—Te quedarás a cargo de tu mamá y tu hermana, necesito que las cuides mientras no estoy. ¿Podrás hacerlo?
—Sí, papá.
—Eres el hombre de la casa ahora, te corresponde eso y más.
—¿Cuánto tiempo estarás fuera?
—Unos días, no le digas nada a tu madre de dónde voy a estar. Que sea una sorpresa para que vea a nuestro hermano, ¿Está bien?
—Quiero que me explique porque me dejó y no vino a verme como prometió. Éramos muy unidos y todo cambió.
—Él quiere que tengas una familia normal.
—Yo la tenía, pero me la arrebataron.
—¿Extrañas a tu verdadero padre?
—No, fue muy poco el tiempo que estuvo con nosotros. Lo veía de una a dos veces al año; ahora es que he tenido una familia normal porque ustedes me adoptaron.
—¿Estás feliz con nosotros?
—Sí, papá. Estaría completamente feliz si mi hermano estuviera con nosotros también.
—Veamos si quiere unirse a nuestra familia. Haré lo que esté en mis manos, ¿Está bien?
—Sí, papá. Tenemos que irnos a la casa. Mamá debe estar preocupada.
—Sí, vámonos.
Lisa
Luego de un tiempo, regresaron a la casa. Ya la comida la había preparado, solo faltaban ellos. Kaori y Lin se sentaron en una misma silla como de costumbre y Akira se sentó a mi lado. Al fin podemos tener una reunión en familia luego de varios días sin hacerlo. Antes solíamos hacer todo juntos, espero ahora podamos hacer lo mismo. Akira no dejó de mirarme ni un solo momento. Sentí sus pierna jugando con la mía por debajo de la mesa.
—¿Me vas a extrañar?— preguntó en un tono bajo.
—Si, Akira, ¿Realmente tienes que ir?
—Si, princesa, cuando regrese voy a compensarte con muchos besos entre otras cosas.
—¡Akira!— sonrió pícaro.
—Mamá, ¿Crees que podamos comprar el equipo para jugar tenis?
—Claro, ¿Cuándo lo necesitas?
—Tenemos un juego el martes.
—Mañana luego del trabajo podemos ir a buscarlo.
—Quiero que vayan a verme jugar. ¿Kaori puede ir?
—Depende a qué hora sea, cariño.
—Después de clases, mamá.
—Supongo que no hay problema. Esperemos que tu papá haya regresado en ese entonces para que te vea jugar.
—Voy a regresar antes del martes. No puedo perderme eso —Lin se veía muy feliz y ni se diga Kaori—. En una hora tengo que irme. Iré a preparar las maletas — Akira se levantó de la mesa y subió a la habitación. Llevé los platos a la cocina y regresé a la mesa.
—¿No te vas a despedir de papá?— preguntó Lin riendo. No sé si se estaba burlando de mí o riéndose por otra cosa.
—Si, ahora iré a despedirme para que no vaya a irse llorando — le hize un guiño y subí a la habitación.
Según abrí la puerta, Akira la cerró a mi espalda.
—¿No ibas a subir, corderito?
—¿Estabas esperando que lo hiciera?
—¿Y tú qué crees?— Akira me agarró de la cintura, acercándome a él de espalda para besar mi cuello.
—Tenemos que bañarnos, Akira. Estuve todo el día en el trabajo.
—Sabes igual de bien.
—¿Por qué no nos bañamos juntos, Akira?
—Si tanto insistes — entramos al baño juntos.
—¿No te vas a quitar el reloj?
—No puedo, tengo que estar al tanto de la hora; aunque si fuera por mí me quedaba aquí contigo.
—Te queda poco tiempo mi cielo.
—Tengo el tiempo suficiente para complacerte. Recordemos viejos tiempos, querida — me senté encima de él como la segunda vez que estuvimos juntos. Coloqué mis dos brazos alrededor de su cuello. Han pasado tantas cosas desde ese entonces. Recuerdo odiarlo con todo mi ser, pero ahora ya no siento odio como ese día. Ahora se siente mejor cuando estoy con él, porque no me siento obligada hacerlo, lo hago por voluntad propia—. Como se nota que vas a extrañarme mucho. ¿En qué tanto piensas que estás así? Estás moviéndote tan energética.
—En ti, Akira. No puedo pensar en otra cosa, amo estos momentos en los que estoy contigo. Amo cada parte de ti, amo sentirte.
—No digas esas cosas tan de repente o no respondo de mí — desvió la mirada. Hace tiempo no lo veo así. Hasta esa parte de él la amo con todo mi ser. Debía estar haciendo esas expresiones extrañas de niña pervertida, pero ya no me importaba nada. Tener tan cerca su cara, esa mirada que tanto amo es imposible no sentirme excitada. Lo besé con todas mis ganas, deseaba probar esos labios que me enloquecen. Se volvieron una adicción para mí. Podía sentir ese hormigueo profundamente en mí y escuchar sus jadeos era demasiado para contenerme —¡Mierda!— al escucharlo, sabía que no podía aguantar más, ni yo tampoco. Así que traté de moverme lo más rápido posible para hacerlo sentir mejor. Sentí su calor dentro de mí y quería ver su expresión tan sexy cuando lo hace. Es tan lindo.
Nos quedamos así por unos instantes. Él estaba tratando de recobrar el aliento y yo también.
—¿Qué hora es?— le pregunté.
—No me recuerdes la puta hora, lisa.
—¿No eras tú quien quería estar pendiente a ella?
—No me importa nada del vuelo ahora, creo que podría morir ahora feliz.
—¿Qué mierdas dices? — me levanté de encima de él.
—No te levantes así, te lo he dicho. — se quedó fijamente mirándome.
—No te preocupes, tendré más cuidado para la próxima — sonreí inocentemente, y salí del baño. Si me quedo ahí con él, no va a querer levantarse.
Al rato salió del baño y lo ayudé a vestirse.
—Ahora sé poner la corbata, inútil — comenté.
—No me recuerdes esos tiempos, porque voy a querer quedarme y podrías terminar lastimada, corderito — rozó su dedo en mis labios.
Bajamos a la sala donde estaban Lin y Kaori quienes corrieron hacia Akira para despedirse.
—Cuiden de su mami y pórtense bien, ¿Estamos?
—Te amo, papá —Kaori es locura con su padre y ni se diga Lin. Ambos lo adoran.
—Y tu pórtate bien también — me dijo Akira.
—Siempre lo hago. Regresa a casa pronto mi cielo, vamos a extrañarte mucho.
—Volveré pronto —me abrazó y acercó su boca a mi oído—. Espero me extrañes mucho y que tus dedos sean la prueba — su comentario me avergonzó y me puso nerviosa
—Portate bien, Akira— Akira sonrió pícaro y me besó.
—Te amo, princesa— le dio un abrazo y un beso a ambos antes de irse. Lo voy a extrañar mucho.
A la mañana siguiente fui al trabajo como de costumbre, el día fue algo tranquilo, no hubo mucho trabajo. Akira me llamó temprano para decirme que llegó bien, aunque no me dijo dónde está, pero espero que todo lo que tenga que hacer le salga bien para que regrese ya. La tarde pasó volando, antes de salir me gritó Laura.
—Creí que no te alcanzaría— dijo fatigada.
—¿Qué sucede?
—Te dejaron esto — me dio una pequeña caja, parecía como de alguna joya o algo así. ¿Habrá sido Akira?
—¿Quién la dejó?
—Era un hombre alto, estaba vestido en gabán — debe ser algún empleado de Akira, pero ¿por qué no me lo dio él?
—Gracias, Laura. Nos vemos el lunes —mañana no trabajaba.
Tengo que ir a buscar a los niños a la casa para ir a comprar el equipo de Lin. Dejé la pequeña caja dentro del auto para llegar a la casa. Busqué a Lin y Kaori para irnos a la tienda.
—Me gusta el azul, mamá.
—Escoge el que más te guste— escogió el uniforme azul. Estoy segura que le quedará divino.
Luego de salir de la tienda nos fuimos a comer helado los tres, ya que estuvieron pidiéndolo por todo el camino. Fuimos a la tienda de helados y compartimos los tres. Cada vez nos hace más falta Akira. Si hubiera estado él, sé que se hubiera unido a nosotros. Cuando llegamos al auto Lin vió la caja en el asiento y me preguntó sobre ella.
—¿De quién es esto mamá?
—Creo que de tu papá.
—Es un regalo, ¿Puedo verlo?
—Claro, mi amor— me puse el cinturón y encendí el motor del auto, cuando escuché el grito de Lin y Kaori.
—¿Qué sucede?— me giré para ver qué pasaba y Lin había tirado la caja al piso del auto. Lin estaba aterrado y Kaori estaba igual. Recogí la caja y vi algo extraño en el suelo. Cuando la abrí tenía escrito en unas letras rojas "Diente por diente" tiré la caja al suelo al ver que lo mismo que decía el dicho, era lo mismo que contenía la caja.
—Esto debe ser la amenaza que recibió Mr. Jefferson. Tengo que llamarlo.
—Mamá — escuché la voz nerviosa de Lin.
—Todo va a estar bien, mi amor — me giré de vuelta y vi un hombre enmascarado apuntando en la cabeza a Lin. ¿Cómo se metió al auto?
—Si intentas algo le vuelo la cabeza a tu hijo.