Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me quedé mirándome en el espejo y toqué mi cuello. ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué tengo que sentirme tan vacía? Sentía ganas de llorar, pero evité hacerlo. Estoy cansada de llorar, no quiero vivir así más. Me he convertido en una cualquiera. Acabo de amanecer en la cama de otro hombre, y por decisión propia.
Me bañé y me puse el mismo traje de anoche para irme a la casa. No quería estar más ahí. Siempre termino arrepintiéndome de las cosas que hago. Me dejé llevar por el momento y he caído otra vez.
Cuando salí del baño, me encontré con Kanji.
—Buenos días — le dije, no podía mirarlo a la cara. Estoy segura que se dio cuenta de lo disgustada que me sentía, pero él no tiene la culpa, la tengo yo, por no aprender a negarme. Me gusta lo que siento cuando estoy con él, pero estoy consciente que mi confusión le hace daño.
—No tienes que sentirte mal, yo te arrastré aquí.
—No, yo accedí a venir — quería tener las fuerzas de decirle lo que sentía.
—Me daré un baño y te llevo.
—Kanji, quiero responder tu pregunta. Sé que es muy obvia la respuesta, y aún así, no me atreví a decirlo para no lastimarte. Yo sigo amando a Akira, pero estoy consciente que está mal seguirlo haciendo. Yo no quiero lastimarte y sé que te he estado utilizando todo este tiempo, he sido sumamente egoísta... — me interrumpió.
—Lisa, yo estoy consciente de lo que sientes y no te sientas mal por eso. Yo siempre he sabido que lo amas, y aún así me fijé en ti. Te lo dije ese día y te lo repito ahora, cuando te hice el amor, lo hice sabiendo que tú corazón le seguía perteneciendo a él. El culpable he sido yo, que te he forzado a esto, me aproveché de tu dolor y soledad.
—No, no lo has hecho. He sido muy feliz compartiendo estos momentos contigo, Kanji. Te juro que quisiera corresponderte como te mereces, pero no puedo. Perdóname por utilizarte tanto.
—Tonta, te he dicho muchas veces que me gusta verte sonreír. Puedes utilizarme siempre que quiera; aunque no lo parezca, me hace muy feliz hacerte el amor o tenerte cerca. Me conformo con seguir siendo tu amigo, y poder verte diario en la oficina. No permitas que cambien esas cosas, ahí sí me sentiría mal, así que quita esa cara y ríete — me hizo cosquillas para hacerme reír.
—¡Kanji!— comencé a reír y él hizo lo mismo. Muy en el fondo se que debe estar herido y triste, pero siempre ha sido así, no le gusta demostrar lo que siente.
Kanji se fue a bañar y lo esperé para salir juntos, tenía que ir a la casa a darme otro baño y cambiarme.
Akira
Llamada telefónica
—Sr. Akira, su esposa acaba de salir de la casa de Kanji Carter, ¿Hacemos algo al respecto?
—No, déjalos que se manifiesten. De esos dos me encargo luego. Vente para acá.
—Entendido, señor.
Llamada telefónica #2
—La Srta. Hisa ha estado dando problemas, Sr. Akira.
—¿Ahora qué hizo la bruja esa?
—No ha querido salir del apartamento, está usando al bebé como excusa para no irse, dice que quiere verlo antes.
—¿Eso quiere? Ya me colmó la paciencia esa perra, ya salgo para allá.
—Sí, señor.
Lisa
Llegué a la casa y me encontré a Kaori esperándome en la sala.
—Mamá, quiero hablar contigo.
—¿Por qué no te has ido para la escuela, Kaori?
—Quiero hablar contigo, mamá. Te he estado esperando.
—¿Qué te sucede? ¿Dónde esta, Lin?
—Está en su cuarto, porque no me deja entrar— su rostro estaba pálido y se escuchaba agitada.
—¿Qué te sucede? ¿Te hizo algo?
—¿Tu lo alejaste de mi?— me cuestionó con actitud.
—Sí, lo hice, no puedo permitir esta relación que tienen los dos y punto.
—Pero no puedo estar lejos de Lin.
—Kaori, no quiero verte sufrir, pero no puedo aceptar esto que hicieron. ¡Es una atrocidad!
—No puede estar lejos de mí ahora, tú no puedes hacernos esto, mamá.
—Kaori, es una decisión que ya tomé. Te pido que no trates de hacer nada, o tendré que pedirle que se vaya de la casa. Ya bastante he permitido, y estoy harta de hacerlo.
—No puede dejarme, mamá. ¡Yo estoy embarazada de Lin!
—¿Qué estás qué?