บท 64: La atmósfera esplendorosa fue opacado por su padre
Los pétalos rojos seguían levitando.
Lou ante el pensamiento de querer abrazarla, sólo pudo empuñar sus manos ante el enigma de su propio pensamiento.
Mey quien seguía mirando con asombro el acto impredecible de Lou, tímidamente ladeo su cara hacia su derecha. Ya se sentía aliviada y relajada. Pensó fugazmente que Lou era cómo su medicina ideal para tranquilizarla.
- G-Gracias...en serio mu-muchas gracias. - dijo ella radiando una felicidad en sus ojos.
Sus ojos se cristalizaron y unas lágrimas se le escaparon.
Esta vez eran lágrimas de felicidad ante un regocijo que la envolvió completamente. Ella sentía una sensación de ser complacida; sentirse tan bien que a la vez un temor salía a flote al ser feliz por el ser alienígena.
Por una extraña razón, ella temía encariñarse con Lou. Saber que era otra especie; un ser superior y de otro mundo le hacía entrar en su conciencia que sería realmente imposible que una humana y un alíen pudieran formar un amor...
Ella solo se dijo en su interior: "Mey, estas pensando demasiado." Sin embargo, el futuro de Mey junto a este ser enigmático apenas estaba empezando.
Enseguida, Lou se percató que Mey volvía a sollozar.
- E-Estas llorando... - dijo él con un tono preocupado.
Ese titubeo en la voz de Lou, hizo que Mey se cubriera su boca para no soltar una pequeña risa ante los ojos parpadeantes de él. Ella se limpio las lágrimas y sin dejar de sonreír, respondió: - Aah...si. Pero lloro de felicidad. Estoy feliz Lou...
Sus ojos de ellas tenían ese brillo de antes. Se sonrojo al admitir delante de él que estaba emocionada y conmovida por las palabras de aliento de Lou.
Entonces Lou con cierta confusión de su parte, expresó: - Esto lo creé...para ti.
En la manera como sonaron sus palabras, fueron suaves y armonioso para el sentido auditivo de Mey.
Su corazón nuevamente se le aceleró. Ella creía que este hombre la mataría de un ataque súbito a su pobre corazón.
<<¿Acaso él sabe lo que está diciendo? ¿Entiende el sentido que le está dando a sus propias palabras? ¡Santo cielo! ¿Por qué mi corazón se vuelca solo por escuchar su tono de voz?>>, se preguntó ella, sintiéndose hundida en un mar de emociones que no podía controlar al mismo tiempo que sus mejillas se tornaron de color escarlata.
Suspiró furtivamente.
El aroma de los pétalos la envolvían.
- M-Me doy cuenta. Lo veo muy bien Lou.
No importaba el poder misterioso que emanaba Lou. Ella estaba cautivada ante la gran maravilla frente a sus ojos. Mey sólo lo describía como: "Increíblemente extraordinario."
Tampoco podía negar y apartar su vista curiosa sobre el cuerpo de Lou. Tenía un aspecto más y más atractivo que antes. Sin duda la camisa blanca estaba muy ceñida en el torso de él.
Pero entonces, recordó lo sucedido de anoche. Quería saber qué pasó realmente, sin embargo, se dijo a si misma que no era momento. No por ahora, sí o no lo había besado. Aparte Lou no había mencionado nada sobre la mañana bochornosa.
Al recordar la imagen del rostro colorado de Lou y su enorme erección, Mey se puso como un tomate.
Sacudió su cabeza para borrar esa imagen de su mente.
Mientras tanto, Lou miraba detenidamente a la chica que emana una alegría esplendorosa.
<<Está feliz...su estado de ánimo se incremento. Su cara esta roja, ¿a qué se debe?>>, analizó Lou con determinación.
Enseguida, el campo de energía que ejercía sobre ellos recibió una alerta. Con la percepción extrasensorial de Lou; él se percató que alguien se acercaba al jardín.
Mey notó como los párpados de Lou se cerraron. Y entonces, lo que captó al mismo tiempo fue que el pendiente de Lou, destello en un flash.
De inmediato, todos los pétalos de rosas se dirigieron velozmente a su mismo sitio. Es decir, que los pétalos regresaron a su estado normal. Siendo esas rosas rojas, bellas y resplandecientes. Sin ningún daño.
Mey estaba en shock al atisbar que los pétalos dejaron de levitar. Lou abrió sus ojos y al mismo tiempo el círculo invisible de su magnético poder, se esfumó.
En un vaivén, todo regresó a la normalidad, como si nada hubiera pasado.
- ¿Q-Qué pasa...Lou?. - preguntó ella con el ceño fruncido, incapaz de digerir lo que sus ojos captaron.
Todo había quedó en un profundo silencio.
<<¿Eeeh? Pero qué pasa. ¿Qué sucede con esta tensión que se formó? N-No me gusta...>>, se preguntó confundida mientras seguía esperando por una respuesta de Lou.
Pero éste, irguió su cuerpo de una manera muy formal que exaltó a Mey.
Lou: - Alguien...se acerca. - murmuró.
Enseguida se giro al frente como todo un hombre recatado.
Mey pasó saliva ante lo que mencionó Lou. Se puso nerviosa, creyendo que Lou se había expuesto de más.
Sin embargo, Lou cómo un ser omnipotente, percibió aquel humano que tuvo intenciones de acercarse al jardín antes de cruzar la puerta trasera.
Mey impaciente, decidió no mirar al frente y se dirigió a sentarse en la banca que se encontraba cerca de un tramo de girasoles. Se limpió su cara y puso su expresión más neutral que podía.
Por otro parte, Lou no se movió de su posición. Tenía su misma expresión inmutable.
En cuestión de segundos, quien se acercaba era el padre de Mey. Con una expresión y una aura fría.
Sin preámbulo, el Señor Franco, se postró delante de Lou. Ni siquiera le intimidó la altura de éste. Sus ojos verdosos, miraron inquisitivamente a Lou.
- Tú...¿Quién eres?. - preguntó el Señor Franco, áspero y sin rodeos.
La atmósfera afectuosa y agradable, se desvaneció ante la presencia del padre de Mey.
Ella de inmediato se levantó y se dirigió a ellos; colocándose al lado de Lou.
Mey vio a su padre con una expresión despectiva. Lo que menos quería era un interrogatorio sobre Lou.
Lou puso atención en las palabras secas del humano que tenía enfrente. Él lo analizó y obtuvo el 60% de parentesco del Señor Franco con Mey. Claro, para un ser alienígena no era difícil comprender un árbol genealógico ya que ellos se regían por lo mismo aunque el proceso era distinto.
- Soy Lou, est---
- Padre, ¿qué quieres?. - interrumpió Mey con asperidad.
Decidió interferir para que Lou no dijera algo extraño y menos que él, se viera envuelto en sus asuntos familiares.
Sabía que estaba siendo áspera y fría pero cómo podría ser amable con su padre después de aquella discusión. Cómo podría olvidar aquellas palabras llenas de desdén. El padre "amoroso" y respetado para Mey, no existía más.
El Señor Franco, desinteresado de su hija, ni siquiera la miró.
- No te estoy preguntado a ti. Le hablo a éste. ¿Acaso es tu novio e intentas ocultarlo? ¿O lo estás utilizando para darle celos a Isaac?. - inquirió el Señor Franco, sin apartar la vista de Lou.
Mey apretó su mandíbula, irritada al escuchar esa especulación de su padre.
En un instante, ella no entendió por qué su mismo padre era más duro y áspero. Siempre le tenía respeto a su padre, sin importar su actitud grosera y como ella fuera de rebelde, en ocasiones. Pero oír tal barbaridad, no quería quedarse callada.
<<Aquella noche me aguante las ganas de replicar pero ahora, ya no más...>>
- Eso no te incumbe. ¿No me digas que tu querida hija Wendy se va a sentir mal? Quieres mantener esa relación "pulcra" y conveniente con tu yerno Isaac. Claro, no puedes tolerar que tu reputación se vea manchada. - pronunció Mey, sin titubeos y con esa pizca de sarcasmo en sus palabras.
El Señor Franco, solo pudo empuñar sus manos ante esa declaración.
Mey: - Vámonos Lou. - espetó. Lou asintió.
Ella no quería armar un escándalo y tampoco quería caer en la provocación de su propio padre. Ella pensó que si se quedaba más tiempo, explotaria de rabia y su lado rebelde sería expuesto.
Sin embargo, su padre no estaba dispuesto a dejarla ir.
- ¡Eres una malcriada! No recuerdo criar una hija como tú. - desdeño el Señor Franco.
Mey, quien había avanzado unos pasos, se detuvo. Le causó aflicción de nuevo escuchar esas palabras; qué la tratará como una desconocida.
Decidió continuar su marcha pero al escuchar lo que dijo su padre a continuación, fue suficiente para que su coraje saliera a flote.
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