo que estoy segura es que lo pasó peor de lo que lo pasé yo, y no voy a permitir que nada ni nadie le haga daño, es mi hermana y antes tendrán que pasar por encima de mi cadáver para hacerle el mínimo daño.
"Suéltame o te juro que te mato aquí mismo." Dije buscando algo con lo que golpearle y entrar a dentro de esa habitación. "Lo siento señorita D'angelo, pero no puedo hacer eso." Dijo con pánico presente en su mirada, lo cual era genial, porque lo haría para sacar a Alexandra de ahí dentro. "Claro que puedes y me vas a dejar hacerlo, porque no estoy de coña cuando te digo que te mataré."
En ese momento escuchamos un grito y antes de que este inútil pueda detenerme entro en la habitación para encontrarme a Ale de pie con un cuchillo en la mano y con sangre.
"Esto es por violarme hace años." Dijo, pasando uno de sus dedos por el filo del cuchillo, aún no sé muy bien cómo, pero sin cortarse. "Eres una zorra como todas las demás. Es una suerte que tú y la chica escaparais de allí de dentro, pero ya te aseguro que os están buscando, sobre todo porque quieren a la niña. Al parecer uno de ellos es su padre, a los demás nos hacían usar condones."
Cuando dijo que iban a por Alison, pude ver como la mirada de Ale se llenó de determinación y enfado. Eso es lo último que cualquiera persona podía hacer, amenazar a Alison y su bienestar. "Eres un desgraciado, y ahora te irás derechito al infierno donde están todos los demás, gracias por la información de todos modos."
Con eso, le clava el cuchillo en el pecho y lo retuerce una vez está dentro de él, matándolo. Puedo ver las lágrimas en sus ojos y que está aguantándolas. En todos estos años no había visto llorar a Alexandra, al menos desde que estamos que Francesco y Analissa, pero este gilipollas tenía que recordarle todo lo que ya de por sí misma recordaba.
"Adriano… Quiero que metas a este tipo en una caja con piedras y lo tires en el medio de Mediterráneo." Asintió y salió del almacén. No dudé en seguirla y cuando la encuentro, veo que está hiperventilando, por lo que me acerco y la abrazo, pero trata de librarse, por lo que supongo que está metida en algún pensamiento turbio, nos pasa a veces.
"Tranquila… soy yo… no te va a pasar nada… ese tipo está muerto…" Estuvimos así media hora hasta que se tranquilizó y se separó de mí. Podía ver que seguía mal, y a pesar de que no quería hacerla ponerse mal, quería saber qué era lo que lo que pasó allí dentro.
"Ale, ¿qué es lo que pasó allí dentro?" pregunté con delicadeza, porque en momentos como este, es en los que Alexandra reaccionaba mal a todo lo que le tocase o le provocase inseguridad. "Nada que sea de tu incumbencia."
"¡¡¡¡Claro que lo es!!!!, sólo mírate cómo estás y luego dime que no lo es." Me frustraba cuando Ale se encerraba en sí misma y no dejaba salir sus sentimientos verdaderos a la luz. Siempre lo había hecho, supongo que era una forma de protegerse, pero también sé que es por eso que no se está recuperando de la misma forma que yo, al menos en parte porque la otra porque lo había pasado peor que yo.
"Es mi vida Megan." Dijo tratando de que dejase el tema, pero no lo iba a hacer, no viendo como la había dejado lo que había hecho con ese tipo y por lo que había dicho de Alison. "Tú vida pero que no tenías que hacer lo que hiciste para conseguir la información."
"Cómo te dije, mi vida. Por si te interesa, es papá el que está haciendo trato con los rusos para acabar con ellos, pero los rusos se están armando y tienen más mafias para derrotar a papá, por lo que papá nos quiere lejos de aquí porque se avecina una guerra." Dijo empezando a caminar hacia el coche.
"Tenemos que avisar a papá." Vi como negó, pero no tengo ni la menor idea del por qué. "Papá ya lo sabe. Ahora me largo a casa." Dijo empezando a caminar en el coche. A pesar de lo que había dicho era algo que no me gustaba y no entendía bien, la seguí al coche y me metí en el lado del copiloto.
Durante todo el camino fue en silencio y sé que Alexandra no estaba bien. Quería ayudarla a pasar el momento, pero tengo más que claro que no me dejará hacerlo. Siempre hacía lo mismo. Nada más llegar a la casa, Ale salé del coche con un portazo y se mete en la casa rápidamente dejándome a mí sola.
"Arriba las manos o disparo." Dijo uno de los guardaespaldas que al parecer no nos había reconocido, pero en este momento no era lo mejor que podía hacer. No con Alexandra tan enfadada como lo estaba en este momento.
"Harías muy mal disparándome, pero adelante, hazlo, ni un parpadeo durarás." Dijo Ale sin girarse ni llevar la mano a la pistola. "¿Señorita D'angelo?"
Podía escuchar la sorpresa en la voz del chico y pronto bajó el arma mirando en nuestra dirección sin entender en qué momento habíamos salido de la casa. "Bingo, ahora ve a hacer tu puñetero trabajo y déjame en paz porque está siendo una mierda de noche."
Con eso, entró en la casa y yo no tardé nada en seguirla. Cuando entré en la casa, encuentro a mi padre sentado en el sofá de la sala con una copa de vino en la mano. "Pensé que no habías venido con tu hermana."
Rodé los ojos, porque al parecer era obvio para él que nos habíamos marchado, pero en este momento no estaba para escuchar lo que sea que quiere decir, me tenía que asegurar de que Ale estuviese bien, porque claramente no lo estaba. "Si que lo hice, ahora si me disculpas estoy cansada. Me voy a dormir."
Me giré para ir en busca de Alexandra cuando escucho como mi padre deja el vaso en la mesa, prácticamente rompiéndolo debo decir y levantarse del sillón. "Tú te quedas aquí hasta que te diga yo que te puedes ir."
Nunca me había hablado así. Ese era el tono que usaba en los negocios o cuando estaba haciendo tratos, y no me gusta nada que use ese tono conmigo. Estoy muy agradecida con él y con Analissa, pero no dejaré que nadie me hable así.
"No vas a decirme lo que tengo que hacer, ya no soy una niña pequeña." Dije mostrando mi enfado en mi voz. Si algo quería que le quedase claro, es que no me gustaba que me hablasen así, y no iba a dejar que él lo hiciese a pesar de ser mi padre adoptivo.
"Megan, por favor. Sólo quiero hablar contigo. He visto que tu hermana entró alterada y se encerró en la habitación." La preocupación estaba presente en su voz, lo que hizo que me calmase un poco. "No quiere hablar de eso, asique no tengo ni idea de lo que le pasa." Me crucé de brazos y me giré para verlo.
"Estuvisteis las dos en el mismo lugar, por lo que sabrás lo que le ha pasado." Puse cara de indiferencia, porque ni de coña le iba a decir donde habíamos estado, al fin y al cabo, estaba medio enfadada con él por querernos sacar de aquí.
"Vamos, no me pongas esa cara porque no soy estúpido. Sé todo lo que estuvisteis haciendo este tiempo." Dijo cruzándose de brazos, pero la verdad tampoco es que me importase demasiado que supiese que es lo que habíamos estado haciendo yo y Alexandra en todo este tiempo. "De verdad papá, no sé de qué me hablas."
"Bien, si esto es como va, pues te adelanto que no quiero esta vida para vosotros. Sois unas chicas buenas y no debéis meteros en este mundo." Mi enfado subió un poco más, porque puede ser que Ale y yo lo hayamos pasado mal prácticamente toda nuestra vida, y que por eso somos las personas que somos hoy en día. No somos precisamente buenas porque asesinamos gente y queríamos asesinar a los hermanos.
"Pues es demasiado tarde papá, porque ya estamos metidas." Dije cruzándome de brazos y poniendo de nuevo mi cara de indiferencia a pesar de que estaba enfadada. "¿Es que no podías esperar al menos un poco más?"
Cuando dijo eso tomé una respiración profunda para no explotar aquí, porque si algo habíamos hecho esto seis años, era esperar a encontrar a esos mal nacidos y matarlos.
"Estamos hartas de esperar papá, no entiendes por toda la mierda que tuvimos que pasar, sobre todo Ale. Ella ya está mal y con eso estoy segura de que pasará página." La tristeza era evidente en su mirada, porque todos en la casa sabíamos que, de las dos, Ale era la que estaba peor y había días en los que prácticamente no nos podíamos acercar a ella por el simple hecho de lo que tuvimos que pasar allí dentro.
"¿Algún día nos diréis que es lo que pasó allí dentro?" negué, porque yo no lo haría, me llegaba con que viniese a mi mente normalmente cuando quería ir a dormir, y sé que Ale menos hablará de lo que pasamos allí dentro. "Si hablarais con los psicólogos…"
"Los psicólogos no son mejores que ellos. Nos devoran con la mirada y si no hacen eso, nos dan consejos que ni ellos mismos siguen, asique no, no hablaremos con nadie." Dije dándome la vuelta para empezar a caminar hacia las escaleras. "Siento por todo lo que tuvisteis que pasar, no os lo merecíais." Dijo, a pesar de que no tenía ni la menor idea el que sentía, solo sabía que no era algo bueno por lo que habíamos pasado.
"Ni yo ni nadie, pero nos tocó, todo porque nuestros padres nos vendieron para conseguir heroína. Ahora si me disculpas, voy a ver cómo está Ale, porque ya que sabes todo lo que hacemos cuando no estamos en casa, espero que al menos sepas que no vamos a dejar de hacerlo por mucho que tú nos digas que no nos quieres en el mundo que tú llevas metido años." Dije girando un poco el cuerpo en su dirección.
"Yo os lo digo por experiencia, no quiero que nada os pase, y tenéis que tener en cuenta que tenéis una niña a cargo." Ambas sabíamos en qué mundo nos estábamos metiendo, pero también sé que Alison no podía estar mejor cuidada que por nosotras dos. "No permitiremos que nada le pase a Alison, eso te lo puedo asegurar."
Con eso me fui escaleras arriba dejando a mí padre solo tomándose el vino y me fui a la habitación de Ale, pero no estaba, por lo que me dirijo a la habitación de Alison, lugar en el que me la encuentro, sentada en la cama de la niña con un brazo sobre sus hombros. La pequeña se movió para acomodarse en las piernas de su madre y Ale estaba mirando por la ventana.
"Si vas a quedarte ahí plantada es mejor que te vayas." Dijo sin apartar la mirada de la ventana. Entré en la habitación y cerré la puerta con mucho cuidado para no despertar a la pequeña Alison. Me dirigí al otro lado de la niña y me senté a su lado. En este momento me preocupaba Ale, pero lo que más era lo que había dicho aquel tipo sobre los rusos, que estaban buscando a su hija.
"¿Sabías que Alison era hija de uno de esos bastardos?" asintió y yo me quedé sorprendida por un momento, porque estoy casi segura de que estar en el lugar de Ale, yo no me hubiese quedado con el bebé. "¿Por qué no me lo dijiste antes?"
"Porque no vale la pena. Puede ser que pusiese el esperma, pero no es nada. Alison es mi hija y de nadie más." Pasó a mirar a Alison y pasando su mano sobre el pelo de ella. "¿Crees que lo que dijo el tipo es cierto?"
"Estoy segurísima. Pero se equivocan si piensan que los voy a dejar llegar a Alison." Dijo tensándose. Alison era un tema delicado para las dos, sobre todo cuando hablábamos de esos tipos, pero ahora puedo entender la motivación extra que tiene Alexandra con matar a esos tipos… por la seguridad de Alison.
"No permitiremos que se acerquen a ella. No debes preocuparte por eso, pero tenemos que asegurarnos de conseguir gente de confianza que cuide de ella, ahora menos que nunca la podemos dejar sola." Asintió, pero estoy completamente segura de que ya tenía un plan armado en su mente, era lo normal en las dos, pero sobre todo en ella.
"Tenemos que hablar de una cosa, Ale" dije sentándome en la cama al otro lado de Alison. "Si lo que te preocupa es que me haya acostado con ese tipo estás equivocada. Ni en mil años haría eso." Negué, pero entonces no entendía como había conseguido la información.
"¿Como conseguiste la información entonces?" pregunté perdida "Haciéndole creer que me acostaría con él. Todo tío que conozco en cuanto te sientas en su regazo y le rozas la polla piensan que tienen conseguido el objetivo de que nos acostaremos con ellos." Asentí, porque con la gente que nos obligaban acostarnos eran facilmente de esas personas.
"¿De qué querías hablar?" preguntó "Papá lo sabe." Se encogió de hombros diciéndome que ya lo sabía o que se hacía una idea de que lo sabía. "¿Lo sabías y no decías nada?" se giró para verme con una ceja elevada "Papá tiene ojos en todos lados, ¿de verdad pensabas que no se iba a enteras que estábamos a la caza de esos tipos?" preguntó, y viéndolo de esa manera era obvio que lo sabría
"Esperaba que no." Dije mirando al frente "En el mundo de papá todo se sabe. Todo el mundo tiene ojos por todos lados Megan, por eso tenemos que ser extremadamente cuidadosas con lo que hacemos" asentí "Una mierda, vamos." "Lo sé y aún por encima tenemos que hacer este puto viaje al puñetero Disneyland."
Me di cuenta desde que Alison nombraba el parque, Ale se tensaba y hacía todo lo posible para no ir, y teniendo en cuenta que ella hacía todo lo que Alison quería, era raro que no la hubiese llevado ella misma antes. "Nunca me dijiste porque odias Disneyland."
"Porque es de donde me separaron de mi tía." Dijo, pasando a mirar al frente. "Nunca me contaste la historia de cómo te cogieron." Realmente, Ale era de las personas que no hablaban demasiado en si, pero siempre supuse que era por todo lo que había pasado allí dentro, pero cada vez me convenzo de que realmente es la forma de ser de mi hermana.
"Mi tía se dio cuenta de que mis padres se drogaban y decidió sacarme de casa y llevarme a vivir con ella, y esos días se puede decir que fueron de los mejores en mi vida. Mi padre no era tan malo. Empezó a drogarse porque había perdido el trabajo y no encontraba otro… antes de eso siempre jugaba conmigo e incluso cuando estaba drogado se encargaba de que mi madre no me hiciese nada. La cuestión, es que viviendo con mi tía decidió llevarnos a Disneyland a mi prima y a mí, y es donde me cogieron. No es bonito darte cuenta de que tu madre te vendió por un par de gramos de heroína, al menos de mi madre"
Nunca la había escuchado hablar de su familia en todos estos años, y al parecer se llevaba bien con su padre y apreciaba a su tía y prima. "Y no quieres ir allí por esa razón" asintió "No quiero ni pisarlo, pero Alison está deseando ir allí y no le voy a arruinar su sueño por lo que pasó hace años."
"Si quieres quedarte en el hotel lo entendería. Puedo salir con Analissa y Alison mientras tú te quedas en el hotel." Negó, cosa que imaginaba que haría, pero quería que mi hermana estuviese bien en vez de estar estresada por pisar de nuevo ese lugar. "No va a ser necesario, tendré que enfrentarme a eso de una vez." Sé que por mucho que insistiese, Ale no iba dejar ir sola conmigo y Analissa a Alison a pesar de que sabía que yo podía protegerla con todo, pero también estoy completamente segura de que estando en el hotel sin saber de Alison la estresaría más de lo que haría de por si estar dentro del parque viendo ella misma a su hija.
"Si en algún momento desde que entremos decides lo contrario o pasas un mal momento, dímelo y te ayudaré, no pienso dejarte." Le cogí la mano y le di un apretón como muestra de apoyo. "Gracias Megan, lo aprecio." Acabé por pasarle la mano sobre los hombros, y sin ponerse encima de Alison, dejó su cabeza sobre mi hombro.
"Tu harías lo mismo por mí, somos hermanas, al fin y al cabo." Noté como asintió "Hermanas hasta el fin." "Hermanas hasta el fin. Te quiero Ale." Le di un beso en la sien y esperaba que al menos se quedase dormida por un rato "Yo también te quiero Megan, ahora creo que deberías irte a dormir. Dentro de dos horas saldrá el avión y no quiero que te vayas a dormir por los rincones."
No me gustaba la idea de dormir tan poco tiempo, pero prefería mil veces haber ido con Ale a ver a ese tipo que quedarme en casa durmiendo plácidamente. "¿Me puedo quedar aquí?" pregunté, aunque ya sabía que iba a poder hacerlo con la condición de no despertar a Alison. Siempre me decía lo mismo, lo cual era prácticamente imposible, porque esta niña dormiría hasta cuando hubiese un terremoto.
"Puedes hacerlo con la condición de que no despiertes a Alison." Me reí y me acosté al lado de Alison la cual seguía sobre so madre y abrazando las piernas de esta. "Tiene el sueño pesado como su tía, asique dudo que se vaya a despertar." Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Ale, lo que al menos me confirmaba que no estaba fatal y que había una mínima posibilidad de que se durmiese esta noche.
"Trata de dormir un rato, te hará bien." Dije, pero casi podría confirmar que no lo iba a hacer, aunque quisiese intentarlo. "Lo intentaré. Descansa."
Al menos esperaba que durmiese un rato. Siempre que estaba con Alison se relajaba lo suficiente como para que estuviese de mejor humor, más tranquila y todo. Toda la felicidad que tenía en este momento Alexandra era Alison, y si algo tengo más que claro, es que no iba a dejar que nada le pasase a su hija y yo no dejaría que perdiese su felicidad por culpa de unos infelices, por lo que me prometí a mí misma que haría lo que fuese necesario para proteger a mi sobrina y hermana, costase lo que me costase.