Elderia, se preguntó por milésima vez que era lo que estaba haciendo en este momento. Le había preguntado a aquella Gran Maestra que la ayudara y le enseñara y ahora…
"Haaa…"
"GRAAA!"
Ahora se encontraba en medio de un campo de batalla con humanos enfrentándose a criaturas altas y musculosas de piel verde cuyas hachas cortaban a cualquier humano por la mitad.
El olor a sangre, los gritos de guerra y el desenfrenó de la batalla era real a pesar de que hace unos minutos ella estuvo en medio de una cueva, ahora se encontraba aquí.
"HAAA!" Elderia no dudo, a pesar de que se cuestionaba lo que hacía, ella se enfocó y se lanzó al frente de batalla y murió cuando un hacha le cortó el estómago.
Al volver abrir sus ojos se encontraba otra vez en la fila, en otra parte del campo de batalla mientras miles de hechizos estaban lloviendo del cielo.
Ella levantó su espada y… Murió con una flecha en su cráneo.
Luego apareció en otro parte del campo de batalla, tan solo para volver a morir y la situación se repitió una y otra vez, obligando a que ella tuviera que adaptarse al enorme campo de batalla.
Cuando pudo sobrevivir por diez minutos, enormes criaturas verdes cayeron del cielo y ella volvió a morir al ser cortada por la mitad.
Ella sintió el dolor y casi se sentía real, lo suficiente como para que sus instintos estuvieran alertos y ella sintiera miedo al ser cortada, pero no tanto como para que enloqueciera.
De tal modo, ella siguió luchando una y otra vez. El escenario cambió de un campo de batalla, a una escaramuza entre humanos, un duelo de torneo, una batalla acuática y una batalla área.
A pesar de que pasaba de cuerpo a cuerpo, ella empezó a sudar y un dolor punzante empezó a surgir en su cabeza hasta que eventualmente abrió los ojos, pero esta vez en la cueva donde su cuerpo real se encontraba.
"Todavía estoy afinando el hechizo me disculpo si fue demasiado carga para ti."
Un hombre de cabello negro que llevaba una elegante túnica de mago le habló dándole una ligera sonrisa que parecía llena de calma.
Sin embargo, Elderia no se dejó engañar por la sonrisa, no cuando los ojos marrones del hombre revelaban una frialdad que incluso ella podía sentir.
Una indiferencia lo suficiente profunda como para que ella tuviera miedo. Karl era un hombre sumamente peligroso, sus instintos le advertían de no hacerlo enojar.
"Estoy bien, Señor." Respondió ella con respeto.
Respetaba a la joven mujer que enfrentó a esa grotesca criatura, pero ahora se dio cuenta de que ambos hermanos eran extremadamente anormales. No solamente en fuerza, sino que también en actitud.
Aurora decidió ayudarla de inmediato sin conocerla a pesar de que probablemente sabía que ella ocultaba parte de la verdad y seguía cautelosa… A sus ojos tal actitud únicamente podía ser considerada como anormal.
Ella se giró para mirar a Aurora Campbell, la mujer que la estaba ayudando. Ella también estaba acostada en una silla y por como su cuerpo reaccionaba con espasmos, probablemente se encontraba en una batalla aterradora.
"¿A quién se enfrenta?" Preguntó Elderia sin ocultar la curiosidad que estaba sintiendo.
En vez de responder, Karl chasqueó sus dedos y al frente de ella apareció una imagen que la dejó con la boca abierta.
Aurora no se enfrentaba a un campo de batalla sin fin o a múltiples enemigos. No, lo que ella se estaba enfrentando era una colosal criatura tan enorme que la joven mujer parecía pequeña en comparación.
"Eso es…"
"Un Dragón. Específicamente uno Mitológico. Ella es bastante dedicada."
La última parte fue dada con una ligera sonrisa que alejó la frialdad con la cual la miraba a ella y Elderia tragó al ver como las llamas de esa enorme criatura rojiza prácticamente derretía la barrera celeste y luego la carne de Aurora.
A pesar del dolor en la expresión, la joven se mantuvo firme y apenas al fuego desapareció ella volvió a atacar sin ni siquiera curarse.
Incluso si era una ilusión el dolor era real y las veces que Elderia luchó siempre moría con rapidez, pero Aurora… Ella estaba viva luego de tal lucha.
"Volveré a entrar." Dijo Elderia con determinación.
No sabía cuál era la razón por la cual Aurora la ayudaba, pero tuvo algo en claro… No podía desaprovechar esta oportunidad ni tampoco decepcionar a la Gran Maestra.
No era porque temía que la rechazara o no la aceptara como discípulo, Aurora no parecía querer tomar discípulos y Elderia entendía que no tenía el talento para ser discípulo de tal persona.
"Bien. Primero necesito que pongas energía mágica a este pergamino." Dijo Karl en calma.
Elderia tomó el pergamino y siguió la orden, entonces cuando el pergamino ardió ella sintió una oleada de energía entrando en su cuerpo y se abrió sus ojos.
"Acabo de subir varios niveles." Murmuró sorprendida.
Ella estuvo estancada en su nivel durante mucho tiempo, un suceso normal conocido como el Muro, pero ahora acababa de subir rápidamente de nivel superando aquel muro que la detuvo e incluso yendo más allá.
¿Cuantas criaturas necesitaba asesinar para subir de nivel tan rápidamente? Ella miró al hombre teniendo curiosidad.
"No necesitas saber lo que sucedió. Simplemente piensa como si tu hechizo terminara la vida de varias criaturas." Respondió el hombre y moviendo su dedo, una luz verde la cubrió. "Empezaras de vuelta, enfrentamientos básicos para adaptarte a tu subida de nivel y luego cuando te canses y salgas repetiremos todo de nuevo."
Elderia parpadeó sorprendida y…
"Si…" Respondió sin tratar de pensar demasiado.
¿Qué clase de individuo podía hacer que ella subiera de nivel rápidamente y a la vez entrenara? Ella no quiso pensar demasiado y se centró en su tarea, volverse más fuerte.
Solamente si era más fuerte podía enfrentar al Reino Beldaría que tanto daño ha causado.
******
Aurora no se inmutó al ver que meteoritos ardientes estaban cayendo del cielo. Tal hechizo prohibido que podría destruir ciudades enteras fue realizado para distraerla.
Entre los meteoritos cayendo, moviéndose por el cielo abierto, se encontraba un Dragón Rojo de rango Mitológico, que se estaba moviendo a una velocidad extrema.
Aurora todavía podía seguirle el rastro mientras esquivaba los meteoritos, pero podía sentir la energía mágica rodeando a esa poderosa criatura. No, no solamente era energía mágica.
Era un calor extraño que se extendía por todas partes y que superaba el calor de los meteoritos. Un calor natural y potenciado lo suficiente como para que ella sudara completamente y su barrera se quemara.
El calor era sofocante, lo suficiente como para que ella le costara respirar, aunque estuviera dentro de su barrera, una barrera creada con aura celeste y aura oscura, que trataba de evitar el calor.
Ella utilizó su aura oscura, queriendo borrar el calor. Su aura oscura que podía borrar sus emociones, eliminar la magia e incluso conceptos intangibles, no pudo eliminar el calor.
Un calor que provenía de algo más allá que 'energía mágica', mas superior, un calor Divino. A tal poderío desconocido ella se enfrentaba.
El dragón que tanto estuvo moviéndose lanzó su aliento, un poderoso aliento de fuego que derritió los meteoritos, quemó el espacio mismo y luego apuntó a ella sin dejarle escapar.
Aurora tomó su espada y mientras veía el aliento de fuego acercarse, la balanceó con todas sus fuerzas.
"¡HAAA!"
Ella no supo que aura utilizó. ¿Fue su aura incolora, su aura roja o su aura oscura? Su corte se extendió dividiendo sutilmente el aliento antes de ser tragado al igual que ella.
"Mierda."
Aurora despertó maldiciendo en voz alta debido al dolor que había sentido. Un dolor tanto físico, mental e incluso espiritual, ella sentía todo su cuerpo doliendo como si el ataque divino hubiera sido real.
"La divinidad no es algo que se pueda repeler." Murmuró Aurora en calma, mirando a su hermano que se acercaba pasándole una toalla.
"No, no lo es. Por tal necesitas algo que sea su igual para contrarrestar la divinidad." Respondió Karl y en calma, añadió. "Ya lo tienes."
Su hermano revelaba una sonrisa que no ocultaba su diversión al igual que una ligera pizca de orgullo.
Aurora supo a lo que él se refería. Su corte, aunque por unos segundos, pudo dividir el aliento de un Dragón Mitológico considerado como un Semidiós.
"No es suficiente."
Su respuesta llevó a que su hermano agitara la cabeza y suspiró sin responder. Ella estaba en lo cierto, para sobrevivir a un Semidiós o a la Divinidad de esos seres, un pequeño corte no era suficiente.
"Aunque es el camino correcto." Añadió Aurora y en calma al levantarse, murmuró. "Necesito más experiencia para enfrentarme a la divinidad. Si un Semidiós aparece en la Tierra, ningún rango SSS podría enfrentarlo. Ahora entiendo la diferencia."
La Divinidad era superior a cualquier energía o incluso aura. Como tal un Semidiós era más poderoso que un rango SSS y más si este último no tenía nada para causar daño.
Ahora ella entendía porque un Semidiós era tan poderoso, la divinidad era una energía superior a otras que afectaba más allá del plano en el que actuaba.
Como el fuego de Dragón, no solamente quemaba su cuerpo, sino que incluso afectó su mente y espíritu, llevando a que ella fuera debilitada en múltiples maneras.
¿Qué más podían hacer otras Divinidades? Existiendo tantas divinidades de todo tipo era probable que cada una tuviera su característica.
Aurora miró a su hermano que parecía querer decir algo, dudando de si decirlo o no.
"Pero tienes razón. Ya tengo lo que necesito para enfrentar la Divinidad." Dijo Aurora y dándose cuenta de que su hermano sonreía de inmediato, ella simplemente agitó la cabeza.
Ella era un rango SS, pero su aura… Su aura era mucho más de lo que el aura de un espadachín de rango SS normal.
Un aura versátil que podía afectar lo físico, mental e incluso espiritual. Tal realización no llegó de sorpresa, ella lo venía pensando y entendiendo, solamente que ahora que enfrentaba seres que usaban la divinidad sin contenerse podía entenderlo.
"Todavía necesito alcanzar el rango SSS para ver cuales son los limites de mi aura." Dijo Aurora y poniendo una expresión seria, preguntó. "¿Entonces encontraste información de este mundo?"
Karl puso una expresión seria y chasqueó sus dedos revelando una imagen ilusoria al frente de ella.
Aurora leyó el informe, vio imágenes y con cada segundo que pasaba su expresión se volvía cada vez más solemne y sus ojos más fríos.
Ella al final de ver las escenas, tomó su espada y la puso en su cintura, equipándose su armadura.
"Deja un clon para cuidarla. Iré al Reino de Beldaría." Dijo Aurora en calma.
"¿Que harás?"
Escuchando la pregunta de su hermano, ella no cambió su expresión.
"Lo decidiré en el camino."
Su respuesta fue corta y simple, pero contundente.
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