Un absurdo poder que aparentemente podía desintegrar cualquier cosa, ni siquiera Reinhard sería capaz de soportar un golpe así. Aun si lograba aferrarse a la vida, si quedaba incapacitado, esa batalla no podría continuar.
_Reinhard: Entiendo, acepto.
Sin embargo, contrario a la disputa interna de Subaru, Reinhard aceptó la condición fácilmente. Aturdido, Subaru vio a Regulus asentir con aprobación.
_Regulus: Una sabia epifanía, por lo que veo. Tienes mi respeto. Aunque seas un enemigo que trató de matar a mis esposas, por lo menos pareces tener un mínimo de humildad humana.
_Subaru: Usando rehenes, incluso siendo invencible y ni siquiera cree que está haciendo algo malo…
Regulus y sus palabras, floridas y melosas, eran evidentemente desagradables. Sin embargo, parecía que Regulus no escuchó el desprecio de Subaru, ya que mantuvo su mano en el cuello de Emilia mientras giraba su mano derecha hacia Reinhard.
_Subaru: Re-Reinhard… ¿qué es lo que estás pensando?
_Reinhard: Subaru, como prometimos. Mis carencias, encontrarás un modo de compensarlas, ¿verdad?
_Subaru: No seas tan negativo…
"Incluso la batalla más dura se puede ganar", esa era la respuesta que Subaru esperaba oír. Pero, antes de que tuviera tiempo para responder, Regulus movió su brazo hacia Reinhard.
No lo pudo ver. Las puntas de sus dedos cortaron el aire, como si hubiera lanzado algo a Reinhard, Sin embargo, el proyectil era invisible. Ese ataque bien pudo haber sido algo como una Mano Oculta.
Si esa suposición era cierta o no, era algo que quedó sin respuesta.
_Reinhard: …
La silueta de Reinhard, que había estado de pie frente a Subaru, colapsó mientras su sangre brotaba.
El ahora biseccionado cuerpo de Reinhard cayó al suelo, como si hubiera sido cortado en diagonal, completamente ausente de su usual apariencia refinada.
_Subaru: ¿Eh—?
Una gran cantidad de sangre salía del cadáver de Reinhard, tiñendo la alfombra, de por sí carmesí, de un rojo mucho más oscuro. Su cuerpo temblaba como un resorte, convulsionando en agonía.
Finalmente, llegó el momento en que incluso esos movimientos pararon, el cuerpo que yacía allí estaba verdaderamente muerto.
Ésta fue la muerte definitiva de Reinhard van Astrea.
_Regulus: Sin importar cómo sea una persona, a todos les llega la muerte de manera abrupta y decepcionante. Aquellos que alcanzaron grandes cosas, aquellos que cometieron terribles pecados… la muerte los trata por igual, robándoles la vida de la misma forma. En este terriblemente injusto mundo, ésta es una de las pocas partes de la vida verdaderamente justas.
Habiendo matado a Reinhard con sólo un movimiento de su brazo, Regulus simplemente sacudió la cabeza.
El asesino tenía una mirada serena, como si todo eso no tuviera nada que ver con sus acciones.
_Regulus: Precisamente porque los vivos saben que el final va a llegar de una forma u otra, no deberían buscar demasiada felicidad mientras viven. Por tanto, estoy extremadamente satisfecho con mi pequeño umbral de felicidad. Aunque soy Codicia, es sólo porque siempre estoy con ganas de apreciar lo que tengo y lo que tendré. Si no estuviera satisfecho con la cantidad que tengo, nunca sería feliz en mi vida. Pero, afortunadamente, nací con un don único. La sensatez para encontrar satisfacción en los placeres simples.
Llevándose el brazo que había matado a Reinhard cerca de su pecho, Regulus comenzó a reír.
Entonces—
_Regulus: Mi satisfecho ser quisiera saber, ¿moriste satisfactoriamente? Si es así, felicitaciones por morir. Si no, entonces mis condolencias.
_Subaru: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAUGHHH!!
Antes incluso de que el eco de las ridículas palabras de Regulus se hubiera desvanecido, Subaru saltó a la acción con un rugido.
Agarró una silla y la lanzó contra Regulus. Ante ese proyectil, Regulus dio un simple manotazo, haciéndolo a un lado como si de un insecto se tratara. Decir que el impacto partió la silla habría sido una subestimación. Regulus puso cara de desagrado.
_Regulus: En comparación a aquel elegante, en verdad eres ruidoso y bruto.
_Subaru: ¡Ocurre que ser un caballero sin una pizca de caballerosidad es mi especialidad!
Pisando la alfombra manchada con la sangre de Reinhard, Subaru se llevó una mano detrás, desancló el látigo de la cintura y dirigió su punto hacia Regulus.
En respuesta, Regulus simplemente hizo el acto de apretar su agarre en el cuello de Emilia mientras la levantaba.
_Regulus: ¿Es que tienes los ojos de adorno? ¿No ves que tengo una rehén?
_???: —Me parece muy raro esto. Según lo que prometiste, ya deberías haber liberado a las rehenes.
_Regulus: —¡¿Gh?!
En el instante en que escuchó ese sonido, el rostro de Regulus se llenó de horror.
Apartando su mirada lejos del centro de la catedral, Subaru vio una silueta esbelta manchada de sangre, y su garganta se cerró del shock.
_Regulus: ¡¿Qu—?!
_Reinhard: —La Protección Divina del Fénix.
Con brevedad, Reinhard respondió al tambaleante Regulus y tres siluetas se movieron a la vez.
Subaru saltó hacia el altar, usando su látigo para poner a una mujer de pelo rubio a salvo.
Aunque seguía siendo ahorcada, Emilia pateó su espada de hielo hacia Reinhard.
Reinhard, quien saltó rápidamente, atrapó la espada y la apuntó hacia Regulus.
Con ninguna mujer en su línea de fuego, el portador de la espada no dudó.
En el siguiente instante, se hizo el silencio; y una brillante luz azul acompañó la onda de choque que se tragó la catedral.