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33.33% Guardián de los siete mundos / Chapter 1: Así que esto es destino
Guardián de los siete mundos Guardián de los siete mundos original

Guardián de los siete mundos

นักเขียน: Nexion

© WebNovel

บท 1: Así que esto es destino

La cálida luz del sol empezaba a ingresar por los armoniosos orificios que las enormes hojas y ramas expandidas en el cielo permitían, marcando de esta manera el inicio de un nuevo día, de un nuevo comienzo, de una nueva historia.

Cada rama con sus respectivo brote verde cubría en gran parte del cielo visible como si de nubes oscuras se tratasen, pero con el paso del tiempo y el transcurso del día el resplandor del astro rey empezaba a iluminar todas las zonas visibles con claridad.

Y de entre miles, en una de ellas se podía escuchar un fuerte y claro golpe de manera repetitiva y sistemática, si alguien se hubiera podido acerca habría advertido con sorpresa que el sonido provenía de una espada, una de madera torpemente tallada a mano que chocaba contra el aire al ser blandida una y otra vez sin cesar.

Su portador demostraba una determinación firme y directa, siendo prueba de ello las enormes gotas de sudor que se deslizaban por frente así como los callos y heridas que en sus manos se podían observar.

Una joven de unos trece o catorce años, de pelo castaño y arreglado con unas simples trenzas miraba fijamente hacia adelante mientras blandía fieramente su espada de madera.

Su posición era ligeramente tosca pero firme, sus pies parecían estar en sincronía con el suelo y daban la sensación de ser inamovibles. Si alguien habrían podido intentar empujar a la joven se habría encontrado con la sorpresa de que la sensación era similar a la de intentar mover una montaña, imposible de socavar y eterna, mientras que con cada golpe que ella daba con su espada su mirada se hacía más aguda y filosa.

Las horas pasaron y el medio día llegó, de pronto una amable voz sonó a espaldas de la joven, —"Hera! Ven a almorzar, ya está servido!"—

La joven, llamada Hera pareció quedar anonadada con la voz por un momento, el haber sido interrumpida en su práctica le había causado un ligero disgusto, no obstante, apenas recordó el origen y motivo de la interrupción no pudo evitar formar una ligera sonrisa en su rostro.

—"Ya voy Tía Va."—, dijo sonriendo mientras se arreglaba y corría a lavarse.

—"Hera! Cuantas veces te he dicho que no me llames Va, dime por mi nombre completo o solo dime tía. ¿Acaso te gustaría que te llame por la primera sílaba de tu nombre? ¿He? ¿Ya te lavaste He? Ven a almorzar He, apúrate He...!"—, empezó a renegar con murmullos la anciana.

—"Yaaaaaa tía Vafara, perdón perdón. Comamos ya, quiero regresar a entrenar rápido."—,dijo Hera decidida mientras buscaba sus cubiertos.

Vafara la miro y suspiro con una triste sonrisa, —"Es bueno verte entrenar todos los días Hera, sé que no conozco nada sobre espadas o cultivación, pero es evidente que tienes talento mi niña, es una pena que no tengas ningún maestro o manual decente."—

Asintiendo con una mirada complicada la joven no dijo nada más, ambas se sentaron en la mesa y empezaron a comer tranquilas.

La comida era deliciosa y con una sonrisa por parte de Vafara, el ambiente triste pronto se transformó en una amena y ordinaria charla, algo que no dejó de formar una sonrisa en el rostro de las dos mujeres quienes habían encontrado felicidad en acciones tan mundanas y cotidianas como la de un simple almuerzo.

Al finalizar la comida, una mirada de duda relampagueó por los ojos de Hera, tras morder su labio y cuestionarse no pudo evitar soltar sus pensamientos, —"Tía..., ¿Tú crees que sería posible que acuda a una academia?"—

Vafara la miro con dolor y respondió con las mismas palabras que había pasado toda la infancia de Hera repitiendo,—"Niña mía, mi vida, sabes muy bien que no podemos salir de la barrera, en el exterior hay personas que desean hacernos daño, mi misión es protegerte y con el dolor de mi corazón te pido que lo entiendas. Cuando tengas quince se me indicó que alguien vendría a recogerte, falta poco, podrás conocer el mundo y expandir tus alas, pero mientras tanto quédate conmigo dentro de la barrera."—

Hera que había escuchado una y otra vez la misma razón durante su infancia y pubertad ante cualquier intento o insinuación de explorar el mundo exterior, asintió un poco desalentada, más su malestar duro pocos segundos dado que ya había previsto ese tipo de respuesta. —"Entiendo tía Vafara, esperare paciente a que llegue el día.."—

—BOOM!"—

Una fuerte explosión resonó cerca, como si el cielo y la tierra temblaran y la realidad se rompiera.

Por los ojos de Vafara el pánico cruzó, aún no era tiempo, faltaban dos años, nadie debía venir  y menos ingresar de forma tan violenta. Algo andaba mal.

Rápidamente Vafara agarró a Hera de la mano y corrió a su cuarto, la joven era astuta, entendía que el contexto de la situación era peligroso, sin resistirse u objetar siguió rápidamente a su tía al cuarto.

Al ingresar Vafara extrajo de un hueco de su pared un pequeño cofre de color verde extremadamente lujoso que desencajaba completamente con todos los demás humildes objetos del cuarto así como con las vestimentas de ellas. Evidentemente su procedencia era noble y parecía estar hecho de jade, en la tapa diferentes incrustaciones doradas formaban dragones que parecían encontrarse en constante movimiento intentando salir de ella.

Vafara abrió la tapa de manera indiferente y de ella sacó tres objetos, velozmente se llevó uno de ellos hacia su bolsillo sin permitir que Hera lo percatase y los otros dos se los entregó.

Hera muy nerviosa observó que uno de ellos era una especie de talismán, en el se encontraba grabada una nota musical dorada, la cual daba la apariencia a su vez de ser un brote de una semilla que acababa de germinar de la tierra, parecía estar hecha de oro y era completamente sólida. El otro objeto extraído por Vafara era una simple bolsa llena de monedas de oro.

Hera había permanecido desde su niñez hasta su pubertad dentro de la barrera, por ello nunca había tenido la necesidad de utilizar dinero o gastarlo, pero esto no significaba de ninguna manera que desconociese la utilidad o el valor del oro, sin embargo, descubrir que en la pequeña y humilde casa donde siempre residió contenía cientos de monedas de oro la hizo cuestionar lo que creía saber de su origen.

—"Mi niña—, dijo Vafara mientras con sus manos rasgaba la pared de donde había sacado la caja, la cual contra todo sentido se empezaba a deshacer como si de papel mojado se tratase dejando visible una especie de camino azul que avanzaba hacia adelante—"Esto es para ti. Escúchame muy bien, debes seguir el camino azul, al final habrá una laguna, ahí en las orillas habrá una piedra con el mismo símbolo del amuleto, uttiliza el medallón para entrar en la barrera, encontraras un bote con provisiones, comida y medicamentos, úsalo y cruza al otro extremo, sigue hasta que no puedas más, siempre escondiéndote. Una vez segura debes llegar al País de la Canción Dorada, buscarás al Supremo General Alan Royston y le mostraras el amuleto con el emblema, recuerda solo le puedes mostrar el amuleto a él, a nadie más. Ahora ve!"—

Los ojos de Hera se humedecieron, —"Tía, tía ¿No vendrás conmigo? Escapemos juntas, n-no me dejes."—, dijo intentando no romper en llanto.

Vafara sonrió con ternura y negó con su cabeza mientras en sus ojos se podían ver dolor y angustia. —"El camino es una formación de escape, usualmente las formaciones utilizan como combustible cristales de maná, pero no tenemos ninguno, utilizo mi propia fuerza para mantener el sendero estable desde este lado, debes apurarte no durará mucho, yo los detendré. No permitas que el sacrifico de esta pobre anciana sea en vano."—

Los dientes de Hera crujieron y sus uñas se clavaron en sus palmas, con los ojos humedecidos asintió y abrazó una última vez a Vafara con todas sus fuerzas. —"Volveré con ayuda tía Va, por favor espérame, buscaré al general y te rescataré."—

Vafara sonrió y asintió sin decir nada, era poco probable que sobreviviera para ver a Hera crecer.

Hera avanzó decidida rápidamente por el sendero azul y tras unos segundos su imagen se perdió en la distancia para finalmente desaparecer. Vafara realizó diferentes sellos con sus manos y la pared volvió a aparecer cubriendo el camino como si entre nunca hubiera existido.

Entonces otra explosión resonó en la casa, la segunda barrera había sido penetrada,.

—Uhg!—, Vomito un poco de sangre la anciana, la segunda barrera no era independiente como la barrera externa, estaba conectada con Vafara como el camino azul y dependían de su maná. Al haberse roto, Vafara recibió una grave perjuicio y dado que ella básicamente era un persona normal a excepción de su decente océano de maná, no pude evitar palidecer y sentirse mareada.

Pronto unos pasos se escuchando a lo lejos y tras unos segundos, diez hombres ingresaron a la habitación.

Para sorpresa de Vafara, logró reconocer a uno de ellos.

—"Madam Vafara, ha pasado tiempo."—, dijo un hombre robusto que portaba una armadura diferente a la del resto y una sonrisa maliciosa en su rostro, lo que significaba que probablemente era el líder o mantenía un estatus significativo entre lo invasores.

—"MARWIN! MALDITO PERRO! NOS TRAICIONASTE!"—, rugió de ira Vafara al confirmar la identidad del atacante.

Los hombres que acompañan a Marwin levantaron sus armas con la intención de atacar, pero Marwin levantó su mano en indicando que esperarán a su orden.

—"No os apresuréis, Madam Vafara puede ser en constitución y cultivación una persona normal, quien a las justas logró llegar al nivel de cultivador de Maná ingiriendo preciados tesoros brindados por el idiota de su majestad, pero no por eso es alguien mediocre. Está viajando bruja fue la tutora personal de Rey cuando era niño y fue su mano derecha en su asenso al trono."—

Al escuchar las palabras de Marwin los hombres no pudieron evitar mirarse incrédulos. ¿En serio la anciana pálida y ensangrentada que se encontraba delante de ellos había sido alguien tan importante?

—"Danos a la niña."—, exigió Marwin sonriendo repugnantemente.

—"Nunca estuvo aquí, era una trampa, habéis fallado."—, dijo Vafara sonriente y segura.

Pero para su sorpresa, la horrible sonrisa en el rostro de Marwin no flaqueó,—"¿Estas segura? ¿No estará al otro extremo del camino que escondes tras la pared?"—

Aquellas palabras relampaguearon en la mente de Vafara dejándola anonadada.

—"Pero, ¿Cómo? Solo habían tres personas que conocían los arreglos del refugio y la ruta de escape."—pensó, era imposible que el Rey vendiera a su propia hija y ella no lo había hecho, lo que indicaba que probablemente la información había sido filtrada por...

—"No! Alan no nos traicionaría!"—, refutó Vafara mientras empezaba a sentir angustia.

—"El viejo General era un hombre que lamentablemente no comprendía el concepto de No hay eternos enemigos, solo eternos intereses."—, mientras extraía de una de sus mochilas una masa deforme y viscosa.

Vafara de manera cautelosa puso sus ojos en el objeto extraído pero cuando logró entender que era solo pudo llevarse las manos a la boca horrorizada con un grito ahogado, mientras por sus ojos lágrimas brotaba sin parar.

—"V-vafara protege a la pp-prince.."—, dijo el objeto viscoso, que no era otra cosa que la cabeza del General Alan decapitada.

Casi irreconocible, llena de heridas, sangre y una sustancia oscura viscosa que se movía constantemente, la cabeza del renombrado y aclamado General Alan Royston miraba fijamente a Vafara.

Era evidentemente que el general había muerto hace tiempo, la cabeza se encontraba en plena fase de putrefacción pero aún así sus ojos mostraban un fantasmagórico blanco y vacío resplandor, como si de un títere se tratase.

—"Interesante lo que las sectas del camino demoniaco pueden lograr ¿No?, tuvimos que invertir mucho dinero para conseguir un nigromante, pero los resultados compensarán lo invertido en creces."—, río a carcajadas Marwin.

Y entonces, sin previo aviso y para sorpresa de todos los presentes avanzó velozmente en lo que casi fue un destello hacia Vafara y clavó su espada en el estómago de la anciana y mirándola fríamente a los ojos exclamó, —"Mírate, no eres más que una sucia y pobre anciana que dio su vida por su estudiante y su linaje, ¿A donde te ha llevado eso? Me indicaron llevarte con vida, pero siendo sincero pero sería tonto dejarte con vida, muere!"—

La luz de los ojos de Vafara se empezó a desvanecer, pero el ceño de Marwin se frunció al ver una sonrisa formándose en el rostro de la anciana con sus último aliento.

—"¿Te gusta ver cómo la vida abandona los ojos de tus víctimas, te causa placer ver su agonía y desesperación? Debiste apuntar a la cabeza, ahora paga por tu arrogancia."—, dijo con una voz fría la cual dio la sensación de mil aguas clavándose en el cuerpo de los presentes.

—BOOM!"—

Una terrible explosión brotó del cuerpo de Vafara, arrastrando a todos los presentes en un caos total.

Gemido y gritos de dolor se escuchaban dentro de las nubes de polvo y humo que se habían formado producto de la explosión. Cuando estás se despejaron, se podían observar varios heridos y algunos muertos.

El líder de la expedición, Marwin seguía vivo, pero su condición era deplorable. Gran parte de su rostro se encontraba rostizada y parte de su mandíbula y dientes habían desaparecido, dándole una apariencia aún más macabra de la que ya tenía.

—"MALDITA PERRA, TENÍA UN SELLO GUARDADO LA ESCORIA ESA!"—, maldijo enfurecido con toda su fuerza, lo que al parecer generó un esfuerzo considerable en su cuerpo y lo hizo nuevamente vomitar sangre.

—"Revisad el camino, tratad de estabilizarlo, probablemente la bruja trato de hacerlo volar también."—

Los seis hombres que habían sobrevivido tras recuperarse un momento y vendar a su capitán, empezaron a examinar la formación.

—"Señor, la formación recibió un fuerte impacto de la explosión pero continúa estable, sin embargo no durará mucho. Pero lo preocupante es que al parecer está diseñada de tal forma que solo permite ingresar a personas con el nivel de Conocedores del Maná, al parecer la anciana nunca pensó en escapar."— al cabo de unos momentos dijo uno de ellos consternado.

—"Esa viaja arpía tenia sus planes desde el inicio, predijo por el nivel necesario para romper la barrera exterior que ninguno de nosotros fuéramos Conocedores de Maná y por ende ninguno pudiera seguir el camino, pero por suerte no contaba con nuestro nuevo recluta, Beni! Ven acá."—, dijo cansado y ansioso.

De los hombres restantes, el último y quien poseía la apariencia más joven que no había recibido heridas dignas de mención se acercó rápidamente a Marwin e indicó, —"Dígame capitán."—

—"Beni, sé que eres el nuevo recluta de mi escuadrón y aún no has culminado tu entrenamiento, pero has demostrado tener talento y la situación amerita soluciones desesperadas, no podemos fallar, sabes muy bien las consecuencias. Tu misión es seguir a la mocosa, pero no debes actuar ya que la vieja bruja podría haber planeado algo más, solo síguela y reporta tu ubicación, una vez que nos hayamos recuperado té daremos el alcance, si efectúas tu misión correctamente yo mismo te ayudare a desbloquear tus puntos de maná y podrás crear tu océano de Maná."—

Al escuchar la recompensa, los ojos de Beni no pudieron evitar mostrar ambición y tenacidad, el muchacho era joven y talentoso, como cualquier otro tenía sueño y aspiraciones, el capitán Marwin era un hombre con conexiones, conseguir su apoyo y gracia podían significar el inicio de un prometedor futuro.

—"Entendido capitán, cumpliré mi misión a la perfección."—, asintió Beni respetuosamente.

—-

Mientras tanto dentro del camino azul, Hera corría con todas sus fuerzas mientras se secaba las lagrimas. Su mirada evidenciaba rasgos de nervios y pánico, pero se mantenía firme y sin sucumbir al miedo.

Hace unos momentos otra fuerte explosión se había escuchado a lo lejos, Hera no tenía forma de saber qué es lo que había ocurrido pero no pudo evitar sentir como su corazón se contraía y una amarga sensación recorría su cuerpo.

Una sensación de pérdida, cuando algo que pensaste que permanecería a tu lado por toda tu vida desaparecía, era simplemente doloroso.

La explosión había hecho tambalear al camino y producto de ello diferentes grietas se habían abierto por las paredes, de ellas fuertes y caóticos vientos entraban y recorrían el camino. Al chocar con ella, cortaban su piel y ropa como cuchillas que se impregnaban en su piel, con mucho esfuerzo y valor, utilizó sus manos para se cubrirse el rostro y pecho mientras continuaba avanzado.

Pasó poco hasta que advirtió una luz al final del camino, tras cruzarla apareció en una pequeña y simple cueva que se encontraba oculta entre varios arbustos y matorrales, frente a ella una hermosa laguna se alzaba con el claro reflejo de la luz de la luna que parecía iluminar el cielo y tierra en armonía.

Hera se encontraba exhausta y había perdido mucha sangre, recogió una rama del suelo y apoyándose en ella como si fuera un bastón empezó a buscar por las orillas la piedra con el símbolo que Vafara le había indicado, lo principal era escapar de ahí y recuperarse.

Pero el tiempo pasaba y Hera no lograba encontrar el símbolo, poco a poco el pánico empezaba a apoderarse de ella y sus fuerzas se agotaban, sin embargo, cuando su cansancio rozaba el límite de su cuerpo, lo vio.

Una piedra de aproximadamente dos metros con el símbolo tallado se alzaba junto a la orilla, pero para su sorpresa no había ni una barrera, completamente visible el bote que Vafara mención se encontraba encallado y dentro de él un hombre de cabello blanco con un sombrero de bambú pescaba relajadamente.

Hera se horrorizó, lo primero que le vino a la mente fue que la barrera que protegía el bote había sido sido detectada de alguna manera y el contenido saqueado, pero debía confirmar sus sospechas.

Con mucho esfuerzo se acercó al pescador, quien parecía ignorarla por completo.

Una vez cerca, pudo observar que toda la comida había sido abierta, literalmente había migajas por todos lados y el pescador se encontraba en pleno agasajo con las bolsas.

Al parecer no había pasado mucho desde que habían sido abiertas y era muy probable que aquel hombre era el responsable de la ruptura de la barrera y del saqueo.

Una chispa de ira irracional brotó dentro de Hera, aquella comida y cosas era objetos que Vafara había preparado para ella y ahora estaban siendo devoradas indiscriminadamente por un pescador sin sentido moral.

Sin pensar mucho por la ira, Hera levantó su dedo acusador y señalando al pescador exclamó—"T-tú! Eso es mío! Detente ahora mismo!"—

Y fue en ese entonces, cuando aquel pescador volteó, que Hera vería por primera vez el rostro de quien sería una de las personas más importantes de su vida.

Y cuando en un futuro la Inmortal Emperatriz de la Masacre Divina Hera Astley quien dividió el cielo y la tierra con su espada, dejando tras sus pasos montañas de cadáveres y ríos de sangre, vería la misma luna que vio en ese momento no podría evitar sonreír incómodamente al recordar lo sucedido.

Para sorpresa de Hera, el pescador era un extremadamente apuesto joven de aparentemente unos veinte o veinticinco años de edad, de tez clara con un cabello largo y blanco como la nieve, quien pese a mantener los ojos cerrados en todo momento parecía perfectamente observar a Hera.

El joven que aún tenía migajas de galletas en la boca y cuya mano tenía claramente dulce pegajoso, la observo por unos segundos de manera curiosa, para finalmente responder con una enorme y simpática sonrisa mientras ponía tiernamente su mano pegajosa sobre la cabeza de Hera y la sacudida tiernamente como si de un gatito perdido se tratase,ñ.

—"Así que esto es destino."—, dijo sonriendo.


บท 2: Rebelarse contra los cielos

—"Ah?"—, exclamó Hera incrédula ante lo ocurrido.

Sin embargo, no era el cabello blanco como la nieve que desencajaba con el aspecto joven del muchacho lo que le parecía irracional. Ni siquiera las migajas de la comida que Vafara le preparó que acababan de ser devorada sin remordimiento por el joven o la mano pegajosa de dulce con la que acababa de ensuciar su cabello eran la causa del recelo que por su mente se formaba, sino la brillante sonrisa que en su rostro brillaba.

Una sonrisa pura y sincera, despojada de intereses o historia alguna que la justifique, brindada desinteresadamente a un total desconocido, no era algo racional.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una fuerza misteriosa que empezó a inundar su conciencia lo que la hizo desvanecerse.

—"Descansa"—, dijo una voz a lo lejos, mientras Hera caída agotada al suelo.

—-

No supo cuánto tiempo había transcurrido, pero poco a poco Hera recuperó la conciencia,  y sin moverse o abrir los ojos Hera permaneció inmóvil intentando entender lo ocurrido.

El frío de la noche recorría su espalda, lo que significaba que aún no había amanecido, pero su rostro y pecho se encontraba calientes mientras escuchaba el leve crujido de ramas y leña en constante combustión.

—"¿Una fogata?"—, pensó.

Tras asegurarse de no encontrarse atada y que para su sorpresa las heridas de su cuerpo habían desaparecido, Hera abrió los ojos y miró hacia el cielo.

Una hermosa, redonda y blanca luna brillaba eternamente en el oscuro firmamento. Era la misma luna que había visto miles de veces desde pequeña, la misma luna que había contemplado con su tía y la misma luna que ahora observaba sola.

Los ojos de Hera se humedecieron ligeramente mientras apretaba fuertemente sus labios, quería llorar pese a que ya no tenía lágrimas. Pero entonces como si su mente hubiera sido leída, una voz resonó a su costado.

—"¿No estás sola sabes?"—

Hera se levantó del suelo rápidamente y observó al joven pescador que caminaba sin abrir los ojos tranquilamente hacia la fogata con algunos peces en su mano.

Fue en ese momento que Hera advirtió, que aquel joven vestía una hermosa túnica blanca como su cabello, lo que indicaba que no era un pescador.

—"¿Quien eres? ¿Por qué te comiste la comida del bote? No ere tuya."—, refunfuño Hera.

Dadas las circunstancias transcurridas, era evidente que el joven no mantenía intenciones oscuras para con ella, dado que su estado de inconsciencia habría sido el momento ideal para perpetuarlas.

No obstante, Hera no conocía al joven y no podía asegurar con certeza sus intenciones por lo que optó por no bajar su guardia y mantuvo una posición defensiva en todo momento.

El joven sonrió indiferente y levantando los hombros presentándose, —"Mi nombre es Deus y soy un caminante astral."—

Hera lo miro sospechosamente, —"¿Qué es un caminante astral?"— Si bien ella no conocía el mundo exterior esto no significara que fuera tonta o ignorante, Vafara había sido una persona extremadamente culta y versada en diferentes materias, así como una excelente profesora, lo que era de esperar dado que había sido tutora de la alta nobleza.

Temas como matemáticas, arte, cocina, literatura, medicina, historia y demás, habían sido inculcadas por Vafara a Hera desde pequeña. Pero aún así, nunca había escuchado hablar de una clase o profesión denominada caminante astral.

El joven llamado Deus miró seriamente a Hera, quien evidenciando un cambio en el tono del joven, prestó atención a cada una de sus palabras, —"Un caminante astral no es otra cosa que..."—

—Una persona... que...camina.. astralmente."— y tras terminar la oración el joven no pudo evitar empezar a reír a carcajadas, como si hubiera contado un magnífico chiste.

La cara de Hera quedó paralizada como una roca.

En primer lugar, el chiste era muy, muy, muy malo. De hecho hasta cierto punto podía causar un poco de lastima. Era como decir que un pescador era una persona que pescaba, algo tan lógico que rondaban lo absurdo y en segundo lugar, una broma era una terrible forma de presentación dado el contexto.

No obstante, Hera sabía que no era la persona ideal para juzgar el sentido del humor de otra persona, en especial cuando durante toda su vida solo había tenido contacto con su tía y su sentido del humor había estado condicionado a lo que ellas consideraba gracioso.

Pero... aún así...

—"¿Acaso mi sentido del humor se ha atrofiado a tal punto que no entiendo el humor de las personas normales?... No... prefiero no tener humor si debo reírme de chistes así...o tal es el es el raro.."— suspiro y rechazó Hera para si misma.

—"Eh.."—, roció incómodamente Deus, quien tras reír hasta caer al suelo se había percatado que quizás su chiste no había tenido el efecto esperado.

—"Parecías querer llorar y te veías muy solitaria. Como si tu existencia fuera desprendida del mundo y se ahogara en la perpetua oscuridad en dirección al abismo,"—, dijo retomando su postura calmada e indiferente, mientras ponía los pescados capturados a cocinar en la fogata.

Los puños de era Hera se contrajeron al escuchar las palabras de Deus, miró hacia el suelo y dijo secamente, —"Alguien muy cercano a mi...posiblemente ha muerto.."—

—"Veo que has abierto siete de los doce puntos de Maná de tu cuerpo, ¿Planeas cultivar?"—, pregunto Deus tras escucharla.

La pregunta que no mantenía relación alguna con lo antes conversado tomó desprevenida a Hera. Entonces recordó las palabras que su tía Vafara le había explicado cuando era pequeña, los cultivadores eran personas que se nutrían de Maná, la esencia del mundo, con él podían llegar a ser muy fuertes y vivir mucho más tiempo que las personas normales.

En ese sentido, el solo beneficio de vivir más tiempo era una tentación irresistible para cualquier persona, Hera nunca lo había pensado y la información que su tía le había podido brindar era escasa, por lo que no entendía que implicaba tomar dicha decisión, no obstante, vivir más tiempo y ser más fuertes parecían razones suficientes para seguir adelante, en especial sabiendo que habían personas que la perseguían y la querían ver muerta.

—"Si!!... aunque no sé cómo..."—, exclamó sin mucho preámbulo con firmeza, en sus ojos se podía ver una determinación ardiente.

Deus asintió y continuó, —"¿Sabias que una persona normal vive aproximadamente en el mejor de los supuestos cien años?, esto es claro si es que su villa o ciudad no es atacada por bestias salvajes o bandidos, si es que no se enferma, si es que no hay una guerra, si es que no sobre esfuerza su cuerpo desde joven y si es que logra generar el suficiente dinero para descansar en su vejez."—

—"Durante ese tiempo, esa persona crecerá, se casará, tendrá hijos, los verá crecer, envejecerá y finalmente morirá. Este es el ciclo de la vida y la forma en la que los humano fueron creados. Este es el designio de los cielos. Es corto pero hermoso, ¿No lo crees? De esa manera la raza humana ha persistido por incontables generaciones, basada simplemente en la necesidad e intención de cumplir ese ciclo."— dijo mirando al cielo.

—"Pero cuando un cultivador desbloquea sus doce puntos de Maná, da origen a su océano de Maná, ganando formalmente el título de Cultivador de Maná y con ello su tiempo de vida se amplía a un aproximado de doscientos años. De igual manera cuando rompen la barrera de la Semilla Mundial su lapso de vida se ampliará a mil años y con la Germinación del Alma a tres mil seiscientos años de vida. Incluso dicen las leyendas qué hay niveles en que los cultivadores se convierten en inmortales y se vuelven uno con el mundo existiendo por toda la eternidad hasta el fin de los tiempos... Aquellas personas pueden entrenar y meditar en aislamiento por cientos de años de la manera más normal y sin ningún problema, la vida de una persona normal no es más que un segundo para ellos. Ee esa manera entiendes que la vida de un mortal es efímera por naturaleza, como pequeños destellos que se alzan en la noche para luego desaparecer en la oscuridad."—

—"No digo que la muerte de tu ser querido carezca de importancia, los lazos que te unen al mundo definen quien eres y quien quieres ser. Pero desde el momento en que respondiste a mi pregunta, marcaste el inicio de una nueva etapa en tu vida, tu destino era morir en cien años, el destino de tu ser querido también, dentro de quinientos años ni siquiera tus descendientes se acordarían de ti, menos el resto del mundo.

Todos tus lazos mortales desaparecerán en menos de doscientos años e incluso los lazos inmortales que tendrás en un futuro podrían perecer también y pese a ello, como en el momento en que ello pueda ocurrir como ahora mismo, solo tendrás una opción."—

Deus volteó hacia ella, sus ojos habían permanecido cerrados todo el tiempo, pero Hera tenía la sensación de que la observaban perfectamente, como si fuera un libro abierto sentía que su alma y mente eran puestas a disposición del misterioso joven de cabello blanco, entonces el joven levantó su mano y como si el universo se centrara en él durante un simple segundo, Hera lo vio.

Un Monarca Divino, en la cima del mundo, invencible ante todo, poseedor de los tesoros del cosmos, sujeto de adoración de incontables súbditos, sus leales legiones marchaban por el incluso después de la muerte, alguien que lo poseía todo, ascendiendo más y más, insatisfecho con su destino, su ambición era una flama inextinguible, perpetua y eterna. Su voluntad era inquebrantable y persistía ante el tiempo mismo.

—"Avanza sin parar! Persiste hasta el final! Pule tu voluntad y tu corazón, sin importar las desdichas y penurias que la vida te depare, sin importar el dolor que sientas o la desesperación en la que caigas, continua! Incluso ahora que lo has decidido, sin siquiera entender a lo que te enfrentas o las consecuencias de tu decisión, ya has dado el primer paso, has decidido rebelarte contra los cielos, eso es ser un cultivador!"—

Hera quedó impactada, la visión que por un segundo presenció se había desvanecido hace bastante, solo borrosas imágenes del monarca divino permanecían en sus recuerdo, pero la sensación que sintió sería algo que nunca olvidaría, prueba de ello era que en sus ojos una pequeña y casi invisible llama brotó, era insignificante pero brillaba constantemente llena de ambición y determinación.

Entonces de su cuerpo una ligera y fina capa de aura azul se empezó a formar, de la nada una filosa fuerza explotó de su cuerpo golpeando todo a su alrededor.

Los troncos, los pescados, la tierra e incluso el fuego mismo fueron cortados en un instante.

—"Un Alma Espada, fantástico!"—, aplaudió Deus emocionado. —"Aunque aún no ha despertado en su totalidad, tu talento desafiará los cielos mismos, no habrá espada en el mundo que te rechace, ahora solo debes pulir tu voluntad y no hay mejor forma que eliminando tus demonios internos."—

Hera que se había encontrado en un estado de trance finalmente recuperó su compostura mientras él aura de espada desaparecía y preguntó respetuosamente,—"¿Que es un demonio interno?"—

Su actitud había dado un giro de ciento ochenta grados para con Deus, en un inicio Hera había pensado que el joven era un pescador, luego por las ropas y su aspecto que era un joven maestro de algún familia o secta excéntrico y alborotado, pero tras presenciar la visión del monarca divino había entendido que el joven que se encontraba delante suyo no era alguien ordinario.

Deus que pareció notar el cambio de actitud de Hera sonrió complacido, —"Los démonios internos son entidades nacidas de tus emociones negativas, de las huellas oscuras que tus acciones han dejado en tu corazón, envidia, rencor, miedo, culpa y similares. Afectan tu voluntad e intentarán quebrarte en tu ascenso a los cielos, debes acabar con ellos o solucionarlos antes de que el momento llegue."—

Y luego volteando al bosque cercano a la cueva de donde Hera había salido y señalando con su dedo a una dirección concreta dijo sonriendo, —"¿No es verdad querido pervertido?"—

Hera volvió confusa a la dirección a la que señalaba Deus, para ver tras unos momentos a un joven salir de los matorrales, portaba una armadura con dos espadas y su mirada era feroz como la de un lobo.


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