—Hagamos algo divertido los dos.
No entendía a lo que se refería, hasta que me empujó hacia atrás contra el suelo y se subió sobre mí.
—¿Qué haces, Caden? — pregunté nerviosa.
—Quedaste en demostrarme cuánto te gusto, ¿No es así? Ya que estamos aquí, y el ambiente se siente más fluido y calmado entre los dos, ¿Por qué no ir más allá? — sonrió.
—No, eso no. El cuerpo de mi esposo está ahí.
—Ex-esposo. ¿Y eso qué? Deberías mostrarle de lo que se está perdiendo por idiota. Lo que es inservible para él, para mí no tiene que serlo—me abrió la bata y se me quedó viendo por unos instantes—. Tenías todo bien guardado debajo de esta bata, doctora— sus manos acariciaron mis piernas, hasta meter sus manos por debajo del traje.
—Vayamos a otra parte, Caden.
—No, yo quiero hacer las cosas aquí. Le da un toque más emocionante al asunto. Al menos de algo sirvió ese imbécil bueno para nada. Le mostraré cómo se debe tratar a una mujer. Ahora calmada, sólo déjame disfrutar contigo. Al final de cuentas, gracias a ti estuve encerrado en ese lugar sin poder hacer nada. Debes compensarme por eso, ¿Y qué mejor forma que está? Demuéstrame cuánto le gusto y cuánto desea ayudarme.
Quería evitar esto a toda costa. Lo que estaba haciendo era algo sumamente enfermo, pero sabía que si lo provocaba, iba a terminar peor. Traté de no poner resistencia, no quería que pudiera ponerse agresivo.
Me besó, y me dejé llevar por esa atracción; tanto que, no pensé en las consecuencias que esto tendría a la larga. Me usó como quiso, y lo peor de todo es que, no podía sentir arrepentimiento de haber permitido esto. Nadie jamás me había hecho sentir algo igual; y aunque suene enfermizo, creo que incluso esta parte enferma de él, es lo que lo hace ver atractivo y especial ahora.
—Tenemos que limpiar este desastre, doctora. Sería muy malo para ti que descubran el cuerpo de tu esposo aquí. Ayúdame a desaparecerlo.
—Pero ¿Qué haremos?
—Preparar un delicioso platillo juntos, doctora. Tengo mucha hambre, pero la carne cruda solamente, no me quitará el hambre. Hace mucho tiempo no me alimento adecuadamente, y ya que tenemos tanta carne, no se puede desperdiciar. Además de que será más fácil desaparecerlo así. ¿Me ayudará a a cocinar, doctora?
Quería negarme, pero en parte tenía razón. Podría ir a la cárcel si lo encuentran aquí; además de que al haberle pedido el divorcio, hará que sea la primera sospechosa de su desaparición.
—Te ayudaré, Caden.
Esbozó una sonrisa escalofriante.
Dos días después:
Nos fuimos de la casa de mi esposo esa misma noche; dejamos todo limpio e impecable.
A Caden se le ha metido la idea en la cabeza de visitar su antigua casa, pero no hay forma de que permita eso. Ese será el primer lugar donde buscarán, y podrían dar con él.
Lo traje a vivir conmigo a mi casa. A veces siento inseguridad de él. He despertado en la madrugada por esa sensación de que me están mirando, y lo he visto parado al lado de la cama, mirándome fijamente con una mirada escalofriante y una sonrisa siniestra. No sé si pueda soportar esto más.
—Esa casa es lo único que me queda de mi suzy. Es lo más cercano que podré estar de ella y de mi hija.
¿Por qué menciona a Suzy delante de mí?
—Tienes que ayudarme a encontrar a mi hija, doctora. Yo necesito encontrarla y llevarla conmigo.
—Es arriesgado, Caden.
—Tu actitud me está haciendo enfadar— se acercó, y retrocedí—. Ni tú ni nadie puede impedirme que busque a mi hija.
—Yo no quiero impedirlo, lo que quiero impedir es de que vayas a tu antigua casa. No hay nada que buscar ahí. Ese será el primer lugar en que la policía irá a buscarte.
—Me llevarás, y no se discute— me miró molesto, y bajé la cabeza.
—Está bien, Caden.
Emily
Kevin salió esta mañana a la casa de su mamá para buscar una que otra cosa que se le quedó. No quise acompañarlo porque necesitaba estar sola y pensar claramente en el plan perfecto para poder infiltrarme. Mientras él está aquí, es imposible pensar con claridad. Todo el tiempo está encima de mi, y es desesperante.
Estaba sirviéndome el café, cuando escuché que tocaron la puerta.
¿No me digas que este idiota la cerró con seguro antes de irse?
Caminé con la taza hacia la puerta y la abrí.
—Buenos días, señorita— dejé caer la taza de café al suelo, al ver al oficial que estaba tocando a mi puerta.
Los recuerdos de esa noche invadieron mi mente. Era él, estaba completamente segura de que era él. Jamás podría olvidar su rostro; ese rostro que se ha aparecido en todas mis pesadillas desde esa noche.