--- SASHA ---
En verdad todo esto estaba siendo muy difícil para todos y justo ahora los había decepcionado. Miré fijamente la hoja reconstruida con cinta que tenia alguna que otra mancha negra. Me senté y recargue en la cabecera de la cama tratando de despertar por completo, mi cabeza comenzaba a doler y me sentía cansada.
- Voy a pasar. - Mi espalda se irguió inmediatamente tras escuchar la voz grave que tanto me gustaba.
- Traje algo de comer y jugo para que tomes. - Entró con dificultades sosteniendo una bandeja.
- Deja ayudarte. - Arrojé las sabanas lejos e intente ponerme de pie pero un ligero mareo hizo que cayera sentada en el colchón.
- No te levantes. - Louis se preocupo y se apresuró a dejar la bandeja en el escritorio para después correr hacia mi para verificar mi condición.
- Solo fue un mareo. - Traté de tranquilizarlo, su mano se detuvo y me miró ferozmente.
- No estas bien. Tus mejillas siempre estaban ligeramente rojas pero ahora no tienen ni una gota de color. Recuéstate. - Ordenó y yo acepté a regañadientes. Me ayudó a sentarme y a arroparme.
- Come. - Se levantó por el plato y el vaso de comida. Traté de protestar y negarme a comer porque no tenía hambre pero al ver lo cansado que se veía me sentí culpable.
- ¿Ya comiste? - Pregunté mientras aceptaba que me diera un poco de sopa, su mano se detuvo y desvió la mirada.
- Come conmigo. - Tomé la cuchara de sus manos y comencé a alimentarnos alternadamente.
- ¿Cómo te sientes? - Me dio un ligero vistazo en lo que colocaba los platos en el escritorio.
- Un poco cansada. - Respondí con voz apagada recargándome en mi almohada.
- Descansa otro rato más. - Acarició mi mejilla mientras me veía con detenimiento, su toque era tan delicado como si temiera que me hiciera daño.
- Lo siento. - Miré esos ojos color miel que temblaron al escuchar mi disculpa.
- Lamento haberte preocupado, y el haber pensado egoístamente. - Mi mirada se desvió hacia la hoja de papel con aquellas opciones que había considerado "lo mejor para todos".
- Tu me pediste que podía decirte cualquier cosa, pero, ¿acaso no puedes confiar en mi? - La manera en que me veía era difícil de descifrar.
- Por favor ponte en mi lugar. ¿Qué harías si yo hubiera hecho lo mismo? - Tomó mi mano y se la llevo a la mejilla.
- Confía en mí, puedes usarme si quieres. Haré lo que sea por ti. - Besó la palma de mi mano en donde se encontraba una cicatriz, su actuar hizo que un cosquilleo se expandiera por todo mi cuerpo.
- Tengo miedo de que les pase algo por mi culpa. - Susurré con algo de pesar.
- No pasará nada, estamos juntos en esto. Todos queremos estar a tu lado, es nuestra decisión quedarnos pase lo que pase. Enfrentaremos las consecuencias juntos. - Besó con delicadeza mis nudillos.
- Mi mamá trató de enfrentarlos, yo ignoré las cosas que eran sospechosas. Si no fuera por mi, si yo le hubiese dicho. - Mi voz se quebró pero ya no tenía más lágrimas para derramar.
- No podemos culparnos por cosas que ya pasaron, aún eras pequeña como para saber y comprender lo que en realidad estaba pasando. - Con su otra mano volvió a acariciar mis mejillas y mis ojos que sintieron algo de alivio al sentir el frio de sus dedos.
- Yo quiero decirles todo, no quiero volver a equivocarme y a alejarlos nuevamente. Soy afortunada de tenerlos conmigo. - Tomé sus manos y cubrí mis ojos con ellas.
- No creo, por lo contrario, pienso que somos afortunados de tenerte. - Sentí que el colchón se hundía un poco por donde yo estaba pero no podía ver nada.
Sentí un aroma familiar cerca de mí, era algo tranquilizador y embriagante a la vez. Un cosquilleo invadió mis labios y pronto la sensación de cercanía de Louis causó una ligera expectación en mi pecho.
- ¿Vas a hacerlo o no? - Quite sus manos de mis ojos y lo miré con algo de frustración.
- ¿Lo haré, o no? - Sonrió mientras acortaba la distancia.
- Tal vez no. - Dijo después de que casi roza mis labios.
Mi entrecejo se arrugó enojada, parecía que él quería seguir jugando. Deslicé mi mano sobre su pecho y ascendió hasta rodear su cuello, Sujeté la parte trasera de su nuca y sonreí al ver su rostro lleno de sorpresa.
- Tu empezaste. - Sonreí ligeramente mientras contemplaba a este hombre tan maravilloso.
- No creo que debamos hacer esto. Tengo que bajar, ellos me están esperando. - Murmuró poco convencido de sus palabras y sin alejarse de mí.
- Solo será un momento. - Lo acerqué a mi y probé nuevamente lo encantador que era Louis.
- ¡Dale el té y que se duerma! - Escuchamos un grito proveniente de las escaleras.
Los dos despertamos del dulce encantamiento en el que nos encontrábamos. No supe en que momento terminé recostada sobre la cama con él a escasos milímetros sobre mí, una de sus manos sujetaba con fuerza mi cadera.
- A dormir. - Besó mi frente y se quitó de encima, ordenó las cobijas y me cubrió mientras sonreía.
- Voy a pasar. - Ashley entró a la habitación junto con Joseph que cargaba un par de tazas con un liquido humeando.
- Tomen esto. - Joseph nos dio una taza para después soplar sus manos que se encontraban algo rojas por el calor del té.
- Todos se van a quedar hoy aquí. Pueden dormir de una vez, mañana hablaremos. - Ashley aún estaba algo seria pero se veía mejor.
- Mañana vamos a ir a la empresa para terminar todo aquello que requiera nuestra presencia, y después nos venimos aquí con el trabajo que se pueda hacer desde aquí. - Joseph sonrió colocando una de sus manos en el hombro de Ash.
- Será un día largo. Es mejor que vayamos a dormir. - Ashley tomó la mano de el menor de los Truswell que lucía encantado por su demostración de afecto.
- ¿Dónde me voy a quedar yo? - Louis preguntó dejando la taza en la mesita de noche después de daré un sorbo.
- Aquí. - Dije y la pareja que estaba en la entrada asintió con una sonrisa.
- Cierren la puerta, nos aseguramos de tardarnos lo suficiente. - Sonrió Joseph mientras huían de la habitación.
Louis y yo nos quedamos en silencio, sentí que hacia un poco de calor en la habitación, posiblemente era por el té que estábamos bebiendo.