En algún momento recobré la conciencia e inhalé fuerte, era como si hubiera estado sin aire por varios minutos. Mi cabeza daba vueltas mientras mis sentidos se acomodaban a este nuevo escenario. Al recuperar la vista quedé completamente atónito con lo que está frente a mis ojos.
El suelo en donde me encuentro es como un gran charco de leve profundidad que se expande hasta terminar el horizonte, al pisarlo no se genera ninguna salpicadura no importa que tan fuerte lo haga. En la distancia se ven un par de grandes columnas de roca en forma rectangular una al lado de la otra. Unas islas pequeñas flotan en el cielo color rosado recibiendo agua de una cascada que sube en vez de bajar. No se ve un sol o alguna fuente de luz natural pero aun así todo el paisaje está iluminado con tonalidades grises.
¿Dónde diablos estoy? ¿Qué clase de lugar es este? ¿Qué sucedió con el edificio donde estaba? No hay manera de que esto sea mi mundo... ¿cierto? Soy la única persona aquí, sólo escucho un sonido similar al de las olas chocando contra la orilla de la playa.
Confirmé que mi cuerpo seguía normal, las heridas de mi anterior batalla se mantenían intactas aunque no siento ningún tipo de dolor y conseguí mover mis brazos y piernas sin mayor esfuerzo.
¿Me habré muerto y estaré en una clase de limbo? Ni pellizcar mi mejilla me hizo sentir diferente. Tal vez estoy delirando dentro de mi mente.
[¿¡Hay alguien más aquí!?]
Mi voz hizo eco por unos segundos hasta detenerse, al parecer no hay nadie más.
Aun con muchas interrogantes decidí empezar a caminar en busca de una pista que mi diga cual es mi actual paradero, comenzando por esas columnas que se ven a lo lejos.
En si no había nada especial en ellas, solo eran estructuras de roca separadas por unos 2 metros erigidas a lo alto. Sin embargo después de investigarlo en detalle me di cuenta que algo se veía distinto entre el espacio que los separaba, revelando un espejismo que no se podía observar de otra forma.
Cruzando por esa hendidura se reveló en frente de mi una gran montaña formada por varios bloques de piedra y mármol, una especie de cueva a modo de entrada destacaba claramente.
Al adentrarme estaba todo oscuro, lo único que emitía un leve brillo son unas escaleras de piedra. Comencé a dudar si sería mejor desistir, aunque ya he llegado tan lejos como para encontrar un camino alternativo.
A medida que subía por ellas el escenario iba iluminándose lentamente y se mostraba lo que al parecer es una construcción, como si fuera una casa antigua o un castillo medieval.
Llegando a la cima pude divisar una alfombra rojiza ya deteriorada por el paso del tiempo, concluyendo en una mesa cuadrada de madera con dos sillas. La que se encontraba a mi izquierda estaba vacía, en la de la derecha por otro lado había un esqueleto de un ser humanoide con una manta larga que cubría desde sus hombros hasta los pies. Su cráneo es distinto al de una persona normal, su estatura también debe ser mayor al humano promedio, quizás unos 3 metros de altura.
Parecía estar jugando una clase de juego, habían ciertas figuras y un tablero particular sobre la mesa. Me acerqué a observarlo con más cuidado.
[¿Qué buscas?]
[¡Ahhh!]
Una voz me habló de la nada y me asustó haciéndome tropezar. Proviene del cadáver.
[¿Es poder? ¿Es riqueza? ¿Quieres reunir? ¿O quieres separar?] preguntó.
Entonces comenzó a flotar alejándose de su asiento y dirigió su presencia hacia mi. Su color se desvaneció poco a poco hasta quedar sólo una sombra gris. Me puse de pie ante tal bizarro espectáculo intentando comprender su forma, aunque por más que lo hiciera me era imposible. ¿Acaso el color abandona mis ojos?
Aclarando mi garganta me dispuse a responderle.