Aurora esquivó pequeñas esferas de aura utilizando su cuerpo. Ella era ágil, rápida y su cuerpo era flexible, lo que le permitía contorsionarse en giros y piruetas que la mantenían en movimiento.
Ella al estar en el aire contorsionó su cuerpo y vio como pequeñas esferas de aura pasaban por su costado y arriba y entonces al aterrizar al suelo levantó los brazos y se inclinó hacia el anciano que estaba tan serio.
"¿Terminamos?"
Ella hizo su pregunta a su maestro que le estaba apuntando con el dedo como si fuera un arma y para ella lo era. Su maestro había liberado esferas de aura y la rapidez del ataque y la potencia no era una broma.
Lo que se buscaba en este entrenamiento era que ella estuviera lista para enfrentarse aquellos que poseían la maestría de armas.
"¿Estás tan ocupada?" Preguntó su maestro con extrañeza.
La extrañeza venía de la idea que ella se quedaba entrenando durante muchas horas cada día y prácticamente le dedicaba un mayor tiempo que la escuela y su vida personal. Para Aurora no era su culpa que le gustara entrenar y se le diera bien, pero hoy era una excepción.
"Sí. Mi hermana ascendió al rango S y vamos a ir a festejar." Respondió Aurora y sonriendo enigmáticamente, murmuró. "Han abierto nuevos portales en varias partes del mundo, así que es un tour gourmet mundial."
Ella se rio para sí misma al ver la extrañeza de su maestro.
Alice había ascendido finalmente. Su madre le había hablado de la complejidad y el significado de que su hermana ascendiera y lo hizo en secreto, llevando a que ella entendiera que su hermana no quería avanzar.
Su hermana tenía sus razones que no revelaba abiertamente, pero ella creyó que era necesario invitar a su hermana a un tour de comida y como la comida a los ojos de su hermana era algo bueno, se tomaba como un festejo.
Los Portales Cosmos que se habían abierto en algunas partes del mundo y en unas pocas ciudades ayudaron a que se pudiera viajar de un lado a otro en segundos y como estaban abiertos al público, ella quería aprovecharlo.
El anciano la miró durante unos segundos y luego levantó su dedo.
"¡Maestro!"
Ella gritó en voz alta al girar su rostro y vio como la 'bala de aura' pasaba cerca de su mejilla, causando una herida sangrante.
La sangre y el dolor no la molestó, ya que ambos eran parte del entrenamiento, pero sí que la atacaran tan repentinamente.
"¿No has dicho que en las tierras en donde están tus amigos hay conflictos?" Preguntó el anciano con una expresión solemne.
Aurora, que se estaba por seguir quejando para irse, se detuvo por completo al sentir la mirada de su maestro.
Ella le había contado lo que estaba sucediendo en los alrededores de Jerusalén con los gremios, las fuerzas europeas y jugadores.
Estaban en enero del año 2041 y ella ya podía captar la gravedad de lo que sucedía. Las escaramuzas cada vez eran más habituales y los jugadores se mostraban justo como las historias de la guerra civil europea decían… Desalmados y viles.
A pesar de que ella se había quedado en la ciudad con sus amigos, la situación externa era complejamente mala. Tanto que ella le contó a su maestro que supuestamente estaba en el continente africano y lo hizo para entrenar.
"Sí, pero un día…" Aurora trató de murmurar que un día de descanso estaría bien, pero se detuvo.
Lo hizo por ella misma y no por su maestro y la razón era que estaba nerviosa sobre toda la situación.
Aurora había escuchado los rumores sobre como los gremios se armaban militarmente y como ellos se preparaban y como si fuera poco, cada día llegaban nuevas caravanas desde las naciones vecinas controladas por los gremios y esos refugiados contaban las penas que sufrían en esas naciones.
"¿Cuánto tiempo podrás quedarte al margen?" Preguntó el anciano con seriedad.
¿Cuánto tiempo ella apartaría su mirada del sufrimiento de otros e intervendría? Ella en este punto lo evitaba, ya que entendía que como no era lo suficiente fuerte para detener a sus enemigos, ella tendría que eliminarlos.
Había asesinado a zombis en la calamidad no-muerta, pero esta vez iban a estar totalmente vivos.
"Cuando decidas oscilar tu espada en contra enemigos de humanos estarás preparada. Como tu maestro te enseñaré a enfrentarte a los peores demonios o a los más grandes dragones." Anunció el anciano y desenvainando su espada, le apunto a ella y añadió. "Sin embargo, depende de tu elección."
A pesar de que su maestro estaba pareciendo altivo al hablar que le enseñaba a enfrentarse a demonios o dragones, simplemente estaba dejando a la vista el hecho de que ella tenía esa clase de entrenamiento.
Luchar con bestias de aura, monstruos de aura y también con su maestro que podía usar cualquier arma e incluso imitaba las armas de fuego.
¿Cuánto tiempo ella quedaría al margen? Aurora no sabía la respuesta y entendía que si ella quería continuar ayudando a las personas, en algún momento se enfrentaría a seres humanos y aunque la idea de matar no era de su agrado, ella se prepararía.
Aurora desenfundó su espada con determinación.
******
Alice, que estaba sentada en el banco de la cocina, olió el aroma de la carne frita que su madre le estaba haciendo.
"No necesario que me hagas comida, madre." Dijo Alice mirando a su madre.
Agatha era guapa y cada día lucia más joven y Alice entendía que tal juventud no pararía. Los ojos azules eran brillantes por la energía mágica, la piel blanca cada vez más suave y las curvas cada día más pronunciadas.
Eventualmente, su madre pasaría de una mujer en sus cuarenta y tantos a una mujer en su veintena y lo haría gracias a su habilidad innata. Una habilidad que lo cambiaba todo.
"Me gusta cocinarle a mi hija." Respondió la mujer y viéndola a ella, preguntó. "Sabes que no tienes que obligarte a seguir a tu hermana, ¿cierto?"
Alice levantó la cabeza y recibió la seria mirada de su madre.
La mujer la observó y Alice sintió que era leída por completo por su madre. ¿Era porque la conocía bien? ¿O ella era fácil de leer?
Su madre, dejando de freír la carne, apagó el fuego con su mano y se acercó a ella para sentarse en el banco que estaba al frente de ella.
"Adoró que ambas se protejan y se sigan entre ustedes, pero no quiero que una se obliguen por la otra. Ambas son independientes y eligen sus caminos por su cuenta." Dijo su madre y mirándola a ella, agregó. "Y en algún momento los caminos se separarán."
"No lo quiero…"
Las palabras salieron de su boca y Alice, al ver que su madre le sonreía, se puso roja, pero fue sincera… No quería dejar a su hermana o que sus caminos se separaran.
Para ella su familia se había vuelto su todo y su hermana en especial se había convertido en alguien irremplazable hasta el punto de que pensar en cualquier separación le desagradaba.
"Sé que desagrada la idea de separarse. La idea de tomar distancia, pero eventualmente entenderás que sin importar la distancia o si ustedes están con otras personas, seguirán siendo hermanas. El lazo y la fraternidad que representa ese vínculo es irremplazable." Dijo Agatha y acariciando su cabeza, la abrazó suavemente y murmuró. "Y ese vínculo no se romperá si no sigues a tu hermana o rechazas sus pedidos."
Alice sintió los brazos de su madre, el cariño y la calidez que trasmitía y tal afecto tranquilizó su mente.
Alejando la idea de que algún día su hermana encontraría alguien o cuando crecieran, ambas se distanciarían. La sola idea le desagradaba excesivamente, pero al final su madre estuvo en lo correcto.
"Aun así, quiero estar a su lado." Dijo Alice y viendo que su madre tomaba distancia para mirarla, reveló. "No quiero ascender más, pero mi mayor temor es que ella salga herida."
Algún día su cuerpo cambiario y ella se convertiría en un monstruo de oscuridad que podría devorarlo todo… En este punto de su vida tal idea le causaba rechazo y desagrado, pero si ella tenía que convertirse en ese monstruo por su hermana y para ayudarla, valdría la pena.
Después de todo, la habilidad era parte natural de ella.
Agatha al ver su seriedad dio una sonrisa y luego se rio suavemente y la risa aumentó cuando ella se sonrojó y bajó la cabeza.
"Con lo hermosa que eres es probable que seas tú quien deje a su hermana por algún chico malo." Dijo su madre en un tono bromista y al ver que ella fruncía el ceño, dudó. "¿O te gustan los chicos buenos? Yo te apoyaré si es una chica o alguna clase de demonio antropomorfo."
Alice trató de mantener su expresión lo más seria posible, ya que conocía a su madre y entendía que entre más emociones mostrara, más la molestaría.
Aun así, fue imposible evitarlo por completo y su madre se rio suavemente abrazándola y desordenando su cabello.
"Ya sé de donde Aurora heredó ese lado." Murmuró Alice dejando salir un ligero puchero.
"¿No es un lado encantador?" Preguntó su madre y se rio a carcajadas al ver que ella rodaba sus ojos a un lado.
A ambas le encantaba bromear y no perderían la oportunidad de intimidar a otro… Algo que ella compartía.
"¿Alice estás lista?" La voz vino del segundo piso y luego Aurora bajó corriendo dando una sonrisa gigantesca. "¿Lista para nuestro tour?"
La pregunta fue dada con una sonrisa gigantesca y Alice, al ver a su hermana sonreír tan emocionada por acompañarla por comida, sonrió de manera inevitable.
Su madre tenía razón. A pesar de que su hermana no estaba interesada en este momento en chicos o chicas, eventualmente su hermana tendría una familia y cuando llegara ese momento, Alice quería apoyarla por completo.
Sin embargo, por ahora disfrutaría estar a su lado y seguirla para todas partes… Después de todo, estar con su hermana era una de sus más grandes alegrías.
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