—Lin, yo acepté hacerme cargo de este bebé por unos días.
—¿Ese bebé es hijo de Akira y esa mujer?— no sabía cómo admitirlo, se me quería caer la cara de la vergüenza. Bajé la cabeza al sentirme tan presionada—. Tiene que ser un maldito descarado para hacerte esto, ¿Cómo se atreve? Deberías deshacerte de ese bebé, mamá.
—¿Cómo te atreves a decir algo así, Lin?
—Yo puedo hacerlo, mamá— Lin se acercó a mí y retrocedí. ¿Cómo se atreve a decir algo como eso?
—¿Estás demente? No te acerques o no respondo, Lin. Ya te estás pareciendo a Akira.
—¿Por qué te cuesta tanto, mamá? Es un bebé que ni siquiera es tuyo. Es de un hombre que te abandonó por otra, y ahora le estás cuidando a su hijo. ¿Dónde está la madre de ese bebé?— no sabía qué demonios responder. Cada vez me ponen en esta misma situación.
—Eso no viene al caso, solo serán unos días; además es un bebé que no tiene la culpa de nada.
—La desapareció, ¿Cierto?—me quedé fría al escuchar esa pregunta de Lin.
—Sé lo mismo que tú...— respondí nerviosa.
—Yo espero no me estes mintiendo, mamá. Estuvo muy mal de tu parte aceptar algo como esto.
—Eres el menos indicado para darme un sermón, Lin. Será mejor que terminen con todo, ya mismo llegará Kanji.
Me fui al cuarto con el bebé. Me pregunto si ya habrá tomado leche. Sé que fue una muy mala idea aceptar esto, pero no quería presenciar una escena horripilante. Tener que hacer esto es tan humillante. Quité la sábana que lo cubría y lo recosté sobre la cama. Estaba en un buen estado. Sus ojos son igual de azules que los de Akira. Verlo me lastima, saber que tiene un hijo con otra mujer y que tuvo el descaro de hacerme cuidarlo. Lo estaba tocando y sujetó mi dedo con sus pequeñas manitas.
—Debes extrañar a mamita, ¿Verdad? Siento mucho que tengas que tener un papito tan despiadado — sonrió y balbuceó —. Si entendieras las cosas, lo más probable no estarías sonriendo así, pequeño— acaricié su cabeza y fue cuando tocaron la puerta—. Adelante— abrieron la puerta y era Kanji.
—¿Así que era cierto?—Kanji se acercó a la cama y miró el bebé.
—¿Te lo dijo Lin?
—Sí.
—No me des otro sermón, por favor. Ya sé que no debí aceptarlo, pero no podía arriesgar la vida de ese bebé. Akira le apuntó con un arma dispuesto a dispararle. Tuve miedo también de que averiguara sobre los niños también. Llegó exactamente en el momento que estaba subiendo las maletas al auto. Yo no hubiera…
—No tienes que darme explicaciones, lisa. Yo no voy a juzgarte, ni muchos menos criticarte por esto. Tus razones tuviste. No puedo negar que si me molesta algo, pero es algo que decidiste por tu cuenta.
—Kanji, estoy segura que Akira está sospechando que algo extraño está pasando. Estoy segura que tratará de averiguar las cosas. Hay que hacer algo antes que pueda hacerlo— le dije, tratando de cambiar el tema.
—Dijiste que sabe del viaje, ¿No?
—Sí, pero no sabe a qué lugar es. Kaori casi le dice la verdad al sentirse presionada, el ambiente se sentía muy cargado.
—No te preocupes, voy a hablar con el piloto cuando lleguemos. ¿Qué harás con el bebé?
—Lo dejaré aquí en la casa con la empleada mientras llevamos a los niños— lo sujeté en mis manos para llevárselo a la empleada.
—Te ves tan bonita cargando un bebé.
—¿Qué dices, Kanji? —me dio tanta vergüenza su comentario, que no encontraba cómo mirarlo.
Dejé al bebé en manos de la empleada antes de irnos.
—¿Trajeron todo?—Kaori no respondió por todo el camino, se veía molesta conmigo y la entiendo. El único que respondió fue Lin.
—Sí, mamá, trajimos todo.
—Nos están siguiendo, Srta. Leiko— dijo James, mirándome por el retrovisor.
—Deben ser los hombres de Akira— comentó Kanji.
—Esto está muy mal, Kanji.
—Los perderemos, señorita Leiko, no se preocupe por eso.