—Perdona a mis hijos, no sé lo que esta pasando con ellos.
—No tienes que disculparte, tampoco es que me moleste.
—Debería molestarte. Cada vez te ponen en una situación incomoda, pero me escucharán esos dos.
—¿Te molesta estar a solas conmigo? Ya lo hemos estado en otras ocasiones.
—No es lo mismo—tartamudeé.
—No trataré de hacer ninguna jugada sucia contigo, no tienes que preocuparte por mi. Podemos quedarnos aquí hasta que nos abran o tirarnos por la ventana si te sientes muy presionada —sonrió.
—Soy yo la que me preocupa.
—¿Qué?— tapé mi cara por haber pensado en voz alta. Kanji comenzó a reír. ¿Por qué estas cosas incómodas me tienen que pasar a mi?—. ¿Significa que si hay algún interés de tu parte?
—No, no quise que sonara así —sacudí mi cabeza.
—¿Por qué no puedes ser un poco honesta, lisa? Yo no voy a forzarte a nada, te lo he dicho un millón de veces antes. La única razón de la que haga algo, es si me dices que tu tienes algún tipo de interés también— mi rostro se calentó en un milésimo de segundo.
—¡No digas esas cosas tan vergonzosas!
—Relájate, acuéstate a dormir, me quedaré despierto hasta que regresen.
—No, me quedaré contigo despierta.
—No te haré nada mientras duermes, si eso te preocupa.
—No, no me preocupa eso.
—Entonces relájate y duerme, mañana tienes trabajo.
—Y tú también, y es por mis hijos que estamos aquí.
Nos quedamos en silencio en la habitación, pero me estaba sintiendo nerviosa por mi misma. Estar cerca de él me pone muy nerviosa, y recordar esa corriente que siento cada vez que lo veo o que me toca, es sumamente incómodo. Sentí mis rostro caliente y miré a la puerta; solo espero que desistan de esto y nos saquen de aquí. Pasó un tiempo, no sé cuanto en realidad, pero al ver a Kanji de pie, me estaba haciendo sentir mal.
—¿Por qué no te sientas en la cama? No puedes pasar todo la noche de pie.
—No puedo hacerlo, no es correcto, me siento bien así.
—Yo también me quedaré de pie — me levanté y me paré al lado de él.
—Eres increíble, siempre buscas la forma de convencer a cualquiera. ¿No te da temor de que trate algo? Es peligroso que me siente al lado tuyo, y más si es en una cama. He tenido mi auto control, pero eso acabaría con el, así que será mejor que te vayas acostar tu, ¿o es qué realmente quieres que suceda algo?
—No quiero.
—¿Eso es lo que te tiene ansiosa? — me encaró y los nervios que sentía, en vez de incrementar, fue todo lo contrario, fue como si me hubiera relajado algo. Estaba tan cerca que podía contemplar esa mirada penetrante, y lo peor es que, no sentía ganas de evitar su cercanía. Kanji sonrió y se alejó.
—¿Por qué lo haces? —pregunté.
—¿Qué cosa?
—Mirarme así.
—¿Te molesta?
—No, todo lo contrario.
—¿Me estás dando permiso para que lo haga otra vez? — preguntó burlón; era como si estuviera hipnotizada con su mirada todavía. No entiendo como pude aceptar algo como eso, con tanta facilidad.
—Sí.
—¿Por que me haces esto, lisa? — se acercó de vuelta y acarició mi mejilla, de una forma tan delicada, que todo mi cuerpo se estremeció.
Esa sensación me hacía sentir muy bien, que no quisiera que se detuviera. Cerré mis ojos y pude percibir sus dulces y suaves labios, fue algo tan distinto, algo que no había sentido nunca; era como si sus labios y manos pudieran descontrolar todo mi cuerpo. Creo que me dejé llevar por el momento y el ambiente en el que estábamos, no podía pensar en nada. Bajó lentamente su mano a mi cuello, provocando un escalofrío por todo mi cuerpo. Fue un beso muy amable y delicado, que no me sentía presionada a corresponderle.
—¿Debería detenerme? — cuestionó, deteniéndose.
—No— respondí automáticamente. Deseaba seguir sintiendo ese sensación que me causó sus manos y sus besos, no quería detenerme ahí.
Fue quitando mi traje lentamente, mientras besaba mi hombro. Lo dejó caer por completo al suelo. Me comencé a sentir algo incómoda por mi cuerpo, sentía temor de que sintiera repulsión por todas las cicatrices que mi cuerpo tiene. Quitó mi sostén y mi ropa interior y bajó sus labios a mi pecho para volver a subir a mi hombro, sentía mi cuerpo ardiendo por dentro. Me hizo recostarme sobre la cama y se subió sobre mí, se quedó contemplando mi cuerpo desnudo por un tiempo.
—Este cuerpo no ha sido bien apreciado, pero yo lo voy a saber apreciar como se merece. Este delicado cuerpo, merece caricias, besos, amor y sobre todo ser contemplado como el arte que es. Podrá sonar algo muy cursi viniendo de mi parte, pero en realidad no quiero llevarte a la cama para saciar mis ganas, quiero hacerlo para demostrarte lo mucho que vales y lo que mereces sentirte deseada.
—Kanji… — no pude contener mi vergüenza, mi corazón estaba muy acelerado. Sus palabras me llenaron de una forma inexplicable.
Sus suaves dedos acariciaban mis hombros, bajando a mi antebrazo. Solamente eso hacía mí cuerpo estremecerse. Acercó sus labios a los míos mientras acariciaba lentamente mi pecho. Bajó de mi boca a mi cuello, dejándome escapar un gemido. Fue besando delicadamente mi cuello y descendiendo a mi pecho. Besó todo a su paso hasta llegar a mi ombligo; al sentir el roce de su dedo sobre el, y su camino en dirección a mi cintura, me producía mucho placer sus delicadas caricias.
—Eres muy hermosa— besó mi cintura, mientras bajaba acariciando mis muslos; eso producía cosquillas, pero se sentía sumamente bien.
Rozó la yema de sus dedos en mi muslo y fue bajando con su boca al área donde tocaba, cada segundo que transcurría, sentía que podría alcanzar un orgasmo con tan solo sus caricias y besos; mi cuerpo se sentía muy sensible. Cualquier pequeño roce, causaba un temblor en todo mi ser. Subió una de sus manos a mi seno y lo fue masajeando con suavidad, mi respiración estaba agitada al sentir su mano completa cubriendo mi seno; era demasiado intenso. Kanji llevó su boca a mi entrepierna y fue besando cada parte de ella, hizo lo mismo en la otra. Al estar tan cerca a mi parte baja, me estaba sintiendo muy caliente. Su dedo lo puso en mi vientre y dedicó una mirada llena de deseo. Lo fue rozando hasta tener un contacto directo con mi vagina y solté un gemido fuerte y llevé mis manos a la boca.
—Deja escapar esa dulce voz, sé libre de disfrutar sin ningún complejo o miedo— llevó la mano que tenía en mi seno a la mía, evitando que me tapara.
Al sentir su lengua en mi parte baja, no pude controlar mis jadeos, sentía que mi cuerpo no podría aguantar más; fue como una corriente en mi interior. No soporté ni varios segundos, cuando ya sentía una sensación de hormigueo dentro de mi. Quise avisar, pero no pude aguantar más; esa sensación desbordó todo ese deseo que llevaba reteniendo dentro de mi. Kanji continuó, aún habiendo llegado al orgasmo. Sentía esa sensación de hormigueo otra vez y un escalofrío que recorrió por mi espinal dorsal. Se detuvo y sonrió, mientras subía con su boca por mi vientre, hasta llegar a mis senos. Masajeaba ambos a la vez mientras lamía alrededor de ellos, escuchaba sus suaves quejidos al hacerlo. Sentía que si continuaba haciéndolo de esa forma tan delicada, terminaría por alcanzar un orgasmo sin tocarme; estaba demasiado sensible. Lo hacía con tanta delicadeza y sin prisa, tomando su tiempo en cada seno. Subió rozando sus labios hasta mi cuello y sentí de nuevo esa corriente dentro de mi. Al llegar a mi rostro, mordió sus labios y sonrió.
—Quiero hacerte el amor porque sé que jamás te lo han hecho. Nunca te han tocado como te mereces, nunca te han hecho sentir mujer. El sexo no es solamente para saciar las ganas, se trata de mostrar en hechos, lo que no se puede expresar en palabras. Para mí es algo importante, y no lo hago para endulzarte el oído; es por eso que quiero hacerte el amor. Quiero transmitirte lo que estoy sintiendo ahora, esperando a que muy en el fondo puedas entenderlo, y quizás aceptarlo; para mí vales mucho— no podía responder por mi respiración agitada, me sentía muy feliz y a la vez bastante excitada. Jamás me he sentido de esta forma antes, mi cuerpo se sentía muy caliente.
Escuché el sonido de su cierre, y robó mis labios; sus besos eran muy suaves y delicados. Forzó su entrada suavemente, pero profundamente. Eso sólo bastó, para provocarme una corriente y escalofrío en todo mi cuerpo, estaba temblando demasiado al sentirlo de esa forma. Me penetraban con tanta suavidad, que tenía mi cuerpo y mis emociones descontroladas; era como si mi cuerpo lo deseara así. Mi cuerpo se encontraba en un profundo calor. Estuvimos tanto tiempo haciéndolo de esta manera, mi cuerpo no resistía sus suaves movimientos, no podía pensar en nada más que lo que estaba sintiendo y experimentando. Continuó haciéndolo delicadamente, y removío el pelo de mi cuello para besarlo. Subió a mi oreja, y al sentir esa sensación fue como una corriente, la misma que no dejaba de atacarme cada vez que entraba en mi. No podía más, sentía ese hormigueo otra vez y unos segundos bastaron, para que volviera a llegar al orgasmo.
—Me gustas tanto, lisa. Quisiera poder contemplarte todos los días de esta forma, poder hacerte sentir lo mismo que siento. Quiero adueñarme de ti, de tu cuerpo, de tu ser, de tu mente; eres sumamente hermosa — me besó por última vez, antes de acabar dentro de mi. Su rostro estaba rojo y sus jadeos de placer no los pudo controlar más. Dejé escapar un último gemido, acompañado de su nombre. Apretaba fuertemente sus hombros al sentir su profundidad en esa última estocada. Tenía mis piernas temblando, no podía controlar mi cuerpo; era como si estuviera descontrolado por completo. Kanji sonrió y acarició mi mejilla—. Eso que dije, lo dije en serio— besó mi frente y volvió a sonreír.
De alguna forma, luego de esto, es como si la forma de verlo, hubiera cambiado por completo. Jamás me habían tocado de esa manera, no sabía que solo una caricia pudiera ocasionar tanto placer.
Lin
—¿Cuándo le diremos a mamá?— preguntó Kaori.
—No es prudente decirle nada todavía, Kaori.
—No creo que podamos ocultarlo por mucho tiempo.
—Hagamos el esfuerzo.
—¿Crees que nos odie por esto?
—Ella nos apoyará, estoy seguro.
—Ojala sea así.