Cuando colgué les dije a los demás:
-¡Dani va a venir! ¿Os quedáis? Viene con todo el equipo, seguro que son muchos.-Me senté y mire a los demás.
Todos asintieron sentándose de nuevo, les esperamos unos diez minutos. Como les dije Daniel vino con todo el equipo, el dueño de la heladería tubo que sacar un par de mesas. Daniel le cambio el sitio a Maya que estaba a mi lado derecho, mientras ella decía:
-¡Dan!, siéntate aquí, yo voy a conocer a unos cuantos. ¡Igual ligo!- Daniel se sentó y riéndose le dijo:
-¡Pues cuidado! ¡Algunos muerden!- Se giro y saludo a los chicos, después rodeándome con su brazo me beso, todos empezaron a decir tonterías. Uno de ellos nos dijo:
-¡Dejad algo para cuando estéis solos!- Eso hizo que nos separáramos, después me puse a charlar con todos. A las nueve nos fuimos quedando que a las seis del día siguiente nos veríamos en casa Víctor para terminar el trabajo. Daniel me acompaño a casa y me dijo:
-¡Emi! Ten cuidado con Víctor, me da mala espina, no se llámalo corazonada pero me molesta. Te mira demasiado, creo que le gustas y eso me pone nervioso, no me fio de él.-Le mire divertida sabiendo que tenía razón pero no se lo dije, le dije:
-No voy a estar sola con él pero si te sientes más tranquilo tendré cuidado.- Después nos besamos y quedamos para ese viernes, Daniel no tenia entrenamiento ese día así que vendría a recogerme al instituto.
Ese miércoles a las cinco recogí a mi hermana, la lleve a casa y después de explicarle a mi madre lo del trabajo en grupo, me cambié y a la hora fui a la esquina donde habíamos quedado Maya y yo. Llevaba unos vaqueros y una camisa negra un poco ajustada con el cuello de pico. No lo hice a posta fue lo primero que encontré en el armario, Maya al verme me dijo que era un tanto provocativa. Me prestó su rebeca pero me quedaba pequeña en la parte del pecho y resaltaba más. Se la devolví y al llegar Pablo fuimos a casa Víctor. Llamamos al timbre y nos abrió su madre que nos pidió que la siguiéramos a una salita donde Víctor nos esperaba. Nos sentamos y la mujer nos dijo que si queríamos tomar algo, dijimos que no y empezamos a sacar los resúmenes para el trabajo.
Cuando solo quedaba pegar las imágenes nos dimos cuenta de que nadie había traído el pegamento. Víctor dijo mirándome:
-Creo que arriba tengo uno pero necesito ayuda para buscarlo.- Maya se ofreció pero Pablo dijo:
-¡Espera! Quiero que me ayudes con esto, lo has copiado tú y no entiendo tú letra.- Ella asintió y se quedó, ya solo quedaba yo para ayudarle. Subimos una escalera de caracol de madera, fuimos por un pasillo y al final estaba su habitación. Tenía estanterías llenas de libros, en la pared había un par de posters de fútbol, su cama era de las que tienen cajones debajo del colchón. Abrió uno y me dijo:
-¡Tú busca por ese lado!- Me había señalado el cajón izquierdo, donde habían libros, postales, bolígrafos y de repente encontré unas cartas. En ellas ponía mi nombre y mis apellidos, estaban cerradas. Me giré y le dije:
-¡Víctor! ¿Qué es esto?- Él levanto la cabeza y al verlas sorprendido las cogió y me dijo:
-¡No son nada!- Se estaba poniendo colorado, parecía nervioso como si hubiera visto algo que nunca tuviera que ver. Le mire fijamente y le dije suavemente:
-Llevan mi nombre, ¿Por qué?- Pareció rendirse y me dijo:
-¡Es porque eran para ti! Quería declararme pero pasaron muchas cosas y al final las dejé en ese cajón. No me acordaba donde las había guardado, esperaba poder dártelas algún día pero creo que no es posible ya que no me correspondes.- Le miré, sabía a que se refería y le dije:
-Hubieras tenido posibilidades si no te hubiera visto enrollarte con Verónica en la discoteca y si no hubieras tenido esos cambios de humor tan drásticos.- Él asombrado me dijo:
-Solo lo hice para demostrarle que nada cambiaria aunque ella quisiera, por eso la bese pero no sabía que tú estabas allí. Me dijo Pablo que se lo habías comentado pero que no sabía como te habías enterado. Si lo hubiera sabido ahora tú y yo...…- Se quedó callado pensando en algo, después me dijo:
-¿Si te lo pidiera al menos aceptarías mis sentimientos? ¿Aceptarías las cartas? Una de ellas la escribí este verano.- Me miraba fijamente, no quería pero como iba a negarme a cogérselas. Le dije suavemente:
-¡Vale! Pero no te prometo nada, ya sabes que estoy con Daniel y le quiero pero no te negare mi amistad. Si quieres tiempo lo tendré en cuenta, pero no puedo darte nada más.- Él no dijo nada, se me acercó y me dio las cartas, después mientras buscábamos el pegamento me dijo en un susurro:
-¿Puedo al menos tener un recuerdo? Quiero algo para suavizar mi dolor, ¿me dejarías abrazarte? Solo un momento, ¡Por favor!- Asombrada sin poder responder me vi acorralada entre sus brazos, en silencio, ninguno dijo nada pero sentí como al acercarme él aspiraba fuerte. Levante la cara y le vi casi llorando, eso me descolocó, no sabia que hacer. Víctor me miraba fijamente, al instante sentí sus labios encima de los míos, salí de mi asombro y le dije empujándole:
-¡No, esto no! ¡No lo hagas!-Víctor igual de sorprendido que yo se alejó y dijo:
-¡Dios! ¿Qué he hecho?- Se sentó en la cama apenado y llamándose de todo, le dije un poco alterada:
- ¡Si tu no dices nada y prometes guardar silencio nada cambiará pero no me pidas que me acerque de nuevo, porque no lo haré! Haremos como que esto no ha pasado y espero que nadie lo sepa, por que si alguien se entera no volveré a dirigirte ni siquiera la mirada.- Víctor mudo dijo que si con la cabeza, después bajamos con el pegamento y seguimos con el trabajo. Al irnos a casa Maya me dijo:
-¿Puedo ir a tu casa a cenar?- Extrañada le dije que si pero que tenia que avisar a mi madre y a sus padres. Ella me respondió:
-Los míos ya lo saben, sabia que pasaría algo con Víctor, así que ¿qué ha pasado en su cuarto?- Le comente que se me había declarado y que yo le había dicho que no podía ser, también le conté que le había explicado lo del día de la discoteca y las escusas que me dio pero nada más. Me salté lo del beso y las cartas, no quería que nadie lo supiera, las guarde para mí.
Decidí leerlas cuando Maya se fue a casa un tanto ilusionada al pensar que Víctor se me había declarado. Las mire por encima, Víctor las había ordenado por números. Eran casi imperceptibles, eran del tamaño de una tilde pero me fije y las ordené.
Iba a abrir la primera cuando sonó mi móvil, era Daniel, lo cogí y al oír mí voz Daniel me dijo:
-¿Y, bien? ¿Ha pasado algo?- Me reí un poco y le dije:
-Si y no.-Él espero y dijo al momento:
-¿Qué ha pasado?-Le comenté que se me había declarado y que lo había rechazado. También le comenté que al ser rechazado, no dijo nada más simplemente continuamos con el trabajo. Daniel me dijo:
-Bueno no creo que sea un problema, le has dejado las cosas claras pero por si acaso estate atenta.- Le dije que si y nos despedimos con un "te quiero". Después empecé a abrir las cartas de Víctor, estaban perfumadas, con una letra impecable y al final su firma tan perfecta.