El transcurso del camino estuvo lleno de un silencio abrumador y sofocante, al principio estaba reacia de estar a su lado pero ahora en verdad parecía estar ayudándome. ¿Qué era lo que le había hecho cambiar así?
- Ya casi llegamos, pero creo que es mejor que sigas cubriéndote en caso de que nos estén acechando. - Hablo y yo continúe escondiéndome bajo la manta.
De un momento a otro el camino se volvió turbulento, en algunas ocasiones me pegue con la parte interna de la puerta. La velocidad disminuyó y hasta que aparcó el auto hice un hueco para respirar adecuadamente porque me encontraba sofocada.
- Baja mientras te cubres con la manta. - Me dijo una vez que salió del auto.
Abrí la puerta y caminé tras él mirando alrededor. Estábamos en una casa algo vieja ubicada en un espeso bosque, resultaba algo tétrico, desconfíe un poco de él pero un perro salió moviendo la cola de la casa para darle la bienvenida.
"Una mala persona no puede ser tratada bien por los animales"
Pensé y caminé rápidamente hasta entrar y cerrar la puerta tras de mi. Quite la manta de mi cabeza y la deje en un sofá, camine mientras miraba con atención la decoración de la casa.
- ¿Estas herida? - Me preguntó quitándose los lentes revelando unos ojos cafés claro.
- No, solo estoy sucia por haberme arrastrado por un conducto. - Respondí sacudiendo mi ropa algo apenada.
- Te daré una muda de ropa limpia para que te cambies. - Caminó a través de un pasillo y al notar que no lo seguía me hizo una seña.
- Puedes quedarte aquí. Dentro de ese armario encontraras ropa, usa lo que te quede. Prepararé algo para que comas. -
Me quedé sola en la habitación, hacia algo de frío, caminé hacia la ventana pero casi no se veía nada, los árboles impedían que la luz entrara por completo a la habitación. Abrí el armario y busque algo que pudiera usar. Afortunadamente encontré un jean algo viejo y una sudadera bastante cálida. Me cambié y deje mi polvorienta ropa en la cama.
- ¿Terminaste? - Me preguntó mientras colocaba un par de sándwiches en un comedor bastante modesto.
- Gracias. - Me senté y él no tardó en poner un vaso con jugo de manzana frente a mi.
- Come. En un rato saldré para ver como están las cosas en la ciudad y en tu vecindario. - Le dio un bocado generoso a su comida.
Me moví inquieta en mi lugar, miré el sándwich en mi plato, era sencillo pero lucia apetitoso. Lo agarré con mis dos manos y comencé a comer. Sentí que me miraba cada cierto tiempo pero yo estaba centrada en alimentarme.
- Bebe algo. - Indico con su mirada el vaso y yo le hice caso. El dulce sabor de la manzana se expandió por todo mi paladar haciendo que me lo bebiera de una.
- Gracias por la comida. - Limpie con mi manga mi boca, él se levantó y recogió los platos.
- ¿Por qué me ayudaste? - Cuestioné mirándolo de espaldas.
- Mía me dijo que te protegiera. - Habló después de unos segundos mientras abría el grifo para lavar los utensilios sucios.
- ¿Conociste a mi mamá? - Sus manos se detuvieron pero no tardaron mucho en continuar haciendo su labor.
- Éramos amigos de la infancia. -
- Pero tu estuviste en el accidente donde ella murió. ¿Esa era la manera de cuidar a tu amiga? - Mi comentario lleno de reproche y sarcasmo surgió de la nada, estaba molesta.
- No es así. -
- ¿Entonces como es? - Apreté mis puños con toda mi fuerza.
- Yo le advertí que no debía ir, pero ella no me hizo caso. Cuando llegue eso ya había pasado. - Cerró el grifo y caminó hacia mi mientras se secaba sus manos en su ropa.
- En verdad que intenté protegerla, pero ella seguía insistiendo en reunirse con ese tipo. Al final ellos terminaron interpretando que estaba huyendo y decidieron interceptarla pero lo único que causaron fue ese maldito accidente. - Se recargo sobre el respaldo de la silla mientras cerraba los ojos con fuerza.
- ¿Trabajas con ellos? -
- Trabajé un tiempo para esos bastardos. Me infiltre en esa maldita organización para protegerla pero ella me ignoró. - Sus manos se aferraron con fuerza a la silla.
- ¿Conoces a la persona que líder "The rose"? - Trague algo de saliva al ver su mirada llena de rencor e ira.
- No es una persona a la cual quieras conocer. - Contestó con hostilidad.
- Es la persona que quiere matarme, y que mató a mi madre. -
- ¿Qué? - Su ceño se frunció y me observó confundido.
- Lo que escuchaste. -
- Mía no - Negó con la cabeza.
- Ella no murió. - Mi cuerpo se estremeció y me levanté abruptamente acercándome a él.
- ¿Mi madre esta viva? ¿Donde? ¡¿Donde esta?! - Sujete su playera con fuerza mientras mi cuerpo temblaba.
- ¿Realmente no lo sabes? - Me tomó de los hombros y alejó preocupado.
- Se supone que ella regresó contigo unos días después del accidente. Estoy seguro que ese día le di dinero para que fuera a tu casa. Yo la vi subirse al autobús. Me dijo que iría a ti para decirte el lugar al cual se iría. -
- Ella jamás regresó a casa. - Mi garganta se quebró.
- ¡Maldición! - Pasó su mano por todo su rostro mientras caminaba en la cocina.
- ¡¿A donde diablos fuiste?! - Golpeó la pared haciendo que yo me asustará y retrocediera.
- Lo siento. - Se disculpó al ver que su actitud me estaba haciendo temerle.
- ¿Entonces solo tengo que buscarla? - Pregunté mientras las lagrimas caían una tras otra.
- Perdóname, no debí dejarla sola. Debí suponer que volvería a huir. - Palmeó mi hombro torpemente, intentando consolarme.
- Mamá esta bien. - Sollocé recargando mi frente en su pecho.
- La encontraré, lo prometo. - Continuó golpeando mi hombro de manera brusca.
- Pero primero debemos deshacernos de esos bastardos. -