Parpadeando, encontrándole cierta extrañeza al lugar en donde se hallaba, Edward observó la sala.
Era una sala, que parecía estar un departamento en lo alto de un edificio y una enorme ciudad estaba a la vista, dando la impresión de que estaban a sus pies.
Tal sentimiento, hubiera sido agradable, si no fuera porque Edward sintió que algo estaba mal.
Él había estado en…
"Cariño, has despertado."
Una voz sonó a su espalda, era agradable a sus oídos y estaba llena de cariño, llevando a que Edward se girara de forma mecánica, tan solo para ser sorprendido por una figura que lo trató de besar.
Edward lo esquivó por instinto y el beso de la joven, cayó en su mejilla.
"¿Por qué tan tímido?" Preguntó la joven, antes de apartarse.
Era una joven en sus veintitantos, cuyo cabello negro largo estaba suelto y llevaba un vestido agradable muy hogareño, mientras le sonreía.
Esos ojos negros emitían una dulzura que logró que Edward se sintiera atrapado y a la vez revelaba cierta felicidad.
Similar a la felicidad que dejo ver ese día de la cena de la Empresa Apicius, en donde ella se acercó al dueño de la Empresa Cosmos.
Solo que ahora él era el objetivo de ese cariño y la razón de esa felicidad.
"¿Aurora?" Preguntó Edward incrédulo.
¿Qué estaba sucediendo? Recordaba que se fue a dormir, debido a que necesitaba tener toda la energía cuando llegara a su destino y ahora…
"Tan frío. Me siento herida." Respondió Aurora poniéndose su mano en su corazón y acercándose, murmuró. "Debería recompensarme con un largo beso."
La forma que se acercaba, extendiendo sus labios de forma adorable, llevo a que Edward quisiera responderle como deseaba, pero la tomó de los brazos y la mantuvo alejada.
"No eres ella." Murmuró Edward y bajando su cabeza, sin querer ver la expresión de la joven, admitió. "Ella nunca haría eso. No conmigo."
Se trató de morder la lengua, buscando una manera de calmarse, sintiendo que estaba en un sueño.
El problema era que no se trataba de un sueño voluntario y si bien era lucido, se sintió demasiado real y el dolor fue la prueba.
"No te preocupes, eso pasa seguido." Respondió Aurora y acariciando sus mejillas, logrando que él levantara su cabeza, ella sonrió y murmuró. "Desde que conseguiste 'eso' en el octavo portal abismal y tuviste éxito, esa pérdida de memoria se convirtió en el pago de tal poder."
¿Pago de tal poder? ¿Qué había conseguido? ¿Qué era 'eso'? ¿Se refería a convertirse en el 'Corazón del Mundo'? ¿Logró el éxito en donde otros fallaron?
"¿Y tú decidiste cuidarme?" Dudó Edward y viendo que ella asentía de forma muy encantadora, murmuró. "Eso sería muy típico de ti."
"Lo haces ver como si hice algo mal. Cuidarte por realizar tantos sacrificios, no fue demasiado y… Me llevo a conocerte." Respondió Aurora, sonrojándose y desviando su mirada, comentó. "Ve a ponerte algo de ropa formal. Pronto vendrá Alice para el almuerzo."
Las mejillas rojas que trataba de ocultar, la timidez y provocó que el corazón de Edward latiera con fuerza.
"Se siente como un hermoso sueño." Murmuró Edward al ver que Aurora empezaba a preparar la comida.
Un hermoso sueño cautivador, que buscaba tragarlo en sus fantasías más profundas que mantuvo ocultó todo lo que pudo.
A la vez se sentía tan real, que una parte de él quiso quedarse un minuto o un segundo más.
"Cariño, atiende la puerta, debe ser Alice." Pidió Aurora desde la cocina y Edward aturdido se movió a la entrada, para ver a la joven con una bolsa de papitas, esperándolo al otro lado.
Un vestido negro, que la hizo ver bastante guapa y como siempre, la bolsa de papitas, estaba en sus manos.
Sin embargo, Edward nunca admiró la belleza de esa joven, sino que la indiferencia de esos ojos negros, que ahora lo observaban.
"Eres un idiota. Un imbécil sin remedio. Tan patético que das lástima." Dijo Alice y mirándolo dio una sonrisa despectiva y preguntó. "¿Te gusta vivir en tus fantasías?"
La forma que lo miraba tan despectiva e insignificante, fue algo muy característico de ella, pero fue esa pregunta, lo que lo hizo sentir que ella era su única esperanza.
"Un gusto volver a verte, Alice." Respondió Edward con calma y mirándola, pidió. "¿Podrías sacarme de mi miseria? ¿O quieres que siempre esté con tu hermana?"
Era un pedido-provocación que, en vez de enojarla, llevo a que Alice sonriera y sacando su brazo negro de su espalda, lo utilizó en su contra.
"Uggh…"
El dolor tan intenso en su estómago cuando el brazo negro le atravesó el estómago fue real y Edward vomitando sangre, cayó al suelo.
En su interior, la carne era devorada por el brazo, llevando a que el dolor se multiplicara y el miedo apareciera.
Lo peor fue que Alice lo miraba con una sonrisa al disfrutar su dolor y la tortura que le estaba haciendo.
"Gracias." Murmuró Edward.
Hace tiempo fue esa glotona quien le puso sus pies en la tierra, dejando ver que su fuerza era insignificante y ahora estaba volviendo a hacer lo mismo, sacándolo de este sueño… Esta pesadilla.
"Al menos tienes la decencia para darte cuenta de que no estas a su altura."
Esa voz sonó en sus oídos y la visión de Edward se volvió negra, mientras el dolor continuaba y al momento siguiente, provino un calor desbordante que se extendía de su anillo.
Sudando de forma excesiva, Edward abrió sus ojos y se tocó el estómago.
Los recuerdos de su sueño siguieron intactos al igual que el dolor tan aterrador que esa 'Alice' le provocó.
¿Ella era su medida inconsciente de protección? ¿Un mecanismo que lo empujaba a la realidad?
Edward sin querer pensar en que Alice, probablemente lo hubiera asesinado por menos, se levantó de la cama y con 'cambio rápido', se puso su túnica.
Las emociones brotaron de repente y los truenos junto a los relámpagos empezaron a extenderse por el cielo, cuando sus solas emociones cambiaron el clima.
Saliendo de la habitación, abrió la puerta de otras habitaciones y vio a Amy agitándose, como estuviera soportando una cruel pesadilla.
Incluso si extendía relámpagos para despertarla, con pequeños choques eléctricos, nada sucedió y él cambió su curso de acciones y trató de sentir la presencia de los guardias.
¿Qué estaba sucediendo? No fue el único que estuvo atrapado en un sueño.
¿Era una bestia? ¿Alguna clase de animal alienígena? ¿Un hechizo complejo? ¿O algo más problemático?
Advirtiendo a Román inconsciente junto a la luchadora en el patio de las carpas, Edward se movió a la tercera presencia y notó a Davies en una posición de meditación, mientras ondas de energía psiónica pulsaban cubriendo todo el campamento.
"Que…?"
"…"
Antes de que ni siquiera pudiera preguntar, una corte de viento dividió a Davies a la mitad y las pulsaciones terminaron.
Edward levantó su guardia, pero notó a su maestro sosteniendo su varita con seriedad.
"Él era quien estaba tratando de afectar a todos." Informó Vincent y acercándose, cuestionó. "¿Despertaste por tu cuenta?"
La mirada de su maestro era profunda y llevaba bastante preocupación, así como cautela.
"Sí. Tuve una pesadilla, creo que los demás fueron iguales." Respondió Edward y observando la seriedad de su maestro, preguntó. "Usted… ¿Se encuentra bien, maestro?"
Un sueño que buscaba atraparlo en algunos deseos profundos, sabiendo que eventualmente despertaría y que todo era falso, para Edward se consideraba una pesadilla.
No profundizo en ese tema y se centró en su maestro, cuyos ojos mostraban cierta oscuridad y luego dirigió una mirada a Davies.
Sintió que su maestro no hubiera asesinado a Davies, incluso si estaba seguro de que era el culpable y eso era porque buscaría respuestas e información.
Al menos, que estuviera exaltado y hubiera tenido una pesadilla que lo provocó lo suficiente.
"Sí. Estoy bien. Solo fue una pesadilla pasajera." Respondió Vincent, sin profundizar e ignorando su mirada, anunció. "Los demás estarán despertando."
Agitando su mano al mismo tiempo, para crear una barrera, Vincent puso su mano en su hombro y le dio una mirada directa.
"No podemos confiar en nadie más. Solo estamos tú y yo, solos. No podemos confiar en los demás, en nadie más." Recalcó Vincent y observándolo sin ocultar su preocupación por él, consoló. "Incluso si hay traidores entre nosotros, te sacaré de este lugar."
¿Qué clase de pesadilla tuvo? La forma que lo miraba, dejo ver una preocupación que Edward muy pocas veces había visto en su maestro.
Fue criado por ese hombre y era su única familia, a pesar de que por lo general se comportaban como maestro-aprendiz, en realidad su maestro era una figura paternal.
Y ahora ese viejo hombre, dejaba ver una preocupación mayor de lo que esperaba.
"Entiendo, maestro. Puede contar conmigo, para lo que sea." Respondió Edward, queriendo que ese viejo hombre, le dijera lo que estaba pasando por su mente.
"Un maestro, no debe preocupar a su aprendiz." Replicó Vincent antes de acercarse, a los demás miembros de la expedición.
Al ver la espalda de ese hombre, Edward dudó un momento, sin poder evitar sentir que su maestro, estaba actuando fuera de sí.
¿Fue la pesadilla? ¿O por qué lo que estaba en juego podía ser más grande de lo que se esperaba?
Su maestro no parecía ser alguien como él, que deseaba el tesoro que podía ocultar el lugar de destino, sino que era posible que prefiriera destruirlo, antes de que cayeran en manos equivocadas.
Al final, Edward se tragó sus dudas y avanzó, escuchando como su maestro explicaba la situación a los demás, sobre la traición de Davies.
******
Cayendo al suelo mientras el calor desbordante parecía querer aplastarlo, un aire fresco cubrió a todos, permitiéndole volver a respirar cómodamente.
"Instalen el campamento. Me encargaré de explorar la torre de forma preliminar."
La voz de Vincent viajó por todo su grupo y luego ese hombre que estaba en el cielo desapareció en su totalidad.
Edward que se secó el sudor de su rostro, levantó su cabeza para observar la torre gigantesca que se encontraba cerca.
Esa enorme torre era bastante alta, pero cuando uno pensaba que era probable que fuera diseñada para gigantes, llevo a que todos supusieran que no tendría tantos pisos.
Su maestro se fue a explorar ese lugar, a pesar de que estuvieron viajando durante más de un día sin dormir.
"¿Tuviste pesadillas anoche?" Preguntó Amy a Román en voz baja.
"Sí. Vi a mi hija, morir frente a mis ojos. Fue cruel y realista… Fue… Una pesadilla." Respondió Román, logrando que todos sintieran el dolor y el miedo en su voz.
Las pesadillas continuaron luego de Davies y fueron cada vez más intensas, hasta el punto de que Edward estuvo a segundos de ser atrapado, si no fuera porque enojó a Alice, para que lo 'asesinara'.
Le hubiera gustado creer que Alice era su defensa inconsciente para mantenerlo cuerdo, pero la verdad era que, en este punto, las pesadillas eran realistas lo suficiente como para hacer que se quisiera quedar allí.
No lo aterraban como a los demás, sino que buscaban atraparlo en escenarios que deseaba, desde lograr a que su Asociación de Héroes se convirtiera en algo mundial o simplemente volverse la persona más poderosa del mundo… O tener la esposa de sus sueños.
Eran pesadillas, porque cada vez que se despertaba, se daba cuenta de que todo era una mentira y la realidad lo golpeaba tan duro, como Alice para despertarlo.
Fue por eso que no durmieron durante un día y más cuando se acercaban.
Frotándose su rostro, observando la torre, pudo captar como Simpson se acercaba en silencio y le daba una señal para que se alejaran.
Las barreras para mantener alejado el calor y la plataforma que contenían las carpas del campamento fueron instaladas en este lugar, buscando levantar un campamento temporal.
No obstante, ese hombre le hizo una señal para que tomaran distancia y Edward lo siguió.
"¿Cómo te sientes?" Preguntó Simpson con seriedad y curiosidad por su estado.
"Bien. Con energía para continuar." Respondió Edward sin mostrar ninguna expresión.
No estaba en él, hablar de sus sentimientos y fue por eso que respondió, que estaba en las condiciones para continuar con la misión.
Y así era.
No importaba cuán atractiva fueran esas pesadillas, se despertaría sin dejarse tragar y no caería por tales razones.
"Bien, me alegro. Necesitamos recuperar nuestros ánimos." Dijo Simpson y tras unos segundos, murmuró. "Yo tuve un sueño… Mi esposa, estaba viva. Lo que estaba en el interior de la torre, me ayudo a revivirla."
Edward no supo cómo responder a ese murmullo.
Las pesadillas diferían para cada persona, no obstante, no importaba quien fuera, siempre buscaba una debilidad.
"No sé si es este mundo o si Davies utilizó sus habilidades psiónicas para dejar algo en nuestra mente, pero ya quiero dejar este planeta y eso me lleva a preguntarte algo." Dijo Simpson y viendo que nadie estaba cerca para escuchar, cuestionó. "¿El Director Vincent está bien? Nadie desea decirlo, pero se ve tenso."
Tenso… Esa era la palabra con la cual todos lo podían describir.
Para Edward, desde la muerte de Davies y su viaje, más que tenso, se veía ansioso y tal vez hasta paranoico.
Llevo a que todos se movieran lo más rápido posible para llegar a este lugar y en este punto, no era el único que lo notaba.
"Mira, no me interesa lo que oculte, confió en él y en sus decisiones. Solo estoy preocupado." Añadió Simpson con solemnidad y con un suspiro, anunció. "Dependemos de él."
Percibió que se ocultó algo en el interior del templo y si bien no le interesaba porque confiaba en el director de la academia, le preocupaba el estado actual de su madre.
Desde la muerte de Davies, las cosas fueron mal y a pesar de que su maestro mencionó que las pesadillas fueron provocadas por ese psiónico, que continuaran dio de que pensar.
"Nada más está ansioso de salir y sacar a todos, antes de que haya más bajas." Respondió Edward con calma y viendo que su maestro, estaba llegando, añadió. "Saldremos de esta."
Sus palabras animaron a ese viejo militar y no solo fue la confianza que le dio, sino que la confianza que tenía él, con su maestro.
"Descansen antes de entrar a la torre." Ordenó Vincent mientras entraba a la carpa que instalaron para él.
Edward lo siguió y al entrar, pudo percibir una fuerte barrera cubriendo la entrada, impidiendo que lo escucharan o supieran lo que sucedía en el interior.
"¿Qué estuviste hablando con Simpson?" Cuestionó Vincent observándolo mientras liberaba una presión intensa.
El aire en los alrededores parecía estacarse bajo el control de un poderoso Gran Archimago y Edward advirtió el peligro de inmediato.
"Preguntó sobre su estado. Al parecer tuvo una pesadilla sobre su esposa muerta y ya deseaba dejar en este mundo. Confiando en sí usted estaba bien, para guiar el camino." Respondió Edward con calma.
No tuvo intenciones de ocultar su conversación con Simpson y menos ahora que notaba la cautela de su maestro, pero Edward al terminar sus palabras, sintió el peligro.
"¡Mentira!" Gritó su maestro, liberando una ráfaga de viento y agitando su mano, ordenó. "Edward dime lo que me estás ocultando. ¡Ahora!"
La ráfaga de viento lo empujó hacia atrás y luego del mismo aire, se solidificó a su alrededor, como si alguien lo estuviera agarrando de su cuello.
"Maestro… Esa es la verdad…" Murmuró Edward sintiendo como perdía sus fuerzas.
"¡Mentira! ¡Me estás mintiendo! ¡Sé que ocultas algo! ¡Dímelo ahora!" Exigió Vincent, robándole el aire.
Todo el aire estaba saliendo de sus pulmones y Edward cuando estuvo por quedar inconsciente, sintió como su anillo ardía.
Y con sus últimas fuerzas, sacó aquello que se había quedado.
Un cuadro cayó apoyándose en el escritorio y Edward que estaba perdiendo la conciencia, golpeó el piso tosiendo y tratando de recuperar su respiración.
"Eso es… Lo único que le oculto... Lo encontré en el asalto a las mafias… Yo… Me lo quede." Murmuró Edward apenas recuperaba el aliento y levantando su cabeza ante el silencio, dudó. "¿Maestro?"
Su maestro estaba congelado mirando el cuadro y luego a él, sintiendo culpa.
"¿Se encuentra bien?" Preguntó Edward viendo ese brillo de sabiduría en los ojos de su maestro, que tanto lo caracterizaba.
Era como si hubiera vuelto en sí mismo y eso lo preocupó dándose cuenta de que la rareza que todos habían visto, no era una suposición, sino que un hecho.
"Yo… No lo sé." Respondió Vincent con una voz que llevaba calma.
Edward que esperaba, que le dijera que todo estaba bien, se levantó y le dio una mirada preocupada, logrando que Vincent sonriera para tranquilizarlo.
Fue honesto.
"Las pesadillas… Me afectaron más de lo que había pensado. Creo que todos hemos sido iguales. Ahora veo que tú estás más centrado." Dijo Vincent y dirigiendo su mirada al cuadro, explicó. "¿Sabes quién es él? Un mortal que asesinó dioses. Todos desean sus secretos y le temen, sin ni siquiera saber una pizca de la verdad. Una verdad que yo también desconozco."
Estaba observando el cuadro que Edward que había mantenido en su anillo espacial, el mismo anillo que de vez en cuando extendía una oleada de calor, que no había notado.
Sabía de quién se trataba el cuadro y a la vez comprendía que emanaba calor de forma natural, pero solo había supuesto que era un medio para conectarse con la misma entidad que se conectó con ese hombre.
Ahora se dio cuenta de que tenía un mayor efecto del que esperaba y era probablemente que fuera más complejo de lo que imaginaba.
"¿Qué haces?" Preguntó Vincent al verlo quitarse el anillo.
"Usted debe quedárselo, maestro. Creo que le será más útil que a mí." Dijo Edward pasando su anillo espacial.
La respuesta fue una risa cálida, que lo atrapó de sorpresa y a la vez le dio la sensación de que lo trataba como a un niño ingenuo.
"No importa lo que desees, es lo que 'Ella' quiera y… Ahora solo parece darte un pequeño empujón a ti." Respondió Vincent y acercándose, golpeó su cabeza y declaró. "Guárdalo. Lo necesitarás y si tus conocidas son… 'Ella' puede que intervenga."
La forma que cortó su oración, fue nada más que extraño, como si lo que estuviera por decir hubiera desaparecido de su mente, antes de poder expresarlo.
Sin embargo, el mal presentimiento fue evidente para Edward y…
"Me siento orgulloso de tenerte como mi aprendiz." Dijo Vincent con cierta calma y orgullo evidente.
Justo a esas palabras, una ráfaga de viento lo cubrió antes de que desapareciera.
Edward de inmediato se preocupó y guardando el cuadro en su anillo, salió del lugar, notando como una barrera de viento sellaba todo el campamento.
"¿Qué ocurre?" Preguntó Simpson con una voz preocupada.
La barrera lo cubrió el campamento en su totalidad y la figura de su maestro, pudo ser visible dirigiéndose a la torre.
¿Qué iba a hacer? Edward tuvo miles de pensamientos, pero todos fueron iguales.
"Rompan la barrera. ¡Necesitamos seguir a mi maestro!" Gritó sin ocultar el pánico de su voz.
Las palabras de su maestro, sonaron demasiado ominosas y estuvo claro que, en este punto, la situación era alarmante.
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