บท 48: El amor te impide pensar (EDITADO)

"Ahh… esto apesta"

Con un quejido, Trevor Belmont se despertó y estiró los brazos mientras se levantaba para comenzar un nuevo día.

Estaba viviendo temporalmente en un establo mientras seguía su camino hacia la ciudad de Gresit, en donde iniciaría su aventura.

Trevor Belmont, o mejor dicho, el sujeto que se reencarnó como él, había llegado al mundo de Castlevania hace un par de días.

Había tenido una buena vida en el pasado y al morir prematuramente se le ofreció la oportunidad de reencarnar en este universo.

Como el Trevor de la historia original estaba en la completa ruina, ahora mismo no podía pagarse una posada u otro lugar en donde pueda pasar la noche tranquilamente.

A eso súmale que su sistema le dio la misión de llegar a la ciudad predicha antes de la semana si es que quería desbloquear todas las habilidades de lucha que poseía el último descendiente del clan Belmont.

Por lo que tuvo que hacer trabajos de obrero estos días.

"Sistema inútil... ¡al menos dame un regalo de inicio o bono de principante! algo que me saque de esta situación de porqueria ¡A este paso solo me falta una diosa inútil, una maga piromaniaca y una caballero masoquista para completar mi apestosa suerte!"

Trevor comenzó a recriminar en su mente por lo que había pasado estos días.

Sin embargo, lo que recibió de respuesta por parte del sistema fue un mensaje que lo dejó pasmado.

[¡Alerta? ¡Alerta! ¡Una fuerza impropia de este mundo fue detectada!]

Justo cuando se estaba cambiando, una fuerte señal fue escuchada en su mente.

"¿Eh? ¿Qué es lo que sucede sistema?" – Preguntó Trevor.

[¡Inicio del protocolo de emergencia direct-]

"¡Aaaaagggghhhhhh"

Antes de que la voz siga sonando en la cabeza del sujeto, un dolor agudo muy fuerte comenzó a asaltar su mente, como si estuviera siendo partida en dos mitades.

["Cállate pequeña chatarra inservible, me enferma la forma en cómo te rendiste ante la acción de esos bastardos, por eso es mejor que desaparezcas"]

*Scrreeeeech*

¡Una voz extremadamente helada se escuchó desde atrás del muchacho, seguido de un sonido horrible de ruptura que se escuchó dentro de la cabeza de Trevor, haciendo que caiga en inconciencia por el dolor insoportable al cual fue sometido!

"¡HAAAAGGGHHH!"

Sin decir palabra alguna, el responsable de todo esto desapareció en una distorsión espacial, dejando el establo tan tranquilo como el momento previo a su aparición.

.......

"…wow…"

Esas fueron las primeras palabras de Sypha cuando vio por primera vez el castillo de Drácula.

¡Era una construcción que desafiaba las leyes de la física por las diferentes salientes, torres, puentes y demás cosas anexas que podías encontrar!

No obstante, a pesar de tal diseño extravafante, no se podía negar su magnifica prescencia.

Ella había escuchado de la majestuosidad que desprendía el castillo,sin embargo las leyendas que se difuminaban por todo Valaquia se centraban más en el terror que este podía causar a las personas que de su belleza en si.

Pero la primera impresión que se llevó la Oradora no fue miedo, sino curiosidad extrema, la cual se disparó al máximo cuando atravesó el umbral de la puerta.

¡La magnífica construcción muy al estilo gótico europeo dle interior le daban ese aire de misticismo!

Los cuadros enmarcados en oro, las pinturas antiguas que desprendía un aura atrayente; las columnas fuertemente erguidas, como pilares que sostiene el cielo.

Los candelabros bellamente dispuestos, como si flotaran enntre nubes dando una sensación de ingravidez; las paredes bellamente pulidas, dejando lo más prístino de la piedra caliza y el piso de mármol con una bella alfombra roja de longitud casi infinita.

Todo esto atrajo la mirada de la mujer, ya que no podía dejar de mirar a todos lados, preguntándose que más cosas podías encontrar en este lugar.

"El lugar en donde estamos es el salón de bienvenida, el cual da directamente con la gran escalera doble. A la derecha está el salón de baile y la cocina, los servicios y el comedor, a tu izquierda podrás encontrar los almacenes para los carruajes y almacenes de alimentos.

Mientras avanzaban, Robert, quien iba por delante de la mujer, iba dándole un discurso sobre todo lo que podía encontrar.

"Ten cuidado con la planta baja, ya que ahí encontrarás cosas no muy buenas para cualquier humano. Creo que el anterior dueño de este lugar tenía un complejo sádico, ya que abajo solo encontraras catacumbas, nidos de demonios, deposito de armas, un laberinto muy perturbador y cosas así"

Cuando Sypha escuchó esto, no pudo evitar pensar en el hecho de que el poderoso Drácula, causante de males y destrucción de toda Valaquia, un ser con el poder más allá de lo creíble, pudo morir tan fácilmente a manos de este hombre.

Cualquiera que dudara de esta hazaña, solo tendría que ver la evidencia, la cual era una carta de veracidad y eso es el estar paseando por el castillo de dicho vampiro ahora mismo.

"Hacia arriba tenemos los salones Olrox, una serie de habitaciones para los invitados. En las plantas superiores, hacia el norte está la biblioteca, el laboratorio y la sala de alquimia, todo eso en la torre de investigación"

"Al oeste encontrar la torre del reloj, al este se ubica la torre de entrenamiento, donde puliremos todas tus habilidades. Al sur podrás encontrar la torre de astronomía, lugar en el cual podrás encontrar el telescopio más avanzado de esta época"

Al llegar al a base de las escaleras dobles Robert se detuvo y giró para poder ver a una Sypha completamente absorta por todo lo que podía ver en este lugar, por ello no se dio cuenta de que su guía se había quedado de pie, chocando contra su bien tonificado pecho, haciendo que tropiece y caiga sobre su trasero.

"¡Auch! ¿Por qué te detuviste? .... no, digo, perdón por no ver"

En un primer momento ella se quejó por haberse caído, pero rápidamente se dio cuenta de a quien le estaba gruñendo, por lo que se retractó inmediatamente.

Robert, quien la vio cambiar su actitud rápidamente, solo sonrió. Luego, le tendió la mano, ayudándola a ponerse de pie.

"Me gusta tu forma de ser Sypha, no eres una mujer que agacha la cabeza, defiendes tu forma de ser y tus principios, eres una mujer valiente, por ello no debes cambiar tu forma de actuar conmigo. Si algo te molesta, no debes quedarte callada; si sientes que mi forma de actuar es erronea o tiene fallas, plantea tu opinión, ya que puedo ser muy fuerte, pero eso no significa que sea sabio"

"M-Mmm… entiendo... maestro" – Sypha respondió de manera asentida.

"Por favor, no me llames maestro, me haces sentir viejo, llámame por mi nombre" – Un aparente cansado Robert le dijo con voz penosa.

"Okei…jejeje"

Sypha respondió con gracia, sonriendo ante la actitud del hombre frente a ella, dando pie a una conversación informal sobre más cosas del castillo.

En ese momento, una distorsión espacial se formó al frente de la pareja, atrayendo su atención.

En eso, un elfo conocido para ambos emergió, trayendo consigo a un hombre de medio desnudo, de apariencia ruda, quien no podía moverse, como si estuviera petrificado completamente.

"Hey viejo, veo que lograste capturarlo ¿algún problema con el sistema?" – Preguntó Robert.

["Ninguno, era uno de los nuestros que se entregó como perra a los viejos bastardos, así que lo tuve que eliminar. La mente de este hombre es un desastre, así que hay que darnos prisa… ah, hola Sypha"]

El elfo respondió tranquílamente mientras arrastraba ala hombre hacia las puertas que daban hacia las profundidades del castillo.

"H-Hola Thomas"

La mujer aludida respondió de manera entrecortada ya que era la primera vez que veía al elfo desde que llegaron a la ciudad.

Ahora sabia que el era un ser tan poderoso como Robert, cosa que la inquietó un poco, pero no lo suficiente como para asustarse.

La forma de responderle así fue que no espera verlo arrastrar por el piso a un tipo paralizado, como si fuera una bolsa de basura

"Ahhh, tu forma de expresarte es lo que más me gusta... pronto iré contigo para terminar nuestro trabajo"

Robert respondió sarcásticamente ante las palabras de su amigo. Luego, miró a la mujer y le dio una sonrisa suave mientras comenzaba a acariciar su cabellos corto y sedoso.

Esto sacó de sus pensamientos a Sypha, haciéndola sonrojar por tal acto de intimidad, pero no hizo nada por alejarlo, ya que era una sensación muy agradable para ella.

Quizás estaba sugestionada por el hecho de que sea un ser tan poderoso como el mismo Dios es que esté haciendo esto, pero ella confiaba en la palabra de este tipo, el cual le prometió no hacerle daño, por lo que se sentía en confianza cada vez que le mostraba estos gestos de afecto.

"Tengo que hacer unas cosas, ve a la torre de investigación y comienza a catalogar la biblioteca, la cual ampliaremos en el futuro"

Dejando a la mujer, quien le dio una afirmación mientras sus mejillas estaban saludablemente rosadas, Robert siguió a su amigo, apostado frente a la entrada dimensional, a través de la cual llegarían a la nave en donde encontrarían a la conciencia universal de este mundo.

["Ya sabes que en ese mundo la poligamia no es bien vista como en los universos Wuxia, en donde puedes ir coleccionando mujeres hasta cansarte. Si quieres que esa muchacha comparta tu cama, cosa que se te nota, tendrás que convencerla de aceptar la idea de un Harem y eso será divertido de ver cuando te estalle la mierda en la cara, je"]

Giru habló graciosamente con el afán de joder a su compañero ya que le había agarrado gusto a esto.

"Deja de preocuparte por mi vida amorosa hombre. Además, sabes que me gusta los dramas, pero de los que yo mismo fabrico y controlo, así que todo estará bien, es mejor que te concentres en lo queremos hacer ahora"

Robert respondió de manera aburrida mientras cogía la cabeza del hombre petrificado y la separaba del resto del cuerpo, cruzando la entrada dimensional.

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(Skip time- dos semanas después)

En la penumbra de una habitación, podías ver como una mujer acostada sobre una gran cama abrió lentamente los párpados, revelando unos ojos color azul cielo, los cuales eran visibles a pesar de la obscuridad.

Dicha mujer se levantó lentamente mientras dejaba al descubierto su esbelto cuerpo, el cual solo estaba cubierto por una fina capa de seda en forma de bata para dormir.

Se levantó de la cama, caminó lentamente hacia las ventanas cerradas de la habitación y abrio las cortinas, dejando que los rayos luminosos de una hermosa mañana bañaran su cuerpo, animando todo su ser.

Al dirigirse al espejo para arreglarse, vio el collar en su cuello y al cogerlo vio el anillo azul en su dedo anular de la mano derecha.

Cada vez que miraba estas joyas se sonrojaba mientras una hermosa sonrisa se formaba en su cara, ya que era un regalo del desgraciado que la había tomado bajo su cuidado.

Al recordar la sonrisa de ese hombre su corazón se aceleraba, pero la molestia que tenía desde ayer no había disminuido.

¿Que fue lo que sucedió para que Sypha esté molesta?

La razón era simple: ayer, que se suponía sería el día más hermoso de su vida, se enteró que este hombre tenia una esposa… no, era mejor decir que tenia muchas esposas.

¡No! ¡El mujeriego tenia varias esposas y cientos de concubinas!

¡Eso la ponía furiosa!

Pero ¿Por qué ella estaba furiosa? ¿Qué derecho tenía para sentirse así?

Bueno, la respuesta para esto también es siemple: se había enamorado de nuestro estúpido protagonista.

Y todo se debía a lo malditamente bueno que se sentía cuando él le acariciaba la cabeza y le hacia esos mimos... cuando se sentaban a ver el atardecer en la torre oeste mientras le contaba las historias de su mundo... cuando le daba pequeños regalos o se percataba de detalles que serían insignificantes para el resto de hombres, lo que le hacía acelerar el corazón….

¡Todo eso la había confundido mucho, al punto del enamoramiento!

Ella estaba realmente consciente en cuanto al tipo de sentimiento que se estaba formando en su interior.

Claro que sabia que esto era afecto romántico por la otra persona ya que cuando era más joven había escuchado de otras Oradoras hablar de como es que se siente enamorarse, pero jamás lo experimentó.

Los hombres con los que se relacionaba eran muy mayores, muy jóvenes o muy idiotas para que despierten un interés en ella.

Pero Robert era diferente, literalmente, alguien fuera de este mundo.

No era el típico sujeto arrogante que podía tomar todo lo que quisiera, tampoco era una persona densa que no se daba cuenta de todo lo que le rodeaba.

Su apariencia era agradable, su sonrisa encantadora, su presencia era imponente, su palabra valía lo que prometía, sus historias eran fantásticas… todo era perfecto con él… excepto el asunto de sus mujeres.

Ayer, ella había pedido un paseo por una ciudad lejana, ya que hoy ellos se irían de este mundo. Robert aceptó y la llevó hacia París, una ciudad ubicada en el corazón de Europa.

Era mucho más grande que Targoviste, a la vez que más desarrollada, pero más bulliciosa y apretujada.

Esto no molestó a la Oradora, quien disfruto de esta experiencia.

Había comprendido el hecho de que todo era simples copias, pero al ser idénticas a la realidad, sabía que no había diferencias en todo esto, por lo que fue de lugar en lugar viendo y aprendiendo todo lo que podía.

Cuando visitara el mundo original, ella seguiría con estas visitas de ciudad en ciudad para conocer el mundo.

El parís del siglo XV no era como la ciudad luz del siglo XIX, pero tenia algo de gracia lo que podías encontrar aquí.

Las exposiciones impresas eran lo más destacado de toda la ciudad, ya que era algo novedoso producido por la revolucionara imprenta. Este método de producción fue inventado por un alemán y había revolucionado a una escala nunca antes vista toda la industria del papel.

Con esto se dio el redescubrimiento de textos antiguos, enriqueciendo la ciencia que comenzaba a liberarse de la condena y censura por parte de la iglesia católica.

Todo esto dio el desarrollo de muchos cambios las ciencias naturales, en especial la astronomía, lo que acaparó toda la atención de la mujer.

No solo eso, las crecientes publicaciones traídas desde el medio riente debido a la toma de Constantinopla por los turcos otomanos, generó una mezcla de culturas que derivó en el aumento del acervo académico.

Sin olvidar su lado femenino, la moda era algo que las mujeres no dejarían pasar, sea el siglo que sea.

Todo era extravagancias y extremos, desde los voluminosos vestidos llamados houppelandes con sus amplias mangas, hasta los reveladores dobletes y medias provenientes de la Italia renacentista.

Sypha parecía que estaba en el paraíso, por las cosas que podía ver y experimentar de primera mano en este lugar, le faltaban ojos y manos para poder leer y probar todo.

Después de un día de diversión para la mujer, esta había aceptado los sentimientos que aceleraban sus latidos, que distraían su mente, que la hacían soñar despierta… en resumen, que no la dejaban concentrarse en su aprendizaje, por lo que ella fue la que decidió confesar lo que sentía.

Pero sus expectativas no estuvieron cercanas a la realidad….

-Escena retrospectiva-

"… ¡No te me quedes viendo, dime algo!"

Sypha estaba realmente ansiosa por todo lo que había dicho en estos momentos, ya que no estaba dentro de sus planes enamorarse de este sujeto, pero en cuestiones del corazón nadie decide, solo sucede.

"Ahh… Sypha, gracias por ser sincera conmigo... te engañaría si te dijera que yo no tengo interés en ti, pero antes de continuar con cualquier cosa, debes saber algo sobre mí"

La primera parte de la frase de Robert llenó de alegría a la Oradora, pero lo último la hizo sentir muy insegura y un miedo creció en su interior.

'¿Quizás ya tiene esposa? ¡Maldita sea! ¡Claro que tiene esposa, con su poder, carisma y apariencia es más que obvio que debe estar casado! ¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Estúpida!, ¿Por qué no pensaste en eso? ¡Este maldito sentimiento me está volviendo idiota!'

La mente alborotada de Sypha estaba que iba a mil con los pensamientos, sin darse cuenta que Robert hacia un esfuerzo para no reírse con todo lo que podía leer en su mente.

"En mi mundo las relaciones sentimentales son diferentes en algunos aspectos. Por ejemplo, en el imperio otomano en el sur, puedes encontrar el concepto de esposas y concubinas... y eso mismo es lo que sucede en mi mundo. Yo tengo varias esposas y muchas concubinas. Pero a diferencia de lo que sucede con el sultanato del sur, quien se casa con alguien solo por que la considera bonita y no le interesa lo que la mujer diga, en mi mundo yo solo me relaciono con las mujeres que tienen sentimientos por mí y jamás fuerzo una relación sin que la otra parte lo quiera"

Que… ¿Qué diablos? …. ¡¿Un harem?!

Sypha no supo que decir al respecto. Sabía sobre las historias de los sultanes y su harem, pero eso era algo político y en la mayoría de los casos existían las conspiraciones y el engaño; además, el hecho de compartir a su pareja era algo que ella jamás había considerado.

¡Ni de broma haría eso!

"Por eso es mejor que replantees tus sentimientos. Si a pesar de saber sobre mi vida amorosa aun quieres comenzar algo juntos, yo con gusto lo haría, pero recuerda, yo valoro los sentimientos por encima de todo, por lo que esto no será algo pasajero… en el momento que decidas entablar una relación conmigo, será por mucho, muuuucho tiempo"

Robert habló de una manera muy simple pero honesta, sus palabras cálidas mezcladas con una sonrisa suave hacían que la mente caótica de la mujer tratara de colapsar.

¡Sypha no entendía en qué momento se volvió tan inútil para no poder controlar su alma soñadora!

Si bien entendía que las cosas en otros mundos serían diferentes, no esperaba que él le planteara esto, cosa que chocaba con su orgullo directamente, dejando todo su interior en un caos… sin saber como sentirse en estos momentos.

'¿Enojada?' era normal, sus sentimientos no fueron rechazados, pero no salió como ella lo había planeado.

'¿Engañada?' se molestó por el hecho de que el no valorara su orgullo como mujer... pero no podía culparlo... era otro mundo, otras costumbres

En eso, Robert volvió a hablar – "No quiero que me confundas con un niño que no sabe reconocer las señales que me has dado hasta ahora, pero no iba a forzar algo que podría lastimarte... puedo ser despreciable, pero no jugaría con el corazón de una mujer"

Esas palabras sacaron del trance momentáneo en el cual se encontraba la Oradora.

"Como dije, me interesas por la mujer aguerrida que eres, sin miedo a decir lo que piensas, tu fuerza de voluntad es tu mayor fortaleza y tu curiosidad es lo que me atrae de ti, sin mencionar la hermosa mujer que eres"

Esas palabras hicieron que la mente de Sypha se reseteara por completo, dejándola sumergida en un sentimiento de felicidad agridulce.

Sin que ella se diera cuenta, una caricia en su cabello hizo que su cuerpo pareciera comenzar a flotar en las nubes, haciendo que volviera prestarle atención al hombre frete a ella con la cara sonrojada y una sonrisa que no pudo ocultar.

"No te forzaré a querer tener una relación conmigo si es que decides eso, ya que te di mi palabra, seguiremos con nuestra relación para entrenarte y volverte la maga más poderosa de este mundo, así que piénsalo bien ¿Listo?"

Con una sonrisa, Robert terminó su discurso, haciendo que la oradora vaya cambiando su amargura por algo más dulce…

'Quizás… ¿Esto podría funcionar?' ese pensamiento cruzó por su mente, lo cual negó rápidamente… pero sin la misma convicción de hace unos momentos.

Se sentía aliviada por que este sujeto jamás había roto una de sus promesas desde que se conocieron, por lo que sabía que él no sería la escoria de hombre que se apoyaría en el poder para conseguir lo quiera.

Pobre Sypha, si supiera que ni de coña Robert dejaría que una hermosa mujer como ella se le escapara de las manos…

Todo este espectáculo era para que el bastardo no se aburriera en este mundo y no terminar como el elfo cascarrabias.

Claro que era verdad todo lo que dijo sobre el interés por la Oradora, pero a el siempre le gustaba darles dramatismo a las cosas.

Después de un momento de caricias en el cabello, ella pidió volver, por lo que se teletransportaron al castillo y de ahí ella no le habló en el resto del día.

Sabía que era un comportamiento infantil, pero no podía ceder tan fácil- ¡NO! ¡No podía agachar su orgullo, claro, eso era, nada de ceder! … claro que si… ¿sí?

-Fin de escena retrospectiva-

Después de cambiarse de ropa mientras recordaba todo lo sucedido, la Oradora salió de su cuarto y se dirigió al salón principal, lugar en donde estaban el elfo y Robert, quien al verla llegar le dio una sonrisa cálida, haciendo que ella sonriera en respuesta, girándose inmediatamente, ya que no podía mostrar debilidad en estos momentos.

'¡¿Por qué eres tan fácil y estúpida Sypha Belnades?!'

Tratando de calmar su mente, respiró ondo y se enfocó en la tarea de hoy.

Ella era consciente de lo que harían este día, por lo que solo había traído sus cosas guardadas en un anillo que nuestro protagonista le había dado hace una semana llamado 'anillo de almacenamiento' una cosa extremadamente asombrosa en la cual estaba involucrada un tipo de magia espacial, en la que podía 'guardar' dentro de el las múltiples coas que uno pueda tener.

"Muy bien, tendremos que dirigirnos a la parte profunda del castillo, ya que dejaremos este mundo ahora mismo ¿Sypha, tienes alguna cosa que quieras decir?"

Robert le habló con una voz serena, ya que ella emprendería su viaje hoy, dejando su 'mundo' natal.

"No… ya me hice la idea de que volveré a ver este mundo y podré ayudar a quien lo necesite si puedo conseguir la fuerza que necesito… vamos"

La resolución de la mujer era una de las cosas que le gustaban a Robert, por lo que solo le sonrió y todos se dirigieron a la parte profunda del castillo, lugar en donde se encontraba la nave elipsoide de este mundo, su boleto de salida.