Me levanté temprano el miércoles por la mañana con dolor de cabeza y bastante confundida. Cuando abrí mis ojos, lo primero que vi fue el rostro de Edward, fue así que me di cuenta de que estaba durmiendo a su lado en mi cama, estaba entre sus brazos y con la cabeza recostada en su pecho.
— Buenos días. — dijo en cuanto nuestras miradas se cruzaron.
— Buenos días cariño. — respondí antes de besar sus labios. — ¿Qué pasó ayer por la noche luego de que me detuviste?, ¿Cómo llegué aquí? No puedo recordar nada
— Después de que te trajimos de vuelta aquí, te sedamos a la fuerza y en cuanto te dormiste Alice te puso la pijama antes de traerte a la cama y recostarte junto a mí.
— Oh, ya veo. Gracias por ayudarme, estaba fuera de mis casillas en ese momento y no sé cómo hubiera terminado todo si ustedes no hubieran llegado a mi rescate.
— No tienes que agradecerme Lizzy, — dijo besando mi cabeza — hice lo que tenía que hacer por mi chica.
— Entonces… ¿Dónde está Alice? — dije incorporándome mientras recorría mi cuarto con la mirada, estaba hecho un completo desastre.
— Está en casa.
— ¡¿Qué diablos pasó aquí?!
— Ah sí, respecto a eso… No fue fácil luchar contigo hasta lograr sedarte. Alice quedó exhausta después de eso.
— ¡Soy un monstruo! — dije cubriéndome el rostro con las manos.
— Sí, pero eres uno muy lindo — dijo riendo mientras me abrazaba de nuevo — mi pequeño dragón…
— Edward…
— ¿Sí, Lizzy?
— Creo que voy… creo que voy a… — dije poniéndome de pie repentinamente mientras me dirigía al baño con rapidez.
— ¿Qué ocurre?
En cuanto llegué al baño, luego de cerrar la puerta de golpe tras de mí, vomité toda la sangre que había ingerido el día anterior en una horrible escena sangrienta que parecía sacada de una película de terror. Cuando terminé, cepille mis dientes arduamente hasta eliminar de mi boca por completo el sabor a sangre antes de abrir la puerta para reunirme de nuevo con mi novio.
— ¡¿Qué acaba de pasar Elizabeth?!
— Yo… creo que vomité toda la sangre que ingerí ayer.
— ¿Qué? Pero… ¿Por qué?
— La verdad no tengo idea. Pero, de hecho, ahora mismo estoy hambrienta pero no de sangre si no… De comida de humanos.
— Trata de levantar tu cama.
— ¿Qué?
— Lo hiciste ayer sin dificultad alguna, quiero ver si puedes hacerlo de nuevo. — dijo y luego yo intenté hacer lo que me había solicitado pero apenas y pude levantarla un par de centímetros y con dificultad, pesaba demasiado para mí.
— Acércate.
— De acuerdo. — dije acercándome lo suficiente.
— Imposible…
— ¿Qué?
— ¡Eres humana de nuevo!
— ¡¿Qué?! ¿Cómo es eso posible?
— No tengo ni la menor idea… Pero debemos llamar a Alice ahora mismo.