*Febrero del Año 2048*
Saliendo de su portal personal en el sótano de su edificio, Aurora mirando los alrededores, dio un suspiró y se dirigió a la salida con una sonrisa.
En su mente, estaba planeando ir a entrenar y a pesar de que era la madruga, no tuvo intenciones de ir a dormir.
"Practicar con mi maestro. Me alegro de que haya terminado esa especialización, este año me gustaría centrarme más en el trabajo." Murmuró Aurora con un tono animado.
—¿Todavía más? Te has levantado a la cinco de la mañana para trabajar y te has acostado a la una.
"La misión fue una emergencia y tuve que hacerla." Respondió Aurora a su sistema y encogiéndose de hombros, añadió. "Eventos repentinos."
Como misiones repentinas e inesperadas, era normal que tuviera que encargarse de ellas no importa a qué hora aparecieran.
—Has estado trabajando todo el mes de enero y este mes de febrero estás repitiendo lo mismo. Durante un par de semanas, solo has dormido un par de horas.
"Eventos repentinos." Repitió Aurora mientras utilizaba su artefacto para limpiarse y con una sonrisa al salir a la sala de entrenamiento a oscuras, añadió. "Oh, el misterioso sistema que deja textos de forma indiferente, ahora está preocupado."
Su sistema se preocupaba por ella, eso era obvio y Aurora lo sabía, pero dejarlo en evidencia era divertido.
Muy similar a divertirse con su maestro, cuando él decía que estaba en alguna parte de África, sin tener ni idea en donde se encontraba ese continente.
Para ser un sistema, indiferente que hablaba con textos que buscaban no mostrar emociones, la preocupación en este punto fue evidente.
"No necesitas preocuparte. No es para tanto, ya te pareces a Alice con su preocupación." Dijo Aurora, sin darle importancia.
—…
Su sistema dio una respuesta de tres puntos seguidos.
¿Estaba molesto que lo compararan a Alice? ¿O ni siquiera tuvo fuerzas para responderle? Aurora que estaba por subir en el ascensor, se rio divertida ante la respuesta.
"Así que, tanto trabajo te ha hecho perder la cabeza hasta el punto de que hablas a solas."
Una voz fría y seria, sonó a su espalda y Aurora tembló de pie a cabeza, cuando su corazón dio un par de latidos extras.
La oscuridad la rodeaba debido a que no había encendido las luces de la sala de entrenamiento y en medio de la oscuridad, una figura apareció, cruzando sus brazos.
Desde la mirada, sus ojos fríos y la expresión denotaban molestia y cierto enojo.
"Estaba hablando con mi sistema." Murmuró Aurora en respuesta.
¿Por qué su cuerpo se hizo más pequeño como si estuviera enfrentándose a un depredador peligroso? Alice no dejaba salir sed de sangre ni ninguna presión, pero su sola mirada lograba que Aurora se sintiera intimidada.
La razón era simple, le había prometido a su hermana que descansaría ciertas horas determinadas al día, sin trabajar, pero ya lo incumplió.
O sería mejor decir, que se escapó para trabajar ahora.
"¿Te refieres al supuesto sistema, que únicamente habla con textos, para no revelar emociones, que en realidad tiene?" Cuestionó Alice con una mirada fría.
Aurora tembló… Si lo ponía de esa forma, era difícil no notar la rareza en tal situación y fue por esa razón que Alice dio su cuestionamiento.
Estaba molesta, lo suficiente como para dejar algunas situaciones en evidencia, llevando a que ella se sintiera incómoda.
Si su hermana mostrara un aura fría y sed de sangre, se sentiría menos intimidada que ahora…
"¡En mi defensa, fue una misión de emergencia!" Exclamó Aurora con la mirada más seria que pudo dar.
—No creo que esa excusa funcione con ella.
Su sistema dio su comentario, llevando a que la expresión de Aurora que buscaba mostrar cierta gravedad en el asunto, se quebrara un poco, cuando su sonrisa quiso salir.
Alice solo se molestó, aún más por su descarada mentira.
"Te arrepentirás…" Murmuró Alice desapareciendo en la oscuridad, buscando ser ominosa.
La forma que la oscuridad la tragó, llevando a que desapareciera como si nunca hubiera estado presente, fue nada más que aterradora, pero…
"¿Quieres que vayamos a desayunar afuera?" Preguntó Aurora en voz alta.
No había nadie a sus alrededores, no obstante, ella dio su pregunta y esperó.
"Si…"
Solo una pequeña voz, vino de los alrededores, sin que Aurora supiera de donde había venido, pero tras un momento, la voz continuó.
"Aunque acepte, mi amenaza sigue en pie."
La expresión de Aurora tembló ante esa aclaración de su hermana y ella trató de aguantar, su risa, pero no pudo.
******
Un repentino informe provino de Kenia y Liam, no pudo evitar leerlo.
"El Señor de la Guerra Terror Somalí y el Señor de Mombasa han entrado en conflicto. Un tirano y un conquistador, enfrentándose. Se espera que los conflictos se extiendan por todo Kenia, hasta que haya un vencedor." Murmuró Liam y frunciendo el ceño, añadió. "El mayor problema es el conocido General Kavuri que escapó de las autoridades de la india."
El año pasado y el año anterior a ese, los conflictos de ese tipo eran normales, pero todos terminaron siendo suprimidos por sus jefas.
Específicamente todas las amenazas fueron eliminadas y borradas, evitando que la destrucción de la guerra se extendiera demasiado.
Incluso cuando algunas veces Zerzura estuvo atada de manos, las caídas de los señores de la guerra siguieron sucediendo en secreto.
Ahora otro conflicto se esperaba que sucediera.
"Estás en una cita y sigues trabajando."
Una voz sonó de repente y Liam levantó la mirada de su reloj holográfico, observando a una mujer de cabello rubio cuya edad era superior a él por un par de años.
Llevaba un vestido cómodo y la forma que sus cejas se levantaron dejo ver molestia falsa.
"Eres muy malo tratando con las mujeres. Me he vestido bien para esta cita y solo piensas en el trabajo." Dijo la mujer y agitando su cabeza, chasqueando su lengua, añadió. "Si sigues así, estarás solo para siempre."
La manera que expresó sus últimas palabras, dejo ver cierta pena falsa, que logró que la expresión de Liam temblara.
"Lo dice la mujer que es una mal perdedora." Comentó Liam y con una risa divertida, precisó. "Si me quedo solos, tal vez podríamos terminar juntos. Creo que solo un adicto al trabajo, puede aguantar a una mala perdedora como tú."
Serena Dolloway, ese era el nombre de la mujer que estaba al frente de él y la única forma que Liam podía describirlo, era como una muy mala perdedora hasta el punto extremo.
Tan solo con decir que obligaba a quienes trabajaban para ella que jugaran a su lado y le ayudaran a ganar, era la prueba de su incompetencia y a la vez de lo competidora que era.
Las cejas de Serena temblaron al escuchar 'perdedora', pero esa mujer descarada, dio una sonrisa.
"¿Tus jefas no has cumplido veinte este año?" Preguntó Serena de repente y viendo que él asentía, dio una sonrisa traviesa y señaló. "No hay tanta diferencia de edad."
Estaba dejando en evidencia que podía ver a sus jefas como el sexo opuesto y lo primero que sintió Liam ante tal idea… Fue incomodidad seguida de un terrible escalofrío por todo su cuerpo.
"¿Estás demente?" Preguntó Liam y frunciendo el ceño, murmuró. "Eres una demente."
¿Fue su voz, su seriedad o que literalmente su murmullo no fue en broma? Primero, Serena se rio, pero luego dio una mirada extraña y al final suspiro.
"Es una broma. ¿No es para tanto o sí?" Preguntó Serena y encogiéndose de hombros, añadió "Has estado viviendo con ellas por un par de años. No es para tanto."
¡¿No era para tanto?!
Liam trató de controlar su exclamación y luego mirando con seriedad a Serena, respiró hondo y tras calmarse, habló.
"Creo que, si tengo ese pensamiento, me mataran." Murmuró Liam y pensando en los padres de sus jefas, añadió. "Desaparece sin que nunca sepas de mí."
"Lo dices como si estuvieras trabajando para la mafia." Replicó Serena con cierta risa.
"La mafia tiene códigos." Dijo Liam y tomándose un momento, murmuró. "Lo único que tiene una de mis jefas, es hambre."
Serena se alejó y empezó a darle la una mirada llena de rareza, buscando identificar si él estaba bromeando o no.
¿Era exagerado? Si Serena nunca conocía a Alice por su cuenta, no entendería lo que significaba trabajar para alguien como ella.
Aurora era más agradable, pero de cierta forma, también tenía ciertos límites que la convertían en un peligro.
Pensar de ellas como posibles parejas, como lo hizo ver Serena, no solo fue incómodo, sino que extravagante.
"¿Hermanitas?" Dudó Serena, buscando un punto medio.
¿Las trataba como hermanas pequeñas que debía cuidar y proteger de otros? Era su punto más cercano, pero Liam agitó su cabeza.
"Mis jefas, son mis jefas." Reveló Liam y contemplando Serena sonreía, preguntó. "¿Celosa? Sabía que tenía encanto, pero no pensé que fuera tanto."
Una voz llena de orgullo y arrogancia, que dio la impresión de que su autoestima estaba por los cielos.
"Volviste hace unos años bajo el mando de dos adolescentes y desde ese momento no has parado de trabajar para ellas, hasta el punto de que dejas nuestras partidas a la mitad." Dijo Serena y cruzándose de hombros, declaró. "No estoy celosa, estoy enojada. El otro día, abandonaste y llevaste que perdiera."
Uno podría pensar que estaba bromeando o que estaba ocultando sus 'celos', pero Liam comprendía que Serena estaba siendo honesta.
"Quedaban dos minutos y estabas ganando por completo... ¿Cómo podrías perder?" Cuestionó Liam sin entender tales hechos.
Jugaba con ella varias veces y en algunas ocasiones el tiempo se reducían o se limitaba debido a que estaba tratando de igualar el trabajo de Aurora, que los últimos años fue imparable.
No obstante, Liam recordaba que la última partida que abandonó, dejo el juego en un punto que sería una victoria total para su equipo.
¿Quién en su sano juicio era capaz de perder a dos minutos de finalizar el juego cuando tenía todas las ventajas? Era como si tras meter treinta goles al equipo rival, ellos se recuperaran en dos minutos.
Era imposible.
"¡Ese no es el punto!" Exclamó Serena y viendo que él mantenía su mirada en ella, preguntó. "¿No dijiste que una de tus jefas quiere detener a la otra para que deje de trabajar? ¿Cómo va eso?"
¡Cambio descaradamente el tema!
Sin querer ponerla en evidencia, Liam al pensar sobre sus jefas, dio un largo suspiro.
"Si, las cosas están por cambiar. Sé que Alice llamó a la 'caballería' e independientemente de lo que sea esa caballería, es muy posible que funcione." Respondió Liam y viendo que Serena sonreía al escucharlo, explicó. "Lo que significa que, si mis jefas se toman unas vacaciones, también tendré que cubrirla con todo el trabajo posible. Yo estoy de acuerdo con Alice sobre que su hermana se tome unas vacaciones o reduzca su trabajo."
¿Cómo podría no estar de acuerdo? Él que había trabajado durante más años, sentía que a veces llegaba a su límite, cuando trataba de seguirle el ritmo a Aurora.
Desde que le encontró utilidad a su estilo de luchadora, Aurora era capaz de ir a trabajar en las tareas más pequeñas y como el sistema de protección de la ciudad le daba las misiones, significaba que si deseaba podía trabajar todo el día.
Trabajaba tanto, que Liam llegó a preguntarse, si Aurora sabia la razón por la cual ella se esforzaba hasta este punto.
Al final daba lo mismo, si Alice tenía éxito, su grupo de mercenarios quedaría bajo su liderazgo y Liam deseaba solucionar la mayoría de las tareas, para no hacer que Aurora se preocupara y volviera de vuelta al trabajo.
"Así que es probable que sigamos jugando poco." Informó Liam y con curiosidad al ver la sonrisa de Serena, preguntó. "¿Qué pasa?"
Serena estaba dando una gran sonrisa, que no era divertida, sino que algo animada y que llevaba cierta calidez, que sin duda era raro de ver en ella.
"Nada. Solo me alegro de que hayas encontrado un grupo con el que te sientas cómodo y te esfuerces tanto para estar a su altura." Confesó Serena sin ocultar la calidez en su voz.
Estaba siendo honesta con su comentario y eso puso un poco incómodo a Liam, específicamente algo avergonzado.
"Cuando contemples los ceros en mi cuenta bancaria, hasta tú te convertirías en un trabajador leal." Dijo Liam agitando su mano como si no fuera importante.
Serena solo se rio ante su descarada mentira, logrando que Liam solo diera media sonrisa algo avergonzada.
La verdad era que si había encontrado grandes jefas a las cuales seguir sin dudarlo.
******
Golpeando su escritorio, mirando un mapa holográfico de Kenia, Aurora vio las posiciones del Señor de Mombasa y el Terror Somalí.
Las escaramuzas estaban siendo habituales en las tierras de Kenia y algunas ciudades que se habían mantenido estaban sufriendo estragos a causa del conflicto.
"Ambos parecen buscar la conquista territorial. Si apoyamos a uno, significara que estaremos apoyando la nación que surja y si esa nación tiene una política contraria a nuestros ideales, luego nos limitara." Murmuró Aurora frunciendo el ceño.
No le gustaba la política, pero si había aprendido algo con el surgir de la República de África Occidental, era que los criminales podían jugar con las reglas, que la limitaban.
Era una molestia.
"Tampoco podemos cortar las cabezas de ambos bandos. Dejando de lado, si lo merecen o no, una vez que ambas fuerzas pierdan sus líderes, Kenia se transforma en un campo de batalla, en donde los generales buscaran tomar el poder." Murmuró Aurora llevando a que su fruncir de ceño se volviera más evidente y con seriedad, preguntó. "¿Qué piensas?"
Estaba sola en su oficina, con un mapa de la zona de Kenia y si bien era un poco tarde, Aurora deseaba completar el plan antes de ir a hablarlo con el Coronel Makeba.
Los conflictos de Kenia, eran algo que la estaban preocupando y si bien era probable que otras autoridades de la ciudad, estuvieran pensando en el tema, en caso de que no tuvieran planes, ella quería ser quien se encargara de todo.
—Deberías descansar. Son las doce de la noche.
Su sistema dio ese comentario en un texto, que Aurora ignoró.
"Necesito ideas, no regaños." Dijo Aurora y volviendo al mapa, frunció el ceño.
La guerra causaba estragos en la vida de los civiles y eso significaba misiones arcas, que ella podría llevar a cabo.
En caso de que el conflicto se extendiera aún más y dependiendo de las acciones de los señores de la guerra, podían aparecer las misiones asaltos y tal resultado, provocaría que tuvieran que eliminar a los causantes de los conflictos.
Lo que le preocupaba, era que como ambos señores de la guerra estaban actuando como comandantes de fuerzas de tamaño considerables, y si actuaba debía eliminar a uno o a los dos bandos, para no dejar remanentes.
—Espera la recopilación de información de Liam y luego decide quien debe ser eliminado. O deja que las autoridades, quienes se están encargando, sigan con su trabajo.
Su sistema no le estaba aconsejando, solo dejando en evidencia, que esta tarea estaba en manos de otros y que ella, no necesitaba hacer mucho.
Cuando Aurora estuvo por bromear con su sistema, su expresión tembló y sacó un objeto de su anillo espacial, tan solo para ver que su teléfono brillaba.
"¡Hola, hija! ¿Estás desocupada? No, excelente. Madre tiene una tarea para ti." Las palabras de su madre, llegaron de repente y sin darle tiempo para que Aurora pudiera responder, explicó. "¿Hace tiempo no dijiste que deseabas ser heroína? Bueno, mañana viajas a la Ciudad Atlántida para asistir a la Academia de Héroes. Ya he sacado un boleto de avión para ti. Tuve que mover algunos contactos importantes, para inscribirte de repente, así que llega a tiempo. No te preocupes, tu hermana ira contigo. Ahora me tengo que ir, cuídate y no te olvides de llegar temprano o si no me obligaras a que te haga entrar por la puerta trasera."
La llamada terminó y Aurora quedo parpadeando, tratando de asumir lo que acababa de suceder.
Sintió que cientos de caballos la golpearon, la revolcaron por el suelo y luego la aplastaron, sin que ella pudiera reaccionar.
¿Qué demonios acababa de suceder?
******
En medio de un avión, que estaba viajando por el mar atlántico, estaba una joven en los asientos de primera clase.
"¿Qué demonios estoy haciendo aquí?" Preguntó Aurora luego de mirar las nubes por la ventana.
Ayer estaba trabajando y ahora estaba volando a la ciudad en medio de la nada.
Luego de que su madre soltara su bomba, que prácticamente la obligaba dejar África, ella trató de buscar a su hermana para preguntarle lo que sucedía, pero esa glotona había desaparecido.
No, para describirlo de forma exacta, era mejor decir que se ocultó.
Su madre, estaba de vacaciones así que era probable que no supiera lo que estaba haciendo y eso significaba que había una traidora entre su grupo y ese era su glotona hermana.
Todo fue tan repentino, que ella tuvo que tomar el avión, todavía sintiendo que no era capaz de comprender lo que sucedía.
Como si fuera poco, Aurora trató de usar una carta que no utilizaba y molestó a su madre con ese supuesto hermano, que poco se hablaba, pero todo solo se volvió peor.
"Ya que preguntas por tu hermano, puedes quedarte en la mansión que se encuentra en la Ciudad Atlántida. Tal vez te haga sentir más cercana a él. Hasta es posible que si buscas encuentres algo sobre él."
Escuchando el mensaje de su madre, Aurora parpadeó y volvió a parpadear, hasta que soltó un suspiro al ver las nubes.
"Además, ¿por qué en avión? Tenemos los portales de la iglesia." Refunfuñó Aurora de forma inevitable.
No le interesaba si aquellos que estaban cerca la miraban raro, ella llevaba sus audífonos y daba la impresión de que estaba comunicándose con ellos.
—¿Tal vez para que puedas asimilar todo?
Su sistema dejó esa duda en forma de texto y Aurora sintió que tales palabras eran nada más que correctas.
—Tu madre te conoce bien.
Ese comentario no ayudó demasiado para Aurora, que solo pudo suspirar al sentir que acababa de ser atropellada y ni siquiera vio si era un auto, un camión o cientos de caballos.
Su madre era esa clase de mujer.
—Te lo estás tomando mejor de lo que esperaba.
"¿Es así? No queda de otra." Respondió Aurora como si estuviera refunfuñando y luego dando un largo suspiro, murmuró. "Sé que todos están preocupados por mi constante trabajo."
Akira estaba ocupada con su gremio, así que pocas veces se encontraban, pero siempre se quejaba de que estaba trabajando demasiado y se preocupaba por ella.
Por su parte, Liam últimamente había estado tratando de tomar trabajos por su cuenta, tratando de hacerse cargo de tareas, que era probable que le fueran dados a ella.
De esa forma, buscando reducir su trabajo y ni hablar de su hermana.
Alice era la que más se preocupaba porque trabajará y fue hasta el punto de que era posible que fuera esa glotona quien llamó a su madre, para que la sacara del trabajo.
Era imposible, que ella no se diera cuenta de que los que la rodeaban estaban preocupados y si bien Aurora se sentía bien, entendía en lo profundo, que se excedía con el trabajo.
Aun así…
"¿Por qué tengo que quedarme en esa mansión de la cual nunca supe? Madre, nunca habla de él y ahora dice de repente que vaya a esa mansión." Refunfuñando otra vez, Aurora solo volvió a suspirar.
No solo la inscribió en la academia de héroes, sino que le habló de manera directa de su hermano y fue algo bastante raro que hiciera.
Con tantos temas entremezclados, era normal que se sintiera atropellada.
Sin embargo, al final dio una media sonrisa.
"Al menos, Alice vendrá conmigo." Murmuró Aurora, sin ocultar su sonrisa.
Que su hermana… No, esa 'amiga' traidora viniera con ella, era su único consuelo en este momento y si Aurora era sincera, le bastaba.
Después de todo, había escuchado bastante de la Academia de Héroes y no podía ocultar su interés sobre lo que sucedería este año.
******
Una joven en un sótano reviso los círculos mágicos con un vistazo rápido.
"Círculos mágicos de protección viejos y aun funcionales." Murmurando, la jovencita dio un suspiro y subió al segundo piso, antes de dejarse caer en el sofá y empezar a hablar sola.
Una pequeña de cabello rubio y vestido florido estaba mirando desde el sótano, siendo capaz de ver todo y solo apartó su mirada, dejando que sus alrededores se difuminaran y se revelara una sala cómoda.
"Que pena. Un poco más y me hubiera encontrado." Murmuró la pequeña y dando una sonrisa, añadió. "Que poco deseo tiene de encontrar a su hermano mayor."
Si la joven hubiera deseado o al menos buscado con atención en la mansión, queriendo encontrar, aunque sea una pista sobre el dueño, una puerta se hubiera abierto llevándola a este lugar, que sin duda la sorprendería.
Luego en este gran lugar encontraría la respuesta o sería mejor decir que ella, le daría todas las respuestas a su pequeña cuñada.
Al final, su cuñada no buscó con toda su atención y eso significaba que no deseaba la respuesta en este punto.
"¿Cuándo será el momento en que nos conozcamos?" Preguntó la pequeña y riéndose, para sí mismo, su cuerpo se difuminó y desapareció.
Sin embargo, en un cuadro cercano, de un hombre delante de un trono, una pequeña que era parte de una existencia primordial, se mantuvo en el cuadro, sonriendo con calma.
Esperando hasta que su momento llegara.
*Fin del Volumen 2: Necesidad*
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