Una vez que aterrizamos tomamos las maletas y nos dirigimos a la salida en donde nos esperaba un taxi, durante el camino a casa estuvo todo tranquilo, lo único que sonaba era la radio que se encargaba de avisarnos que la temporada de huracanes comenzaría y por lo tanto las lluvias serían más seguidas, al llegar a la casa de los padres de Ashley vimos que su auto no estaba.
- Llegan más tarde.- Mi amiga al parecer me leyó la mente, asenti y entré a el cuarto siguiéndole.
- Pónganse un abrigo.- Dijo Alex acercándose.
- ¿Para?.- Dije colocando la maleta en una esquina.
- Vamos a ir al hospital... Ya lo habíamos dicho.- Ashley abrió su clóset y sacó dos abrigos, me dio uno, me quite la chaqueta que tenía puesta y use lo que me dió.
- El clima está un poco...- Dije viendo el cielo nublado.
- Aún si llueve iremos.- Sentenció mi amiga, levanté las manos como señal de rendición.
- ¿Nos llevamos tu auto Ash?.- Gritó Mateo desde la planta de abajo.
- Sí.- Dijimos a coro bajando las escaleras.
- Los veo fuera.- Mateo salió con las llaves en la mano.
- Vamos.- Alex salió de la cocina con una manzana en la mano.
Caminé hacia la puerta y nos marchamos hacia el hospital más cercano.
- Tienes que decirle todos tus síntomas al doctor, habla de lo mucho que trabajas y que no descansas lo que deberías...-
- Si...- Dije sin más para que no se preocuparan.
- La cita ya está hecha, la hice en cuanto llegamos a el aeropuerto.-
- Muy buen trabajo Matt.- Dijo Ash sentándose cerca de mí.
Al llegar al hospital Mateo logró conseguir un buen lugar para estacionarse, yo quería entrar en lo que ellos se ponían de acuerdo en quien debía pagar el parquímetro pero me detuvieron y al final fue Alex quien tuvo que ir a poner las monedas. Una vez saldadas las cuentas fuimos directamente a el consultorio porque ya casi era mi turno, justo cuando llegamos encontramos a el doctor despidiendo a un paciente.
- ¿Quién es la señorita Sasha Aráoz?.- Dijo por fin el doctor con voz tranquila y suave.
- Eh... es ella.- Dijo Ash admirando el atractivo rostro del doctor.
- Pasé.- Dijo haciendo un ademán con su mano, le di mi celular a Ash y entré, el doctor cerró la puerta y se paró al lado de una camilla. - Hola, soy el Dr. Sáenz. Dígame qué le pasa.- Me señaló que me sentará en ella así que lo hice.
- Un placer.- Me quité el abrigo al ver qué estaba tomando su estetoscopio para verificar mis latidos. - Últimamente me he estado desmayando, se me nubla la vista y dejo de escuchar lo que pasa a mí alrededor.-
- ¿Ha estado bajo mucho estrés?.- Dijo guardando silencio para oír mis latidos mejor.
- Sí, he tenido algo de trabajo.-
- ¿Come bien?.- Caminó a su escritorio y escribió algo en la computadora.
- Si... bueno suelo perder el apetito últimamente, he estado comiendo solo porque mi amiga me hace comer.- Dije con sinceridad.
-¿Tiene problemas familiares o de algún otro tipo que le afecten emocionalmente?.- Dijo mientras revisaba mi presión arterial.
- Si, las cosas no han estado bien en estos días.- Suspire viendo como se retiraba a escribir nuevamente a su computadora.
- Ya veo... Por favor suba a la báscula..-
Me baje de la camilla y fui hasta la báscula en donde me midió y peso.
- El peso está un poco bajo para una mujer de 25 años.- Dijo viendo su computadora. - Tomé asiento. ¿Tiene algún padecimiento del corazón, diabetes..? Puede ser de cualquier tipo.-
- Sí, he estado tomando medicamentos para tratar la ansiedad.-
- Ya veo. ¿Cómo se siente al tomar esos medicamentos?.-
- Un poco cansada y con sueño.-
- ¿Padece de depresión?.-
- No, pero me dijeron que podría tenerla si no me cuidaba y recibía tratamiento.-
- Entiendo.- Estuvo un rato en su computadora y después de un rato imprimió unas cosas. - Bien, el cansancio y el sueño es normal que los sienta con los medicamentos porque son unos de los efectos que causan. En cuanto a los desmayos no son normales, voy a hacerle unos exámenes para revisar su corazón, quiero asegurarme que no sea un problema cardiovascular.-
- ¿Son graves?.- Dije viendo su rostro con atención.
- No, estoy seguro de que son causados por el estrés que ha estado sufriendo, deberá cuidar su alimentación y debe procurar tener tres comidas al día. También deberá guardar reposo, nada de trabajo ni de hacer corajes. Padece de una anemia que afortunadamente va comenzando, con lo que le dije es probable que mejoré en unas semanas.-
- Gracias.- Dije más tranquila.
- Ahora, sígame le haré unos exámenes para descartar cualquier problema con su corazón.- Salí del consultorio junto con el doctor, mis amigos se levantaron pero les dije que se quedarán.
Pocos metros después entramos a una habitación en donde me recostaron en una cama y colocaron unos lentes extraños, sentí que la cama se movía pero no dije nada, después de unos minutos la cama se volvió a mover y me quitaron los lentes.
- Los exámenes estarán listos mañana, necesito que venga para que veamos que no hay nada malo. - Asentí y caminamos juntos de regreso a su consultorio. - Estos son los medicamentos, vitaminas y suplementos que deberá consumir, ahí viene por cuánto tiempo y cada cuánto deberá tomarlos. Procure ser constante, así mejorará con rapidez. ¿Mañana está libre por la tarde?.-
- Si.-
- Puede venir directamente al consultorio, no necesita cita. Pase a recepción para pagar y después a farmacia para recoger los medicamentos.-
- Gracias doctor.- Dije despidiendo él, salí del consultorio y fui directamente hacia mis amigos.
- ¿Qué tienes?.- Dijo Ash preocupada.
- Anemia, pero en unas semanas estaré bien.- Caminamos hacia la recepción.
- Tienes que comer bien, le diré a mi mamá que te cocine algo para que mejores antes.- Dijo Alex tomando mi receta y pagando los gastos del hospital sin siquiera darme oportunidad de decir algo.
- Dime cuánto fue.- Me acerque a él pero solo negó con la cabeza.
- Vamos a farmacia, después vamos a comer algo para que te tomes los medicamentos y por último te vas a descansar.- Alex caminó rápidamente para evitar que le dijera algo.
- No te preocupes Sash te cuidaremos bien.- Dijo Mateo acariciando mi cabello. Sabía que ellos no me dejarían en paz hasta que mejorará, caminé resignada siguiéndoles el paso pensando en lo que ellos me harían comer.